El juego del Rey (realeza imperfecta)

Capitulo 11

Persefóne:

—No es necesario que te lo diga—cruzo su mirada conmigo—Hablaremos despues persefóne.

—¿Que te hace creer que quiero ser tu prometida?—pregunte en voz baja cuando minutos después, la reina se fue dejándome el trono.

—¿Que te hace creer que me quiero casar contigo?—elevo la ceja, miro al frente—Solo lo hago porque es hora de que juegues conmigo.

¿Que? 

Lo observé levantarse de inmediato hice lo mismo, las personas prestaron atención ya me había acostumbrado un poco al ver a toda la multitud desde este lugar, el rey tomo mi mano lentamente hasta conectarlo con la suya.

—cubo de hielo—mumuró en voz baja.

—Ya me tienes apodo?—preguntó neutro—Buenos días es un placer anunciarles que eh escogido a mi prometida después de mucho tiempo.

—¡Que viva!—gritó alguien al fondo seguido de otro.

—No fue fácil hallar a alguien a mi altura como lo es ella—su voz, la manera en la que se expresaba me dejaba asombrada—Mi prometida y yo lamentamos no poder quedarnos en nuestro reino, viajaremos hacia otro reino por asuntos políticos por el cual hoy decreto que por tres días el general Amir y su esposa quedan a cargó del palacio.

Un murmullo comenzó seguido de otro note como Dayan se refugio entre Lorena y Sara, mantuve mi expresión neutra mientras buscaba con la mirada a la chica de cabello de oscuro, quien sonreía como si se hubiera ganado la lotería cuando me miró y conecto su mirada con la mia, lo desvaneció.

Yo no pude evitar soltar una pequeña pero leve sonrisa que no paso desapercibida para ella recordando justamente las palabras que le dije aquel dia, eleve mi rostro con altivez y sostuve levemente la mano del rey quien hizo lo mismo, sentí nuevamente aquella extraña calidez como si estuviera en casa.

Todo había pasado tan rápido, de un momento para otro deje de ser una chica de limpieza para convertirme en la prometida del rey y sabía muy bien que apenas comenzaba el juego del Rey, Dalila me lo había advertido no debí mirarlo aquel día eso no iba a quedarse así y justo ahora el rey estaba comenzando a lanzar sus cartas.

Así como también yo comenzare a lanzar las mías, si este es su juego también se jugar, puedo manejar todas mis cartas con cautela y aunque el rey siempre posea un as bajo la manga la reina posee el comodín, en este momento podía notar las luces rojas donde daban inició al juego macabro que comenzaría.

¿Quien es el rey?

¿Quien es la reina?

No podía quejarme de mi posición en este lugar en primera porque me ayudara como una ventaja para saber sobre los misterios de los halmiton en segunda porque podría ayudar a personas en este lugar y porque tendría una mejor posición para prohibir que Belinda le llegue tocar un solo pelo a Dayan.

Tengo ese instinto sobreprotector con Dayan desde que la vi, no puedo permitir que su cabello castaños se vea manchado por las atrocidades de aquella pelinegra.

La pequeña fiesta para el Rey comenzó sin la presencia de los reyes, frente a nosotros las personas hablaban, bailaban y echaban unas cuantas miradas hacia mi dirección voltee hacia los otros trono dónde una rubia de ojos oscuros con tonalidades grises no me quitaba la mirada de encima.

Su vestido de color morado se encontraba arrugado y sus delicadas manos estaban acariciando su cabello ondulado.

—¿Quien eres?—preguntó sin astibo de duda y sin miedo o vergüenza en sus palabras.

La tenacidad de la princesa me hizo querer sonreír, se levantó de su trono para caminar hacia mi acariciando su cabello, no se mostraba altanera, ni presumida.

Se mostraba como una persona con mucha clase y elegancia con la frialdad cubriendo su mirada.

—Persefóne, princesa—Respondí con voz impostada mientras la miraba fijamente detallando cada rasgo de su fina cara ovalada y su cuello largo que dejaba a la vista un esplendoroso collar de oro—¿Y usted?.

—Me caes bien—comentó con una ligera sonrisa—Heather Violet halmiton—levanto su mano para tomar la mía.

—Hiciste una buena elección hermanito—murmuró Heather mirándome de arriba a abajo—Bella, sencilla pero elegante.

—Fria, cautelosa, de carácter fuerte pero amable—respondió alguien a mi lado—Soy la princesa Tatiana seren halmiton hermana menor de Heather por unos minutos.

La rubia de cabello liso esboso una pequeña sonrisa dejando entre ver un destello de color azulado en sus ojos grises que lo distingue de su hermana gemela parecía ser dulce sin embargo también podía notar el carácter que poseía ella.

—Ya que ellas se presentaron y tengo plena confianza en que mi hermano escogio a la verdadera—murmuró alguien cerca a mi oído—Porque si no habría que matarla.

Un silencio sepulcral se hizo entre los tres en el cual se me congelo el alma sin embargo mi expresión es de poker frente a ellos, el chico de cabello rubio tomo mi mano y le dió un beso lentamente para luego sonreír.

—Mi nombre es Aren Halmiton—hizo una pequeña reverencia dejando ver una pizca de diversión en sus ojos azulados diferentes a los de Heather.

—Falta uno más y está detrás mi ¿Cierto?—pregunté afirmando recuerdo perfectamente que son cuatro pero aún estoy sorprendida que todos tengan el pelo rubio a excepción del rey.

—En eso no se equivoca—alguien tocó ligeramente mi hombro mientras hablaba con una voz que me dejo un poco aturdida.

Tener frente a mi a un chico más alto que yo de cabello rubio ondulado y sedoso, sus ojos de color azul puro como el océano, labios gruesos y carnosos una mirada dulce y fría, juguetona y divertida, el sabía lo que ocasionaba en cualquiera y como también sabía que no a mí.

Pudo esbozar una sonrisa y se iluminaron sus ojos acariciando mi cabello y acomodando la corona sobre mi cabeza.

—Sin duda mi hermano hizo una buena elección—hablo para sus tres hermanos—Ella tiene lo que el rey necesita de una reina.

—Ella lo tiene todo—comentó Heather.



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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