Capitulo 12

Persefóne 

—Existe una diferencia abismal entre ambas madre—zanjó con molestia—Que diría mi hermano si se enterará de esto.

—Heather hija mia—esbozo una pequeña sonrisa mirando a la rubia a mi lado quien se mantenía sumamente alerta ante ella.

—No puedo creer que no respetes las decisiones de mi hermano—reprochó la princesa—No tienes respeto por ninguno madre, te advierto desde ya que no molestes a persefóne.

—No debes hablarme así—regañó la reina apretando levemente su mano—Tu hermano es un idiota por aceptar a una simple chica como está, no tengo nada en contra de su origen sin embargo no es buena para reinar algo tan grande como lo es caelestis.

—No soy una niña pequeña madre—clavo una mirada fría ante ella—No te permito que hables así de mi hermano. No tienes porque meterte en sus asuntos.

—¡Por dios! ¿Tienes miedo?—la reina esbozo una sonrisa señalandome con su dedo—Tienes miedo que sea como yo.

—¿Miedo?—se burló sin dejar de observar a su madre y luego tomo mi mano—No, Persefóne es mucho mejor que tú madre.

—Persefone tiene lo mismo que tengo yo—se acercó a mi lentamente—Puede que no sea Charlotte pero ella tiene muchas cosas que pueden convertirla en un ser como yo.

—Te lo prohibó no dejaré que le llenes la cabeza de estupideces a persefóne—sentenció con una mirada fulminante—Mi hermano se va a enterar de esto madre.

—Adelante—sonrió mirando a la princesa y luego a mi con desprecio—Que la protega, se ve que es una jugadora y ellas solo traen-

—Reina—conecte mi mirada con la suya mientras hablaba y caminaba para recuperar mi corona—Quiero que le diga a Charlotte que perdió.

La corona que sostenía la dejé caer al suelo delante de la vista de la reina, la mire fríamente antes de tomar la mano de Heather.

No entiendo que diablos sucedió allá adentro o porque el ambiente se puso tan pero tan tenso que apenas y se podía respirar, madre e hija parecían asesinarse con la mirada, no dejaban de enfrentarse la una con la otra y yo estaba involucrada en algo que aún seguia sin entender.

Salimos de aquella habitación para caminar por los pasillos, en el pude detallar con precisión a la princesa quien tenía los hombros muy tenso y la mirada dura, parecía echar humo por las orejas.

—¿Cómo sabías que estaba en la habitación de tu madre?—pregunté mientras caminaba junto a ella tomando parte de mi vestido para no caerme.

—Conozco a mi madre, no tomo bien el asunto del compromiso era más que obvio que iba a amenazarte—habló suspirando iracunda—me sorprende que no hayas temblado ante su presencia.

—¿Porque lo haría?—pregunté.

—Tal vez porque ella da miedo—habló con una ligera sonrisa—No le hagas caso a mi madre persefóne, jamás le hagas caso a ella.

—No pretendo hacerlo—confesé.

—Mi madre la reina es un duro oponente persefóne tu lo has visto aunque seamos la princesa y la prometida del rey, ella tiene poder e influenza en las personas, conociendo a mi madre con seguridad se que no se quedará de brazos cruzados.

—Eso ya lo sabía—respondí subiendo la escalera junto a ella para llegar a la azotea—cuando pones un pie en el palacio no solo tu vida cambia, también tu personalidad y debe prevalecer un instinto de supervivencia.

—Eres muy inteligente—hablo con orgullo disfrutando de suave brisa del atardecer—Mi madre es como todo s nosotros persefóne, somos personas con la cuáles no se debe jugar y no lo digo para asustarte.

«aunque por lo que veo, ni siquiera te inmutaste. Principalmente mi madre con ella no se puede jugar fácilmente siempre tiene algo que decir o tener algo bajo la manga, en nuestra familia reina el deseo por jugar y destruir personas es algo que no podemos evitar debemos hacerlo con cautela, mi madre justamente hará eso contigo.»

—Que alentador—murmuré observando los mechones de mi cabello volar libremente.

—Solo ten cuidado con mi madre—respondió colocando sus brazos sobre el muro del castillo.—Es difícil que no se asusten con solo verte o aquella mirada fría que das, mi hermano paso por eso al menos hasta que te conoció.

Oh..atenta persefóne esto es información nueva por procesar en la cajita mágica de tu memoria escucha atentamente.

—El día en el que la casa perdió—hablé con una sonrisa sobre mi rostro.

—Si ese día—se rió acomodándo sus mechones detrás de su oreja—Cuando viste a mi hermano quedaste encantada con el ¿Cierto?.

—Si, sus ojos son enigmáticos—respondí con honestidad.

—a mi hermano no le sucedió algo así, más bien le resultaste interesante—hizo una mueca y luego me miro al ver mi expresión—No quiero decir para tener relaciones de una noche, nosotros no podemos tener relaciones así.

—Ya entendí, continúa—respondí con suavidad en mi voz.

—Para mi hermano fue algo extraño verte de frente ese día no sabe cómo explicarlo pero dice que le resultas interesante y que por eso quiere saber que tienes para dejarlo así.

—Le gusto—hablé sin pensar.

—Tal vez, con mi hermano no se sabe está de más decirte que el no expresa nada de nada todo el tiempo?—negué con la cabeza—por eso no se sabe que mi hermano quiere realmente contigo es decir que mi hermano es un extraño.

Ambas nos reímos al no entender, la brisa seguía soplando libremente mientras el sol se ocultaba.

Cerré mis ojos dejándome llevar por la sensación de los recuerdos de mi niñez.

Era un tiempo en dónde estaba con mi padre en la granja de mi abuelo apenas tenía unos siete años corría libremente por el prado disfrutando del viento, recuerdo que soltaba mi cabello largo para que volará; también recuerdo que solía decirle a papá que el viento me escogía como su princesa.

Cada vez que el viento envolvía suavemente mi cabello imaginaba que los botines de color marrón eran cambiados por unos tacones de princesa, así como la blusa de cuadro manga larga por un hermoso vestido blanco.

—Es gratificante sentir la suave brisa del viento en esta época—respondió Heather elevando sus manos, me sorprendia ver qué una mujer que parecía ser la más fria de todos los hermanos fuera tan dulce con la naturaleza.