El juego del Rey (realeza imperfecta)

Capitulo 18

Persefóne:

Luego de lo que ocurrió con Belinda decidí ir hacia el cuarto de limpieza para comenzar a limpiar cómo lo pensé, tome unos cubos, una escoba y nuevamente me dirigí hacia los calabozos.

Quería inspeccionar el estado de los prisioneros sobre todo ver a Belinda, no para burlarme siendo sincera y por más molesta que esté con ella no deseo verla en ese lugar, es una lastima que una chica como ella haya decidido tomar un mal camino y llegar hasta acá.

Camino por los pasillos menos concurridos del palacio, sostengo la cubeta con mi mano derecha y la escoba con la izquierda, me acerco a los calabozos y escucho el grito furioso de Belinda.

Los prisioneros comienzan a quejarse de Belinda gritando incoherencias hacia la aludida quien se pone a gritarle infinidades de insultos hacia los presos.

Dejo mi cubeta en el suelo, el sonido retumba por todo el lugar provocando que todos los presos voltee a verme, levantó la mirada para observarlos a cada uno de ellos.

—Oh pero mira quién llegó—habló uno de ellos con una sonrisa tenebrosa y a la vez cansada—¿Traiste agua?

—Lo eh hecho—afirme sin dejar de verlo, el lugar  se ve mejor que antes y tiene unas cuantas telarañas que debo quitar con la escoba.

Nada más necesito barrer, el cubo lo traje para ellos me acerco esta vez con más cuidado repartiendo agua en un vaso y pasandoselo a uno de ellos por la reja.

—¿Jugando a la samaritana?—se burló la pelinegra en un lado de la celda, suspiro dramática—Tu reputación va a estar por los suelos si alguien se llega a enterar de esto.

Ignore lo que dijo y seguí ofreciéndole agua a los prisioneros, tome la escoba quitando las telarañas del techo.

Escuché las risas y las obsenidades hacia mi persona, entrecerre los ojos evitando que las bruscas cegaran mis ojos, descanse un rato y volví a pasar agua por el lugar.

Llegué a la cuarta celda donde aquel tipo de mirada tenebrosa y risa siniestra me observa en silencio, llegué a la quinta y no había absolutamente nadie.

Pase a la sexta celda esa en dónde Belinda se encontraba con las manos puestas sobre el barrote, sus ojos irradian odio y lleva una sonrisa deformada en su rostro.

Le pasó el vaso de agua y ella de inmediato pega con fuerza mi mano sin dejar de observarme, recojo el vaso con toda la calma que puedo tener y siento sus uñas en mi piel nuevamente.

—Deberias estar aquí perra.—habló con voz maliciosa y ronca—Deberias estar aquí pudriendo tu estúpido cuerpo.

—No soy yo quien se burló de la princesa, Belinda.—Respondi evitando inmutarme, aparto mi mano de ella cogiendo el vaso rápidamente para luego mirarla fijamente—Dayan se preocupo por ti aún cuando la as lastimado ¿Que tienes para decir?

—Vete al infierno—rió con sus ojos rojos, se cruzo de brazos—Mi esposo me sacará de aquí ya lo verás estúpida y para cuando eso pase prepárate.

—Lo dudo mucho Belinda—me levanté del lugar tomando mi cubo—Te has burlado de una princesa ¿Cómo crees que vera eso el general?

Su sonrisa desapareció y yo solo atiné a mirarla sin expresión alguna, camine escuchando sus gritos incesante hacia mí.

—¡Vete al infierno!—fue lo último que escuche cuando ya iba saliendo, me detuve volteando solo mi cabeza para verla.

—Es triste sabes..—murmuré sin sentir emocion alguna—Tu irás a ese lugar no yo.

Cuando salí del calabozo me permití recostar sobre la pared de ladrillos, cerré los ojos por unos minutos y deje que la respiración llegará a mi con regularidad.

Cuando termine me reincopore, notando que mi vestido floreado de color blanco se ensució con un poco de mi sangre, hice una mueca y camine ignorando el dolor que sentía de las uñas.

mis pensamientos se amontonaron uno tras otro y solo pensé en una persona, aquel que llevaba traje puesto, aquel al que nadie puede observar.

Un hombre de aspecto varonil, un hombre de expresión fría un hombre que sabe lo que ocasiona en una mujer y lo usa a su favor.

Estoy fallando siento atracción hacia el, aún siendo tan frío debo controlar mis pensamientos y sentimientos porque si el juego es ese, el ganará.

Dejo el cubo en el cuarto de limpieza y la escoba también me siento en el sillón viejo descansando.

Con que Kilian halmiton..

Ceo de una cadena de hoteles y casinos.

Rey de caelestis.

Perfecto jugador.

Siempre es frío y reservado 

Sonríe solamente cuando algo le agrada.

Viste elegantemente.

¿Solo eso?

Mordí mis labios pensando en la información que tengo en mis manos, aún falta mucho siento que falta algo Pero..¿que?

—¿Persefóne?—preguntó Sara con confusión al verme—¿Que haces aquí?

—¡Hola!—sonrió Dayan dejando sus cosas en su lugar se sentó en el sillón casi cerca mío—¿Que haces aquí?

—Oigan.. porque ¿Persefóne?—abrió la boca ligeramente impresionada—¿Que te paso?

Se acercó a tomar mi muñeca y mi brazo notando las marcas de uñas en ellos.

Reí ligeramente viéndolas a todas, por primera vez sentía que tenía unas amigas apoyándome, Dayan me observo con una cálida sonrisa a diferencia de Sara quien elevó la ceja con confusión.

—Fui a limpiar los calabozos—respondí apartando las basura pequeña de mi mechón pelinegro—Y bueno ya deben saber quién lo hizo.

—¿Que haces aquí?—protesto Sara, la mire sin entender porque está molesta, me jalo de la mano y rápidamente camino conmigo por los pasillos acompañado de Dayan y Lorena—Esa herida puede que se infecte si no lo atiendes ahora.

—Solo es un rasguño—respondí.

—¿Rasguño? Solo mira tu brazo y tus manos perse—me reprochó Lorena, hice lo que me pidió y casi jadeo al ver la herida.

Maldita..

La sangre brotaba de la herida que parecía un corte profundo no puedo entender como tiene uñas tan afiladas.

—El calabozo es peligroso pues ahí se contrae muchas enfermedades y si trabajaste con las heridas así es posible que te enfermes, debemos ir a la enfermería cuánto antes.



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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