CAPITULO 27

Persefóne:

—Necesito beber al menos un vaso de vino—responde Heather con la mirada más gélida que a puesto en su vida—Hipocritas.

—Ignoralos—responde el Kilian con voz cortante.

—Claro para ti es fácil ya que no tienes a un ex frente a tí—rueda los ojos y bebe de golpe el líquido—Necesito otro.

—Heather deja eso.—le hablo pero hace la que no me conoce y toma otra copa—Heather.

—Dejenme beber por un maldito segundo, luego estaré como nueva—sentencia, intento hablar pero soy arrastrada por Kilian.

—No podemos dejarla así—la señaló pero el solo me ignora—¿Cubo de hielo?

—Ella sabe lo que hace, es consciente de su acto—responde como si nada.

Pero yo no podía verla de esa forma, Heather siempre ha mostrado una faceta fría, dura, misteriosa, siempre mostró superioridad y aunque no posee egocentrismo a pesar de los genes que posee siempre se vio como quería que la vieran, pero ahora.

Desconocía a Heather parecía una mujer herida por primera vez, Heather sufría y aunque lo ocultaba como la maestra que es no podía hacerlo tanto tiempo y ella era consciente de eso, de la situación en la que estaba, necesitaba ayudarla.

—No puedo—respondo con frialdad—No voy a dejar que tu hermana beba por un hombre que no vale la pena.

—Es su asunto no debemos meternos—claro que es asunto me queda claro pero no pienso dejarla vulnerable frente a toda una nación de reyes y emperatrices.

—Dime lo que quieras, pero prefiero verla como lo fría que es a verla vulnerable—la señaló discretamente.

Heather está con un brazo sobre su pecho y en otro lleva una copa de vino que toma de golpe mientras mira hacia otro lado, puedo ver como mueve instintivamente su mano por los nervios.

—No te metas en eso.—me advirte pero yo niego, me toma por el brazo y con una mirada fría habló—Es mi hermana no la tuya, la conozco mejor que nadie así que deja de estorbar.

Y dolió, lo que pensé que no pasaría paso, tenía la confirmación en ese momento, me había dolido las palabras de Kilian, pero no le daría el lujo de ver mi cara de tristeza, levanté la barbilla y solté su mano de la mía.

—Bien.—conteste hostil por primera vez en la noche no exprese emoción alguna y dejé salir a la Perséfone que muy pocos conocían—Pero si a ella le llega a suceder algo ten en cuenta que tu no me hiciste caso.

Camine a pasos lentos por el lugar le eche una mirada rápida a Heather y resople negando con la cabeza, la velada del banquete comenzaría pronto y yo no tenía ni ánimos para ir a ver cómo una castaña finge miedo frente a Heather me causa molestia.

Se que Heather no se lo dejaría fácil porque ella es ella, tiene los dones de un Halmiton pero aún así se destruiría, camine hacia un punto de la esquina donde atrapé al italiano bebiendo vino fresco y paseando la mirada por todo el lugar, más bien en las Miles de jovencitas que encantadas recibían su primer baile.

—Llegan aquí y ya tienen pelea de parejas, que romántico—comento con sarcasmo mientras bebía el contenido—Y bien ¿Quieres que sea tu confidente?

—Quiero saber porque en todo este tiempo no has parado de mirar a Heather y también quiero saber porque me observas—tomo unos ricos dulces y comienzo a comer con tranquilidad—Por cierto no nos hemos presentado formalmente.

—La respuesta es fácil—desvia su mirada hacia mí y luego levanta la mano—Mi nombre es Massimo Bianchi soy empresario de una cadena de restaurantes.

—Soy Persefóne O'connell soy la prometida del hombre frío que ves por allá—señalo con disimuló y el suelta una risa sincera.—Un gusto conocerte Bianchi.

—Lo mismo digo O'connell.—guiña un ojo de forma pícara luego vuelve a su postura entre frío y divertido—No me gusta perderme de nada en este lugar, los chismes de reyes, emperadores y Ceo son extremadamente interesantes.

—En pocas palabras, eres un completo chismoso.—menciono.

—Existe una mejor palabra para eso, soy un observador—sonrie y nuevamente lo observo mirando a la rubia de cabello largo y ondulado que bebe copa de vinos sin parar—En cuánto a la princesa puedo decir que una belleza como ella no puede ser ignorada ni por el más torpe.

—¿Te gusta?—pregunto franca y con curiosidad en mis palabras.

—Me gusta—afirma sin ningún filtro posando su mirada sobre ella—Y es mía.

—¿Ella lo sabe?

—No, pero pronto lo sabrá—camina por delante mientras yo le sigo—Nadie se resiste a Massimo Bianchi.

Esbozo una sonrisa cómplice negando con la cabeza es cierto Massimo es un hombre sumamente atractivo cabello oscuro y unos depredadores ojos verdes esmeralda que hacían suspirar a cualquiera que la viera excepto Heather, para el sería un verdadero reto la princesa.

Llegamos al banquete ya no estaban esperando, todos se sentaron en su puesto mientras otros se sentaban en una mesa ya para dar terminada la fiesta, mi puesto fue a lado de Kilian tuve que soportar el aura fría que desprendia y todos lo notaron.

Heather para su mala o buena suerte le tocó con Massimo quien está encantado de tenerla cerca pero ella ni al caso, luego los emperadores como siempre Sakura mostrandose con mucha belleza haciéndose presente y destacando entre todas y luego la rubia quien se llamaba rubíe fue un momento de presentación para todos y finalmente Charlotte favorita de la reina, y odiada por mi.

Pronto llegaron los anfitriones del lugar, cada uno sentandose a lado del otro, por una parte el castaño se mostraba con una mirada cargado de empatía y excentricidad y por otra parte la castaña se mostraba tierna y emocionada.

Tenía puesto la mirada sobre todos los chicos que están en la mesa no era para menos cada uno mostraba su belleza y luego nosotras.

La cena paso de conversaciones agradables hasta incómodas, yo permanecí callada todo el tiempo observando la especie de comida que me daban, los cubiertos el plato y la comida que parecía ser una cucharada de cada cosa.