CAPITULO 29

Persefóne

Caos, es que puedo describir ahora mismo. Sakura llevo a cabo el plan de Heather y entonces el caos se desató.

El emperador con toda la tranquilidad que no poseía y esos ojos bañados en celos se llevó a Sakura a un lugar en donde se que no debería ir nadie, no sin antes dedicarle una mirada furia a uno de los empresarios y plantarle semejante puñetazo que solo escuchamos el sonido de su nariz romperse, sería el rumor de toda la semana.

Ahora es mi turno y yo lo sabía, Heather quería que yo hiciera algo con su hermano, quería que le tirará bebida sobre su ropa y luego le pidiera perdón eso es mucho, pensé que por ser su cuñada tendría un trato especial pero Heather, parecía ser sádica.

Lo lleva en la sangre, ya habíamos llegado después de la equitación en caballo, ahora solo quedábamos de ir hacia la mansión castillo en la cual todos nos esperaban.

Había mucha personas y era mi momento de hacerle una broma pesada a Kilian que estoy segura no le gustaría ni en lo más mínimos, con solo escuchar el murmullos de personas, observé a Heather algo suplicante pero ella sonrió bien agarrada de Massimo.

Bufe y el vaso que tenía en la mano sería para la ropa de Kilian, poco a poco me acerque con los nervios a flor de piel , dañaría la reputación de Kilian y la mía, esto será otro caos, me acerco más al pelinegro.

Muerdo mi labio y estoy a lado suyo me dedica una mirada fugaz y luego ve el vaso en mis manos y antes de que yo haga aquella broma atroz este me sorprende.

El vaso cae el piso quebrándose en pedazos y llamando la atención de todo, lo que me sorprende es ser sujetada por la cintura mientras me besan de forma posesiva y demandante frente a un público de personas que no se pierden ni un detalle.

Una persona carraspea y todos se marchan con rapidez dejándome atrapada entre el beso y el vaso, cuando llegó a mi estado normal, observo la expresión de Kilian.

Molestia y otra cosa que no puedo descifrar, retrocedo por instinto cuando da un paso, intento buscar mi mirada fría e indiferente para decirle lo que iba a hacer pero no puedo, se esfumo dejándome vulnerable.

—Me vas a explicar que ibas a hacer Persefóne—su voz cambio a una varonil y frío como el hielo—No estoy para juegos, me dirás ahora.

—Te iba a mojar el suéter y humillarte—respondo de inmediato sintiéndome algo culpable, suspiré y mordí mi labio colocando mi mejor cara de poker—Tambien te pediría perdón.

—Fue mi hermana ¿No?—ignoro mi frialdad y fue directo al grano, negué con la cabeza pero este solo me miró con más molestia—No puedes negarlo está en la sangre.

—Yo..Tengo que irme—trago saliva sin saber que decir me aparto ligeramente de él y camino como si nadie estuviese en mi lugar, pero esto vuelve cambiar cuando nuevamente me voltean.

—Escuchame bien Perséfone, jamás le hagas caso a mi hermana—sentencia con la mirada más fría que puede dar—No es bueno para mi perder reputación y aliados sabes bien lo que es eso ¿No?.

Por supuesto que lo sabía pero yo no me escaseó de apuestas, sentí algo de culpa pero el ya lo había intuido por un momento quería bajar la cabeza y pedir perdón pero eso no estaba en mi sangre aún así no puedo evitar sentirme mal.

—¿Heather hizo que la emperatriz formará ese bochornoso acto?—asiento con la cabeza repetidamente, resopla con disimulado pero se le nota molestia y eso me atormenta—Persefóne.

Abre la boca para decir algo, aún sigue molesto no le gusto la actitud de su hermana, parecía querer reprocharme todo lo sucedido, el lo había parado pero aún así.

Sus manos pasaron de mi cintura hacia mi cabeza para acomodar la corona, sus ojos aún muestran esa frialdad de siempre, estoy atenta a cada movimiento suyo, su mano se posa sobre mis labios e instintivamente veo sus ojos.

—¿Qué crees que haces?—pregunto fríamente volviendo a mi yo de antes, aquella que no puede perder.

—Tocar a mi prometida ¿No puedo?—cuestiono con suavidad, iba a negarlo pero este ya había echo algo que me dejo descolocada.

—¡Ahhh!—un grito y unas bandeja hizo que volteara a ver a una chica de cabello rojizo y mejillas enrojecida—L-lo siento su majestad yo pensé..

—Largo..

—Si..su majestad.—la chica salió corriendo a pasos apresurados mientras yo lo observo molesta.

Llevo mi mano hacia mi cuello en donde estoy más que segura que hay un chupetón en mi cuello, lo miro indignada pero este me observa sin expresión alguna, me siento como una vaca marcada. quiero reprocharlo pero este me toma de la mano pidiendo que haga silencio.

Pienso que nos vamos a ir directo hacia la habitación, pero veo que tomamos otro camino distintos, el silencio entre nosotros es cómodo y me siento extraña caminando a lado de el.

Observo el paisaje y puedo decir que es nostálgico a mi parecer, miro de reojo a Kilian quien en silencio camina a lado mío, miro con entusiasmo disimulado a los distintos pájaros de alas extrañas que revolotean libremente en el cielo azul con nubes blancas que a mi parecer forma un perro extraño.

Comienzo a reconocer ese camino de flores por el cual hace algunas horas atrás estaba admirando, frunzo el ceño algo extrañada por venir a este lugar.

—¿Te deshara de mi en un lugar como este?—consulte con voz graciosa y algo fría.

—No, eso sería demasiado romántico—hace una mueca y yo me limitó a no sonreír, a medida que avanzamos reconozco el pozo que estaba mirando.

Un hermoso pozo hecho de oro donde dejas tu monedas y pides un deseo, yo siempre quise dejar una moneda y sacarla del agua para volver a pedir otro deseo, son cosas de mi niñez que quería hacer por eso al ver este pozo sentí esas ganas.

—¿Qué hacemos aquí?—pregunto observando el agua cristalinas y la monedas que brillaban como perlas en el agua.

—Ten.—volteo a verlo y observo que tiene dos monedas en su mano con dirección a mí—Pide lo que quieras.

Lo miro algo sorprendida y este solo me observa con simpleza sin sonreír o demostrar frialdad, solo está ahí esperando a que tome las monedas, tomo ambas monedas miro hacia el pozo.