El juego del Rey (realeza imperfecta)

Capitulo 35

Persefóne

Un hombre de cabello rubio tan igual como el de su hija, unos profundos y a la vez claro ojos azules iguales a la de sus hijas, un porte que solo lo lleva uno de los Hamilton y una mirada tan perdida que nadie tiene.

—Ignacio— kilian habló con voz neutra, parecía sentir odio u alegría hacia el, algunas emociones pasaban con rapidez sobre su rostro.

—Kilian.—lo mira de arriba a abajo con una ligera sonrisa algo perdida—Has crecido.

—Me alegra que después de varios años te dieras cuenta Ignacio.—le responde de forma hostil sin ninguna gota de vergüenza.

—¿Por qué hablas de tu madre?—cambio el tema mirándolo de forma apagada—¿Eres Persefóne no? Vete de aquí.

Una orden junto con una voz profunda que influye temor, ¿Por qué no era así con la reina? Miro de reojo a kilian y hago caso despidiéndome algo preocupada por el.

Camino por los pasillos con sumo cuidado conciente de mi herida, aunque no es grave ni rozo ninguna parte importante del cuerpo, si puede volver a sangrar si me esfuerzo mucho.

Cuando estoy lista para bajar la escalera a lo lejos me encuentro con una cabellera pelirroja una tan larga que no hace falta decir quién es, sus ojos amenazadores se acercan hacia mí, lista para atacar.

Por precaución decido alejarme de la escalera y esperar a que llegue estoy segura que me quiere decir algo, cuando llega se posa al frente mío observandome con superioridad y enfado.

—¿Que ocurre princesa Charlotte?—cuestiono en voz alta ignorando el dolor que siento.

—¿Quién eres y qué quieres del Rey?—lanza la pregunta junto a una mirada escrutadora.

—Soy Persefóne y lo que quiero del Rey no debe de importarte.—le aclaro con voz firme, su semblante se pone rígido.

—Se que desde que viniste no has echo más que causar desastre y sobre todo retar a la Reina, que falta de modales tienes no puedo creer como el Rey te escogió a tí, pero—esboza una sonrisa algo cariñosa para luego hablar—El se va a aburrir de tí.

—¿Tengo que soportar tus amenazas tontas a esta hora Charlotte?—le pregunto mirándola con diversión—Sabes Yo respeto a quien me respeta, ese es mi lema si la reina u otra persona no lo entiende, no es mi culpa.

—No son amenazas tonta es una advertencia, el Rey se aburrirá de tener a una chica caprichosa como tú—mira su cuerpo y luego a mí—Despues de todo el Rey me hizo suya.

—En pocas palabras tuvieron sexo y chao que te vi.—le respondí provocando que gruñera de la rabia—Charlotte escuchame bien, tus amenazas de que el Rey no me quiere o cualquiera otra cosa, no va a afectar mi relación  ¿sabes por qué? Porqué se quién soy y como soy y te aseguro, que el Rey ama eso.

Sonrió despidiéndome de ella, miro por el lugar pensando en todo lo que ocurrió desde la primera vez hasta el día de hoy, había muchas cosas que desconozco de un Halmiton me sorprende que el Rey se haya topado con Kilian sin compañía de la Reina, sobre todo la Reina.

La Reina, una reina que calcula sus pasos, es sumamente destructiva si la buscan. hoy solo me dió una pequeña advertencia, ella puede llegar a más Heather me advirtió de su propia madre, llegué a ver el nivel de odio que le tuvo a Belinda por tocar a su hija, y estoy muy pero muy segura que yo estoy en su lista negra desde que puse un pies en su palacio.

Ella parecía ser mi verdadera enemiga, la única que no daría su brazo a torcer, parecía ser que lo que decían por allí era cierto, suegra y nuera jamás se llevan bien, en este caso parecía ameritarse lo mismo mientras que yo no hacia ninguno esfuerzo por ganarme su aprobación ella piensa un perfecto plan desde la sombras.

Me quedo en las puertas del palacio resoplando por un pequeño detalle, no sabía dónde quedaba el lugar donde sería ejecutado Belinda, me recosté sobre el muro pendiente a la mirada de los guardias que me observan de reojo, no puedo confiar en ninguno de ellos no después de lo que pasó, confiar equivale a morir.

—¿Demore demasiado?—esbozo una pequeña sonrisa al escuchar su voz—¿Cómo estás?

—Me encuentro bien Kilian.—contesto de forma aliviada, tiene sus ojos clavados sobre los míos—¿Tú cómo te encuentras?

—Bien—responde de una manera fría, asiento sin preguntar sé quién lo dejo así y lo mejor en estos momentos es callar.

—Vamos no quiero faltar al juicio.—le expreso caminando junto con el, vuelve a tomar mi mano sin decir nada.

Entramos al auto uno con el otro en compañia del chófer quien sabe dónde no dirigimos, eche un vistazo a su expresión y lo encontré demasiado tenso, Kilian siempre oculta sus emociones como un maestro pero hay cosas que no puede ocultar, yo puedo leer fácilmente a una persona con la expresión corporal de su cuerpo y justo en este momento se encuentra demasiado tenso.

Miro por la ventana perdiendome entre aquellas casas sencillas dónde habitan personas y niños jugando, puedo decir que es bonito todas las casas están pintandos de colores pastel y oscuro, brindando un toque único al pueblo.

—Es Caelestis.—contesta al fin Kilian a mi lado—Nuestro reino es extenso mucho más que Caellum o Gleend.

—Es hermoso.—hablo con voz sincera, su mano toma la mía obligandome a mirarlo.

—Persefóne tenemos problemas y me veré obligado a viajar a España por un tiempo.—me tenso de inmediato—No será mucho tiempo me iré después de la fiesta de compromiso, estaré una semana por ese lugar y quedarás a cargo de Caelestis ¿Puedes hacerlo?

—¿Por qué confiarme un reino a mi Kilian?—le pregunto algo preocupada por no saber manejar el lugar.

—Ahora, eres la única persona en la confío junto con Deniska—asiento con la cabeza—Heather vendrá conmigo, estoy algo preocupado por lo que pueda pasar mientras no estoy, sin embargo.

—¿Sin embargo?

—Estarás protegidas por muchos hombres de mi confianza—acaricia lentamente mi mano—Persefóne se que mi madre tiene problemas contigo y también se que aprovechara el momento de mi ausencia para ir hacia tí.



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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