El juego del Rey (realeza imperfecta)

CAPITULO 36

Napoles - Italia.

 

—¿Que ocurre padre?—una voz misteriosa resuena en todo el lugar, la chica bebe un vaso de vino recostada sobre el respaldar.

—Hija, tu hermana está en Canadá.—hablo aquél hombre con voz cansada—Debes encontrarla y decirle que se vuelva a Estados unidos, las quiero a las dos aquí.

—No puedo decidir sobre la vida de ella, si quiere volver además ni siquiera sé dónde está.

—Es la prometida del rey Halmiton.

¿Prometida? ¿Mi hermana? Porque no me aviso, la chica impactada y algo molesta quiebra el vaso en su mano provocando un corte en sus dedos, resopla y corre hacia la tablet puesta sobre su mesa, busca información de Canadá, no encuentra nada, decide investigar desde otra página y finalmente la encuentra.

Es ella su cabello negro ondulado sus ojos de un color negro, sonríe junto a un hombre de ojos grises y a lado de ellos está una rubia con el mismo cabello igual de largo que el de su hermana.

¿Quienes son los halmiton?

Esa pregunta ronda por su cabeza algo intrigada, guarda la tablet y camina directo hacia el bote encontrándose con la perfecta imagen del hombre ruso tomando el sol.

—¿Qué pasa Nena?—su voz ronca y varonil hace que ella sonría acercándose a él y besa su cuello lentamente—Se que tienes algo que decirme.

—Quiero viajar a Canadá.—murmura con una voz un tanto coqueta—Quiero llegar en Jet privado lo más pronto posible.

—¿Quieres ver a alguien en especial?—sus ojos violetas la observan con intriga, su espalda yace desnudo frente a ella—¿Me dirás?

—Mi hermana.—sonrie quitándose lo lentes oscuros mostrando sus impresionantes ojos negros, aquellos que vuelven loco al ruso—Mi padre nos necesita y deseo hablar con ella.

—¿Quién es nena?—la sienta sobre sus piernas abrazándola posesivamente—¿Alguna hermana loca que le guste los hombres como yo?

La chica esboza una sonrisa ligera.

Si supieras.

—La conocerás y luego me dirás—besa sus labios con posesividad y el las aceptas—¿Podemos ir hoy mismo?

—Lo que la emperatriz diga.—jadea el hombre deshaciendose del arma sobre su cintura y tomándola a ella—Me vuelves loco cariño.

—Lo sé—sonrie.

 

Canadá - Caelestis.

¿Papá me ocultas algo?—recostada sobre el balcón sintiendome mejor decidí llamar a mi padre, las palabras de Kilian resuenan en mi mente y los hechos de ese beso me deja más que confundida.

Cariño no oculto nada.—mi papá suena cansado escucho la televisión de fondo—Llame a tu hermana.

—¿Por qué has echo eso?—le pregunto molesta—Ella a este paso ya debe saberlo.

—Las necesito a ambas devuelta.—mi papá resopla y es algo del cual debo preocuparme—Quiero verlas a ambas una vez más.

—¿Estás bien?—cuestionó caminando de un lado para otro—¿Papá?

—Cariño estoy bien, recibe a tu hermana en el lugar donde estás.—me ordena con voz ronca luego comienza a toser.—Me tengo que ir.

—¡Espera!—le grito al teléfono sin embargo ya corto, muerdo mi labio y niego con la cabeza, volteó hacia mi habitación me encuentro con el Rey leyendo un libro silenciosamente, de brazos cruzados.

Eleva la vista hacia mi dirección observandome fijamente, me acerco a el resoplando me acomodo a su lado y este me recibe para comenzar a leer en voz alta, cierro los ojos dejándome llevar por la pensamientos.

Mi hermana vendrá y estoy segura que no demorará en llegar mañana temprano, con tal de verme. Esto se pondrá interesante se que sí.

—¿Tienes hermana?—pregunta después de un tiempo acariciando mi mano—No la encontré en los documentos.

Porqué ella está protegida por alguien.

—Si tengo una hermana—le contesto con una ligera sonrisa eh descubierto que a Kilian le encanta que acaricie su brazo le produce cosquilleos—Su nombre es Freya.

—¿Diosa nórdica?—asiento con una ligera sonrisa, hunde su rostro en mi cuello sin decir nada—¿Vienes para acá?

—Si, ¿Puedes dejarla pasar?—le pregunto dejándome llevar por la sensación tener a Kilian de esta forma me resulta una tentación.

—Todo lo que mi reina pida—murmura cohibido, acaricio su cabeza, sé dónde llegará esto ambos no sumimos en una muestra de cariño el uno hacia el otro.

Me levanto de la cama, son las doce de la mañana miro a Kilian está profundamente dormido acaricio cada parte de su cicatriz su espalda lleva marcas y eso me molesta, tiene un perfecto tatuajes en su brazo, sonrió buscando algo para vestirme, mi teléfono suena en la habitación, lo busco y encuentro la llamada de un número desconocido.

Camino hacia el balcón con el celular en la mano, algo está pasando se que mi papá no llama así por así, ver a mi hermana luego de dos años se me hace extraño, pero desde que se marchó con el ruso no supe más nada.

Solo que se fue en su propia voluntad hacia el jefe de la mafia y ella decidió meterse en su lugar, a diferencia de mi Freya, seduce, tiene un carácter fuerte dice la cosa sin importarle el filtro, es extrovertida expresa sus emociones, siempre coquetea y se muestra impasible ante los problemas.

Sin embargo cuando cambia pasa a ser como yo, siempre calculadora, observadora, intuitiva y fría, yo soy un poco mayor que ella por lo cual en la hermandad mando yo, eso cambio cuando ella tomo el mando como emperatriz para la mafia y quedé como hermana menor.

Decido no contestar el teléfono y sonreír disimuladamente mirando a la luna, estoy segura que está molesta por no decirle nada y sobre todo avanzar a un nivel mucho más alto que ella.

El celular suena nuevamente decido apagarlo, para admirar las estrellas, los detalles de la fiesta de compromiso ya se está arreglando mañana empiezo la tarea sobre todo leer los informes de cada Reino para crear una jugosa propuesta que de paso a una gran alianza.

—Estas despierta—me reclama con voz fría, sus manos se acerca a mi cintura sin importarle nada—Te quiero en mi cama, no logro dormir si no estás.



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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