El juego del Rey (realeza imperfecta)

CAPITULO 39

Persefóne:

Gritos gritos aterradores, pánico, miedo todo eso venía como un menú en una caja de comida rápida, las lluvias de flechas no paraban y a lo lejos se escuchaba el sonar de las trompetas, algo indignada corrí hacia adentro del salón del trono dónde el rey ya estaba dando órdenes para atacar.

No había la menor sospecha de que fuera Caellum, uno de sus hombres muertos no los confirmaron; los espías habían contado la cantidad exacta de los hombres, el rey comenzó a trazar un plan estratégico y yo solo me dedique a mirar todo en silencio, mi hermana se encuentra a mi lado dándome consuelo, yo mantenía la mirada pérdida.

¿Por qué atacarían?

Caellum no tiene ejercitos, y Caelestis necesita abastecerse de alimentos.

Estabamos en desventajas y ellos parecían saberlo, no lo pensé dos veces solo salí de ahí en dirección hacia el techo donde estaría protegida necesitaba información directa, de todo lo que ocurría no podía quedarme esperando a que todo terminase.

Posiblemente Caellum buscaba pelea por el agravio hacia su prometida, sin embargo ¿Por qué atacar ahora? Observé la vista panorámica, los soldados hacia gritos para infligir terror, los arqueros se preparan para lanzar la siguiente flecha y de entre ellos se observa a un hombre de armadura dorada.

—Esto no me gusta.—hablo para mí misma, solo faltaba un día para mí fiesta y todo se vería cancelado por culpa de un principe.

Camino devuelta al palacio y entro a la sala de juntas, tanto los generales como el rey comienzan a trazar un plan, Heather se muestra fría y la reina de igual forma, mi hermana también se muestra tensa ante la situación.

—¿Cómo combatiremos?.

—¿Cómo podríamos ganarles? Sus arqueros no dejarán de disparar al mínimo paso que den.

—Ahuyentarlos—habla Vladimir llamando la atención de todos a excepción de Kilian quien no muestra expresión alguna—Si el que está al mando es un príncipe no veo porque no ahuyentarlo, si ellos disparan flechas ustedes tripas, y podrían contactar con el rey actual del lugar, para que retire su tropa dudo que quiera ver a su prometida mal por un inconveniente como esté.

Kilian voltea a verme y yo bajo la mirada algo avergonzada fue egoísta pero me costó mucho trabajo crear un plan estratégico para Kilian, crear temáticas, juegos, y sobre todo trazar calculadamente cada paso que daría con los reyes de Gleen.

—Bien, acércate Vladimir—la voz del rey es más gruesa que de Vladimir e imponen autoridad a cualquiera—Quiero que de aquí a la noche se valla.

—He hablado con el rey Jerónimo—comenta el antiguo Rey haciendo acto de su presencia su mirada fría cala a cualquiera ni siquiera mira a la reina—Ya ha mandando a retirar las tropas, pero no está de más darle un buen susto por destruir nuestra paz.

El gran susto que pasamos se aligera, ambos Reyes preparan lo que será su plan de ahuyentarlos, salgo del lugar algo aturdida tenía miedo de que nada salga como quisiera, me encaminó hacia la cocina para buscar algo con lo cual quitar está ansiedad, en el comedor me encuentro la imagen de Dayan y Lorena quienes comen en tranquilidad.

Levantó la mano en forma de saludo pero ambas bajan la cabeza, muerdo mi labio sintiendo rechazo hacía mi y decido pedir algo ligero. las chicas me atienden con una sonrisa débil y luego salgo de ahí.

Es evidente que están enojadas por no hacer algo para ayudar a Sara, no tenía consciencia de lo que sucedió mientras yo no estaba, pero entiendo su molestia.

Camino por el pasillo hasta llegar a una habitación distintas una que está completamente vacía, me siento en el piso y miro por el lugar parece tan vacío como lo está mi mente ahora, no puedo decir nada ahora y se que Freya no dejará que nadie me encuentre al menos por algunos minutos en los cuales calmo está sensación de tristeza, la luna oscura ilumina el lugar y poco a poco los gritos cesan y se alzan vítores de victoria, admiro los globos flotantes que salen volando hacia el cielo y pierdo la noción del tiempo en la cual estoy aquí, cierro los ojos de que el sueño me consuma.

Mañana sería otro día yo sé que si.

Desperté no se que hora era lo único que se es que aún seguía en este lugar, mis ojos se acostumbraron al panorama en el lugar, no había nadie más que yo y mi respiración pesada, cuando voy a abrir la puerta, está se abre abruptamente provocando que grite pensando que es un espectro, sin embargo lo que llega a sostenerme con fuerza en sus brazos en todo menos un espectro.

—¿Me puedes decir que hacías aquí? ¿Buscabas enfermarte?—sus preguntas regañosas bombardean mi mente—Estuve buscándote y resulta que estabas aquí.

—Queria despejar mi mente—le hable algo cansada, mire el reloj en su mano y note que eran las dos de la mañana—¿Qué ocurrió?

—Logramos ahuyentarlos, Ignacio dió la palabra de que Jerónimo vendría a disculparse—asiento con la cabeza, me mira fijamente—¿Qué te ocurre?

—No lo sé, me siento mal—le confieso comienzo a explicarle y el me escucha atentamente, a la final lo que me sorprende un poco a recibir otro abrazo—¿Kilian?

—Lo haremos—susurra contra mi cuello en voz baja—Se que tienes espectactivas altas sobre la fiesta, todos fueron avisados y vendrán a pesar del percance.

—No era necesario podíamos posponerlo—le hable algo sonrojada, como siempre mantiene ese aire frío pero no le quita lo cálido que parece o que solo yo puedo ver.

—Ya fueron avisados—me mira como infligiendo autoridad y yo le miro algo molesta—Vendran y no hay discusión.

—Esta bien.—sonrio con calidez, ambos salimos de la habitación para ir hacia la nuestra, el gran susto que pasamos ya se había ido y solo quedábamos los dos en una noche de placer.

Algo que disfruto constantemente con el, nos quedamos despierto un rato y simplemente luego de eso cada uno cayó en un profundo sueño.

....

—¿Las invitaciones ya fueron recibidos?—Deniska asiente con la cabeza—¿Qué pasó con las máscaras?



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En el texto hay: drama, amor, juego

Editado: 30.04.2022

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