El Juicio de la Teocracia

Prólogo: Reunión de Guerra en Nazarick

El trono de Ainz Ooal Gown, imponente y silencioso, se encontraba en lo alto de la Sala del Trono del Gran Túmulo de Nazarick. A su alrededor, las luces mágicas proyectaban sombras suaves y multicolores, reflejando sobre los metales negros, dorados y púrpuras que decoraban la estancia con una majestad silenciosa.

Albedo, aún arrodillada, aguardaba en silencio a que su Amo hablara de nuevo. Su respiración era lenta, medida, casi reverente, como si exhalar en el momento equivocado pudiera considerarse una blasfemia.

—Albedo. —La voz de Ainz era suave, pero su tono no dejaba espacio a la duda—. Convoca a todos los Guardianes de Piso a una reunión urgente.

—Sí, Ainz-sama. Inmediatamente —respondió con voz firme y profunda devoción.

La figura esquelética de Ainz no se movió mientras Albedo se retiraba con pasos gráciles. Por fuera, mantenía su porte de gobernante absoluto. Por dentro...

(¿Acabo de declarar la guerra... así nomás? ¡Noooo! ¿Qué pasa si no estamos listos? ¿Qué tal si hay algo que no vi venir? ¿Dónde está Demiurge cuando más lo necesito?)

Ainz cruzó los brazos, haciendo su mejor esfuerzo por parecer que estaba contemplando profundamente los próximos pasos estratégicos.

(¡Demonios! Solo dije que íbamos a destruir la Teocracia porque se sentía apropiado. ¡Maldita sea, Suzuki Satoru! ¿No podías simplemente mantener la boca cerrada?)

Con el sonido de pasos mágicamente sincronizados, los Guardianes de Piso fueron entrando uno a uno.

Shalltear Bloodfallen, elegantemente vestida, se postró con una reverencia perfecta. Cocytus, la encarnación del deber, hizo un saludo formal. Aura y Mare llegaron juntos, la primera llena de energía y el segundo con su habitual timidez. Demiurge apareció con una sonrisa cortés, ocultando pensamientos posiblemente perversos tras sus gafas. Pandora's Actor llegó el último, marchando con exagerada rigidez antes de caer de rodillas teatralmente.

—¡Mi amado Padre! ¡Al contemplar su gloria, siento que los cálculos numéricos de toda mi existencia se recalibran hacia la perfección!

—...Sí, sí, está bien —respondió Ainz, deseando que su doble tonificara su entusiasmo, especialmente en situaciones serias como esta.

Cuando todos estuvieron en sus lugares, Albedo tomó posición a su derecha, esperando la palabra de su Amo para iniciar la reunión.

Ainz se levantó lentamente. Un gesto simple, pero que captó de inmediato la atención de todos. Los Guardianes aguantaron la respiración. Cada palabra del Supremo Ser era una joya que debía atesorarse.

—Guardianes... Nazarick ha sido ofendido. Una amenaza ha emergido. Uno que nos atrevió a imitar... nuestras habilidades. —Hizo una pausa. Luego, con voz más grave y lenta, agregó—: La Teocracia de Slane fue responsable de arrebatarnos a Shalltear una vez. Usaron un objeto prohibido de otro mundo, un World Item, para controlar a uno de los nuestros.

Los Guardianes tensaron sus posturas. Shalltear cerró los ojos con fuerza.

—Y ahora —continuó Ainz—, encontramos a una mujer humana capaz de invocar técnicas similares a las de Nazarick. Una coincidencia demasiado conveniente.

La temperatura mágica descendió. El silencio era absoluto.

—Ordeno la preparación para una operación militar a gran escala. La Teocracia de Slane será eliminada.

Demiurge ajustó sus gafas con una mano huesuda y elegante.

—¿Debemos suponer, entonces, que actuaremos sin mediación diplomática previa?

Ainz asintió.

—Correcto. No habrá advertencias. No más errores... como los que cometieron con Shalltear en el pasado.

La vampira, aludida directamente, apretó los puños y bajó la mirada.

—Entendido. Esta vez no cometeremos fallos —dijo, con firmeza renovada.

Ainz se sentó una vez más, dejando que su túnica negra se acomodara alrededor del trono.

(Ok, hasta ahora... todo suena bien. Nadie ha cuestionado nada. Quizás esta sea una de esas veces en que hablar sin pensar resultó ser lo correcto. ¡Gracias, intuición de jefe final de MMO!)

—Albedo. ¿Estado de nuestras fuerzas?

Ella dio un paso al frente.

—Las tropas de ocupación en el antiguo Reino Re-Estize están plenamente establecidas. Las unidades de élite pueden movilizarse en tres días. El Cuerpo de Caballería No-Muerta está listo. Los refuerzos de los enanos y los semi-humanos del Gran Río Glaciar ya han sido contactados.

Ainz asintió.

—¿Y los dominios de reciente conquista?

—Están en proceso de integración. Las directrices del manual de ocupación están siendo aplicadas en fase piloto. También, los Elfos Oscuros... muestran señales de reverencia hacia Mare y Aura. Algunos incluso intentan seguirlo a usted, Ainz-sama —dijo con una sonrisa apenas contenida.

(¿Me siguen...? ¡¿Quieren venir a Nazarick?! No, no, no, eso no estaba en el plan. ¡Yo solo quería que los niños jugaran con Aura y Mare!)

—Que permanezcan bajo vigilancia. No tomen medidas aún. No debemos apresurarnos.

Demiurge habló entonces.

—¿Y qué hacemos con la prisionera?

Silencio. Todos miraron a Ainz.

(¿¡Qué hago con ella!? No podemos matarla sin saber qué sabe. ¿Pero y si es una jugadora... o algo peor?)

—De momento... reténganla. Pandora's Actor y Nigredo se encargarán del interrogatorio. Si muestra habilidades que se asemejen a las nuestras... deben ser documentadas en detalle.

—Con gusto, padre —respondió Pandora's Actor con un saludo exagerado—. ¡El teatro de la verdad será representado ante mis ojos!

—... No lo dramatices.

—Entendido.

Ainz se recostó un poco en el trono.

—La Teocracia será nuestra prioridad. Esta vez... no sólo responderemos a su agresión. Vamos a mostrarle al mundo que aquellos que se atreven a alzar la mano contra Nazarick... no vivirán para arrepentirse.

Los Guardianes inclinaron la cabeza. Una sombra de solemnidad cayó sobre la sala.

La guerra había sido declarada.



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En el texto hay: fanfic, novelaligera, ainz

Editado: 01.06.2025

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