El laberinto del corazón

Tormenta

Al llegar a la cima vio que efectivamente el puente conducía la salida por encima de las paredes, la cual estaba junto al gran porto por donde había entrado. Con calma comenzó a caminar a paso lento por el puente colgante que se veía muy frágil. El solo dar un par de pasos le pareció una eternidad.

Al faltarle un poco para llegar a la mitad del camino repentinamente escuchó el aullido y gruñido de los lobos debajo del puente colgante y al mirar hacia abajo por entre sus pies los vio, eran al menos 5 lobos esperando a por él, a que diera un tropezón o a que el puente se rompiera y callera para poder devorarlo. Podía ver en sus ojos que ya saboreaban su carne de antemano incluso.

Daba cada paso con suma calma, cuidando de que ninguna de las frágiles maderas que formaban el puente se fuera a romper por su peso. A cada rato miraba hacia atrás con miedo y hacia adelante con esperanza mientras también veía a la tormenta acercarse más y más, incluso ya llegaban algunas gotas que mojaban su camino hacia la salida. 

Tardó al menos media hora más en recorrer un cuarto más del camino y los lobos sorteando las paredes traicioneras del laberinto seguían su retro esperando.

En su camino hacia la salida observo el árbol de naranjas con el cual había saciado su hambre y su sed, esté estaba a solo unos cuantos pasillos de la salida, pero el enredado y tramposo laberinto lo tuvo tanto tiempo dando vueltas y vueltas casi en círculos entre sus paredes.

_ ¡Qué irónica trampa!_ pensó en voz alta mientras caminaba con calma

_¡¡¡Casi parece retratar los dramas de una relación en forma más literal!!!_ Se reía de su pensamiento mientras los rayos de la tormenta eléctrica comenzaban a caer en la cima de la torre por donde había subido hacia el puente.

A solo unos pocos metros de la salida las cuerdas del puente comenzaron a hacerse más delgadas y desgastadas y también las maderas de este se separaban un poco más entre sí, gracias a ello tenía que retrasar aún más su ritmo para que no se derrumbara, A pesar de sus cuidados una de las frágiles maderas se rompió, dejando su pies derecho colgando hacia el vacío, los lobos debajo saltaban intentando agárralo y para su suerte no alcanzaban.

Trato de sacar su pie empujándose para atrás y subiéndose nuevamente, pero colocando todo su peso en una parte del puente, escucho como las maderas crujían y una de las cuerdas que sujetaban la parte superior del puente se cortó, el puente comenzó a tambalearse, otra de las cuerdas inferiores ya estaba a punto de romperse también y si eso pasaba, los lobos por fin lo alcanzarian al caer.

Se levantó de un salto y comenzó a correr, solo le quedaban un par de metro y estaba fuera de este lugar, saltaba entre las separaciones de las maderas mientras el puente se venía abajo detrás de Él. Para su mala suerte los rayos de la tormenta también estaban casi pisándole los tobillos. 

Corrió como una bala y a solo un metro de la salida, una rama alta del rosal lo pinchó al pasar, sintió que la sangre comenzaba a arderle pero sabía que debía continuar. Casi llegando al filo de la pared, un rayo cayó justo detrás de él empujándolo bruscamente hacia adelante pero ya no le quedaba más camino y estaba a varios metros del suelo, en su caída trató de sujetarse de algunas ramas a su alrededor pero no alcanzó ninguna y cayó boca abajo en el techo de su auto. Sintió las gotas de lluvia caer sobre él y lo último que pudo escuchar fue la alarma de este sonar antes de desmayarse.



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En el texto hay: vengaza, relatocorto, relatos de ficcion

Editado: 26.09.2022

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