El lado oscuro del Rey

Capítulo I: De vestidos y egendros

Desde hace unos años mi mamá había adoptado la costumbre de que cada inicio de semana nos dieran un itinerario de nuestros deberes, esto se creó para que tuviéramos más organización y que los eventos no se cruzaran, aunque muy en el fondo lo que querían era que mi hermano Lucian y yo asistiéramos y no nos quedáramos dormidos.

–Y por último el jueves el Alfa y la Luna tendrán la visita de los sub- Alfas de Cuxem para tratar el tema de los mates– hablo la asistente de mamá, la cual no le quitaba los ojos de encima a mi hermano mayor, Edward. –oh no, lo olvidaba, el viernes será el baile.

– ¿qué baile? – pregunte interesada.

–El baile es por la conmemoración del aniversario de la libertad de Vancorium.

Supongo que no iríamos, mi padre, el Alfa de Cuxem, tiene cierta antipatía contra los vampiros y más específicamente contra el Rey de ellos. Nunca habíamos tocado ese tema pero no es difícil adivinarlo ante los gruñidos que dejaba salir cada vez que se mencionaba la palabra “vampiro”

–Yo no acepte esa invitación– gruño mi padre con enojo. –claramente no iremos a ese evento.

–Temo decirte que si asistiremos, cariño– dijo mi madre con una sonrisa arrogante mientras acomodaba su cabello pelirrojo– yo acepte esa invitación.

No vamos a ir– discutió de nuevo.

–no es mala idea ir a Vancorium– añadió mi hermana Scarlet con emoción– nuevos horizontes, nuevas aventuras y no se… quizás los vampiros sean guapos.

– ¡nadie ira a ese estúpido baile! – grito mi padre con furia.

– ¿votaciones? – pregunto mi hermano Edward con cautela.

Para sorpresa de mi padre todos queríamos ir, nunca habíamos ido a Vancorium y es normal que tengamos curiosidad de conocer el castillo y al famoso rey de los vampiros.

–todo resuelto, iremos al baile de Vancorium– dijo mi madre emocionada– vamos chicas, tenemos que ver vestidos.

Odio los vestidos, aunque irónicamente en la corte de Cuxem es una regla usarlos, todo el tiempo.

–Alto ahí– nos detuvo mi padre antes de que saliéramos del saloncito verde– Anastasia no ira.

– ¿disculpa? – pregunte extrañada.

–Richard no empieces, por favor– suplico mi madre–La invitación es para todos.

–sé que esa invitación tiene dobles intenciones y no expondré a mi hija ante ese chupasangre.

–Déjenme a solas con su padre– pidió mi madre por lo que mis hermanos y yo salimos al pasillo.

No sabía cómo le había hecho mi mamá para convencer a mi padre de que me dejara ir con ellos a Vancorium y la verdad poco me importaba ya que desde hace dos meses que mi papá, el Alfa de Cuxem, me trae entre ceja y ceja porque me corrieron del internado, al parecer al intento numero 50 las lobas estiradas se hartaron de mí.

Yo era la más rebelde de entre mis hermanos, somos cuatro, Edward el mayor y el próximo Alfa, después sigo yo, el siguiente en Lucian y la más pequeña es Scarlett, esta última es la copia de mi madre: pelirroja, aunque con los ojos verdes de mi padre, delgada y con grandes pechos, en cambio yo era alta, con el cabello negro y ojos azules.

No me podía quejar, tenía una buena vida, buena familia aunque mi padre es muy controlador pero así lo quiero, claro que si mi mate llegara tampoco me quejaría pero bueno, tiempo al tiempo.

–El rojo le queda muy bien– me dijo la modista cuando me posicione frente al espejo. El vestido era largo, rojo brillante, el corsé estaba marcado por unas líneas color rojas, más oscuras que el resto del vestido y además el conjunto venía con un delgado cinto, para así hacer la ilusión de que tenía cintura ya que yo no tenía, “estaba pareja” como decía mi mamá.

–Me veo muy bien, el rojo es mi color– dije viéndome en diferentes ángulos.

Después de eso mi hermana salió con un vestido color palo de rosa con flores, que maña eso de las flores, el vestido era largo y la verdad se le veía muy bien, aunque sus prominentes pechos se asomaban por ahí pero bueno.

–me gusta– dije con una sonrisa.

–A mi también– añadió mi mamá– Coco ¿puedes modificar el escote del vestido?

– ¡mamá pero eso es lo que más llama la atención! – se quejó Scarlett

–Cariño, hay una fina línea entre lo sensual y lo vulgar y créeme no querrás saber cuál eres ahorita– explico pacientemente mi mamá hacia la pulga– Así que no discutas.

–lo tendré para el jueves, mi Luna– respondió amablemente Coco.

 

–Imagínate que tu mate sea un vampiro– me dijo Lucian, estábamos acostados en mi cama, no estábamos haciendo nada, simplemente disfrutando de la compañía del otro– una vampiresa, sería bastante excitante.

–Mi papa pegaría el grito en el cielo– conteste tras haber lanzado una carcajada. – dicen que las vampiresas son muy sensuales pero son muy… peligrosas.




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