El lado oscuro del Rey

Capítulo III: Inseguridades

Capítulo III

Los cristales se esparcieron por todo el pasillo del castillo, de pura suerte que nadie resulto herido, o sea si hay rasguños pero al menos no tenemos cristales en los ojos… creo.

–Vaya vaya– susurra Vladimir al momento en que se separaba de mí.

– ¿Por qué luces tan… complacido? – pregunto asustada viendo el desastre y las miradas estupefactas de mis hermanos.

–Muy buena forma de callar a los demás– mi mate suena orgulloso, sus ojos recorren todos los cristales. – bueno Anastasia no se puede ir.

–No puedes obligarla– interviene mi hermano Edward– No eres nadie para demandar eso

–Soy su mate y el rey de los vampiros. – maldito vampiro échale más leña al fuego, una vez que Ed y mi papá se unen nadie los puede parar.

–Considero que debemos tratar el tema en un lugar privado– al fin mi madre dijo algo bueno– pero eso será mañana, hoy es una celebración importante.

–Pero... – mi papá trata de dar su negativa pero mi mamá le lanza una mirada retadora, la cual no acepta replicas, después de eso mi papá suelta un gruñido y se cruza de brazos. –haz lo que quieras

–Siempre lo hago, querido– a veces no sé cómo se aguantan esos dos. – Vladimir deberías ser buen anfitrión y decime donde es la cocina o en su defecto donde puedo conseguir algo que no sea sangre.

–En media hora subirán la comida– respondió Vladimir con aburrimiento– la sangre es muy sabrosa deberías probarla.

–Antes muerta– contesta mi madre. –ahora, me encanta el chisme pero su majestad y Anastasia tienen temas que tratar.

–Mamá ¿Cómo puedes permitir…?– Pregunta Edward incrédulo ante las actitudes de nuestra madre.

– ¡A callar muchachito! – Exclamo mi mamá como cuando éramos niños– ¿Qué esperan? Andando a sus habitaciones, ya no hay nada que hacer aquí.

Mi familia va desalojando el lugar a regañadientes pero antes de que se vaya le doy las gracias a mi mamá por interferir, su respuesta fue simple una sonrisa y un guiño. Después de eso el rey de los vampiros toma mi mano y ambos nos adentramos a la habitación.

–Tu padre y yo nunca no hemos llevado del todo bien– el vampiro no luce apenado, al contrario parece divertirle toda esta situación. – ¿sucede algo?

–Necesito respuestas– contesto con calma pero por dentro estoy demasiado nerviosa. – ¿Qué pasara ahora?

–bueno vivires aquí y gobernaras conmigo. – Vladimir se sienta en la cama y me sonríe con tranquilidad, como si todo esto fuera tan fácil, trato de no poner mis ojos en blanco y no lanzar un comentario estúpido, en verdad estoy tratando.

–Parece que todo esto es sencillo para ti– mi sarcasmo sale a flote y comienzo a caminar por toda la habitación. – No sé si pueda adaptarme.

–Lo puedes hacer sencillo o difícil– contesta Vladimir levantándose y tomándome de los brazos para que detenga mi caminata– Anastasia te he esperado durante mucho tiempo, no voy a permitir que te alejes por inseguridades o aun peor que alguien más me aleje de ti ¿entiendes? Lo resolveremos juntos.

– ¿juntos? – El vampiro sexy se atrajo a su cuerpo, acuna mis mejillas con sus manos, sonrió nerviosa y finalmente acerco mis labios a los suyos, como si con el beso selláramos nuestra promesa.

Su fuerte agarre en mi cintura, mis dedos revolviendo su castaño cabello, mis ojos cerrados y nuestros labios enlazándose, un millón de sensaciones me estaban invadiendo, excitación, cariño, protección nunca había sentido nada igual con otro.

Solo espero no arrepentirme.

–Ahora menos voy a dejarte ir– dijo después de habernos separado por falta de aire– no me importa pelear con tu padre.

–Supongo que él tendrá que aceptarlo en algún momento– conteste viéndolo directamente a sus ojos rojos. –hablare con él.

 

–Mi hermana Reina de los vampiros– dice mi hermana, Scarlett emocionada, nos estamos arreglando para el dichoso baile, mi hermana se está maquillando en la habitación que me asignaron y en tanto mi madre se encuentra peinándome.  – y luego el castillo es glamuroso y elegante, obviamente voy a venir a menudo a visitarte.

Tanto mi mamá como mi hermana se encuentran emocionadas ante la idea de que viva aquí. Unas parte de mi estaba emocionada, ya que últimamente es difícil encontrar a tu alma gemela pero por otro lado me encontraba indecisa, el hecho de vivir lejos de mi familia me ponía mal, además las costumbres de los vampiros son muy distintas a la de los licántropos.

–Tú lo sabias ¿no? – me dirijo a mi mamá y la veo a través del reflejo del espejo, mamá me mira confundida pero que a mí no me quiera ver la cara, sabe perfectamente de que hablo– tu sabias que Vladimir y yo somos mates o si no ¿Cómo explicas la insistencia de que aprendiera más sobre Vancorium?




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