El lado oscuro del Rey

Capítulo X: Desfiles y sombreros

Mientras desayuno me invaden los recuerdos de la cueva, una parte de mi sabe que no tengo que preguntar nada pero no aguanto la curiosidad necesito saber que hacen ahí esos humanos.

Vladimir está en la cabecera del comedor, en realidad es un comedor de solo cuatro sillas, la sala es sencilla aunque tienen grandes ventanales que tiene vista al mar, el cielo oscuro está iluminado con una gran luna y a pesar de que me siento cómoda aquí, siento que me falta mi gente, los gritos de mi mamá, las travesuras de Lucian, la seriedad de Edward, la risa de mi padre.

Sacudo mi cabeza en un intento de disipar esos pensamientos negativos, revuelvo mi copa de vino y es ahí cuando una maquiavélica idea invade mi mente, Vlad está tomando una copa de vino y sé que es sangre porque está más espesa que el vino.

– ¿te puedo hacer una pregunta? –pregunto con cautela.

–las que quieras, cariño– responde con una sonrisa y se inclina hacia mí.

– ¿de dónde proviene la sangre que toman?

Observo perfectamente como se le tensan los hombros, dirige sus ojos hacia el techo y suelta un suspiro.

–Esperaba que tuviéramos esta conversación más adelante– susurra pero aun así sonríe aunque la sonrisa no llega a sus ojos. –La mayoría desconoce la procedencia del alimento de los vampiros, me refiero a que todo el mundo sabe que tomamos sangre pero no saben qué tipo de sangre.  Y a pesar de que podemos beber tanto de los licántropos, hadas, y brujas lo tenemos prohibido por el consejo, aunque tengo que admitir que yo implemente esa ley. Bebemos sangre de animales o en su defecto una sustancia parecida a la sangre, no es el mismo sabor pero sirve de la misma manera.

– ¿Qué hay de la sangre humana? – inquiero y después le tomo a mi copa.

–Es la más deliciosa– dice mojando sus labios. – un tema que no estas lista para escuchar.

–pero…

–la comida se enfría cariño. – dice sonriendo.

No sé porque continúo comiendo a pesar de que ya no tengo hambre, pero mis manos se mueven por inercia. Vladimir se toma de un hilo su copa de sangre y después continúa viendo como termino mi comida seguido de eso ambos nos levantamos, él me toma firmemente de la cintura y me lleva a nuestra habitación.

Hago toda mi rutina de noche y después me acuesto al lado de mi mate, suspiro y me abrazo a él y justo cuando cierro mis ojos alcanzo a escuchar su susurro.

–hay cosas que es mejor que no sepas.

 

Vladimir

–Mi querida Eleonor– salude a mi principal consejera una vez que llego a mi despacho.

La rubia vestía con unos altos tacones, un vestido negro ceñido al cuerpo y su cabello en ondas, impecable como siempre. Me sonríe una vez que toma asiento frente a mí.

–Mi señor. –dice inclinado un poco su cabeza.

– ¿escuchaste lo que ha pasado con nuestro principal proveedor? – inquiero entrelazando mis manos mientras le dedico una sonrisa falsa.

–Me entere que tus amigos pulgosos nos están dando problemas. – responde con fastidio y es que no es tema nuevo que a Eleonor no le caen muy bien los licántropos, los soporta pero solo por conveniencia.

–Querrás decir estaban.

Si bueno esos cambios de humor de Richard no son casualidad además mate dos palomas de un tiro porque tanto han cesado el control de los portales como mi mate, mi querida e inocente licantropa está conmigo.

– ¿a qué te refieres? – pregunto confundida la rubia.

–tenia algunos favores sin cobrar– me encojo de hombros– pero esa no es la razón por la que te he llamado, necesito que te asegures de tener seguridad en todos los subterráneos, es imperativo que Anastasia no tenga conocimiento de esto.

–En algún momento lo sabrá– Eleonor resopla con hastío–Se supone que te ayudara a gobernar Vancorium o ¿acaso quieres que sea un jarrón en el fondo de la sala?

–Cumplirá su deber como todas las anteriores reinas: Sera la parte inocente y cariñosa tenemos que tener un equilibrio– contesto con soltura y seguro del papel que desempeñara mi compañera– Además pensé que no tolerarías a Anastasia.

–Me agrada su madre– se levantó de la silla, pasó su cabello hacia su hombro derecho y sonrió–Además odio que nos hagan menos porque somos mujeres, no creas que no sé lo que haces con tu niña.

–Eso es algo que no te incumbe.

–me atañe porque pronto será mi reina.

Anastasia

Querida Ana espero que te encuentres muy bien y que te estés adaptando de la mejor manera posible a tu nuevo mundo, estoy segura que Vlad te está ayudando. El castillo ya no es lo mismo sin mis niñas y es que las añoro con locura, estoy segura que tu padre se siente de la misma manera.

Me disculpo por ser tan lacónica en mi carta pero hemos tenido algunos problemas, pero admito que Edward me ha sido de mucha ayuda.

Estaré esperando tu respuesta, cuídate mucho mi cielo y no te mentas en problemas.

Aurora R.

Termino de leer la carta de mi madre y la vuelto a meter al sobre rojo que huele a rosas, típico aroma de mi mamá, la añoro muchísimo. Mi pena no dura mucho porque una de las chicas que me ayudan a arreglarme viene corriendo hacia mí, suelto un suspiro y volteo a verla.

– ¡Señorita! ¡Señorita! –me llama a gritos Lucy, la pequeña castaña de grandes ojos rojos me mira apurada.

– ¿Qué sucede Lu? –pregunto porque su estado se ve algo… desesperado.

–Se nos pasó decirle que hoy es el desfile en conmemoración al antiguo rey de Vancorium– la miro con extrañeza, Lu lo nota y me insta a caminar hacia mi habitación– Usted y el Rey tienen que asistir, además al final del desfile se realiza un discurso y una actividad que…

La pequeña Lucy no me alcanza a decir nada porque Damon viene hacia nosotras, viste con traje gris, camisa blanca y la corbata la lleva desecha.




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