El lado oscuro del Rey

Capítulo XV: El mal necesario

Acaricio sus largos cabellos oscuros, su respiración es lenta y su rostro se ve lleno de paz e inocencia, aunque sé que la niña a mi lado tiene de inocente lo que yo de humano, pero esta tan ajena a todos los conflictos que la rodean que solo me hace sentir asco y repulsión hacia mí mismo.

Las decisiones que he tomado los últimos años han ido de mal en peor. Había conspirado contra mi más grande aliado, él licántropo que más me ha apoyado en toda mi existencia, eso sin contar a pajarito, la madre de la mujer a mi lado… gracias a mi todo Cuxem está hecho un caos.

Me levanto de la cama con suavidad y mientras me visto observo a la pequeña Anastasia.

Otra equivocación, otro favor y otro hechizo de bruja.

¿Qué hubiera pasado de no ser por el hechizo que le hice a Anastasia? ¿hubiera sido mi mate naturalmente o estaría con alguien más? <<Ella fue tu última oportunidad Vladimir Enys, ninguna de sus muertes ha sido por tu causa, pero si haces esto no puedo asegurarte que sentirás lo mismo que con las otras<< recuerdo claramente las palabras de Rowina, la mirada llena de reproche de Hugo, pero yo solo quería asegurar mi felicidad…

Niego con la cabeza, no tengo tiempo para arrepentimientos. Todo lo que he hecho ha sido por el bien de Vancorium y mi pueblo y así tenga que matar a todos los Ross por el bien de mi pueblo que así sea.

–¿A dónde vas? – escucho el susurro de la mujer que invade mis pensamientos, su voz esta ronca y un tanto adormilada.

–Tengo un par de reuniones– respondo en el marco de la puerta de nuestra habitación– Además tenemos el banquete de bienvenida de Celestia.

–Qué horror– susurra rolando los ojos– ¿Cuándo dices que se va tu invitada?

–Mañana. – respondo breve– Les hablare a las chicas para que te ayuden.

 

Anastasia

El vestido que escogí para el dichoso banquete de bienvenida era de seda color azul eléctrico, el cual se acoplaba a las pocas curvas que poseo, quedaba algo suelto en el escote lo cual lo hacía ver más sexy y me llegaba por encima de la rodilla. Para marcar aún más mi cintura me puse un cinturón de plata que en cada extremo tenía la cabeza de una serpiente, el animal representativo de Vancorium, por último, mis tocones color piel para que no resaltaran.

Maquillaje sencillo, accesorios plateados, prefiero el oro, pero la plata se ve mejor con el vestido, en el pelo Lucy me hizo dos trenzas y mi cabello caía en suaves ondas. Estas vampiras siempre me dejan espectacular ¿o será el modelo? Tal vez ambas.

Finalmente tocan la puerta de la habitación, el olor de mi mate es inconfundible por lo que echo un último vistazo a mi atuendo, sonrió con aprobación, doy las gracias a las chicas y le abro a mi mate, quien espera paciente de otro lado de la puerta, mi mate viste un traje color azul, con una simple camisa blanca… los vampiros son perfectos, tanto que con cualquier cosa se ven bien.

–Te ves hermosa– me alaga viéndome de arriba hacia abajo.

–Gracias– respondo con cierto calor en mis mejillas.

Enlazamos nuestras manos y nos dirigimos hacia el comedor principal, el cual nunca se usa por obvias razones, además a Vlad no le gusta recibir visitas, a menos que se trate de una celebración o que sea estrictamente necesario.

–¿Qué tanto sabes de las hadas? – me pregunta Vladimir de forma repentina mientras hace que nos detengamos a medio pasillo.

–Uhmm, supongo que lo que todo el mundo sabe– me encojo de hombros, en el internado no estaban muy interesados en darnos clase sobre las demás cortes y mi madre solo me enseño algunos detalles– Tengo conocimiento de que no cualquiera puede visitar su corte, que son de los pocos que tienen un sistema democrático, aunque Celestia ha estado en el poder los últimos años, así que desconozco si eso siga siendo democrático…

Vladimir me mira arqueando una de sus cejas, mi mate sonríe de lado y rola los ojos con burla.

–¿Habilidades, medio social, económico, cultural? – niego con la cabeza y sonrío con inocencia–Al menos conoces algo de política. Un líder debe conocer no solo su país, su territorio y su gente, sino que debe también conocer los reinos que lo rodean y sus líderes, sus debilidades y sus fuerzas.

–Me pondré al corriente– es lo único que digo y es que mi educación se enfocó más en conocer las costumbres y la forma de vida de Vancorium y claro de Cuxem.

–Aprenderás conforme a la práctica. –dice con resignación, después de eso me toma delicadamente de las manos y me mira con un poco de miedo en sus ojos carmesí– Solo no hagas caso a todo lo que dice Celestia, gusta de crear discordia entre las personas y lo que menos deseo es que te cause alguna contrariedad.

–No te preocupes, Eleonor me ha advertido– respondo con una sonrisa enternecida.

Me encanta cuando se preocupa, a veces mi mate puede ser algo frio e incluso intimidante, pero tiene sus buenos momentos, lo cuales disfruto en sobremanera.

Aún tengo presente la forma en cómo me tomo en el pasillo, como sus manos me sostenían con fuerza, sus colmillos ansiando mi sangre, sus fuertes envestidas, estos pensamientos lo único que hacen es que sienta cierta humedad en mi sexo y que mi deseo aumente.

Llegamos al comedor donde ya está Celestia, a su lado se encuentra un hombre con el cabello por encima de los hombros de color naranja, muy parecido al de mi hermana y el de mi madre, pero el de mi familia es mucho mejor, además de eso el susodicho es de tes blanca con pecas en su afilada nariz, sus ojos son color miel y diría yo que tiene una mirada un tanto… salvaje si es que eso era posible.

–¡Vaya! Hasta que te dignas a aparecer– grita mi mate, su voz es llena de emoción.

Solo me quedo absorta al ver la escena frente a mis ojos. El pelirrojo se levanta de su asiento y camina rápidamente hacia mi mate con una gran sonrisa, ambos se abrazan y se dan los típicos golpes en la espalda, se sonríen como dos viejos amigos solo pueden y solo puedo verlos enternecida.




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