La vida es cruel, por la mañana, por la tarde y por la noche, los niños y los ancianos tienen hambre, los cuerpos tienen frío y las familias necesitan un hogar a donde regresar. La pobreza hace al humano enloquecer y hasta la vergüenza perder.
Hace mucho tiempo cuando los nobles gobernaban el mundo existió un héroe de los pobres, nadie conoció su verdadero nombre y mucho menos su rostro.
Él era amable y bondadoso con los suyos, pero despiadado con los nobles millonarios, vestía un pantalón café oscuro rasgado a la altura de las rodillas, también llevaba una camisa blanca medio fajada, se cubría la espalda con una capa negra deshilachada, sus zapatos eran unas botas negras viejas a conjunto y usaba un sombrero negro con un cinturón decorado con rubíes y su rostro lo cubría con un delicado antifaz que cubría la mitad de su cara. Su edad ha sido desconocida, pero a simple vista parecía joven y muy hábil con las armas blancas. Su origen aún es desconocido para el pueblo, pero a los más pobres no les importaba su procedencia o su nombre, al contrario eran muy agradecidos con el joven ladrón.
La primera vez que apareció era una noche tranquila e iluminada por las lunas de octubre, el viento apenas y movía las ramas de los árboles a punto de perder sus hojas, nadie esperaría que esa noche el coche del conde August Belmort fuera atacado por un ladrón aprendiz. Fue su primer ataque a la nobleza, esperó paciente que el conde saliera de una fiesta a la que los suyos no fueron requeridos, detrás de una gran roca se escondió por horas, soportando frío y hambre, estaba solo y decidido a recuperar aunque sea un poco el dinero de su gente,
Primero hizo creer al cochero que lo había golpeado con el coche, así que el inocente cochero bajo por orden de su amo a verificar lo que había hecho, acto seguido el ladrón aprendiz lo tomó por sorpresa y lo golpeó con una roca en la cabeza, al ver la roca llena de sangre aventó el cuerpo inconsciente del hombre y tomó su lugar sin que el conde se diera cuenta del cambio, con gran habilidad lo llevó a la salida del pueblo, en dónde obligó al conde regordete a bajar del coche y despojarse de sus ropas y pertenencias valiosas, el conde era astuto y no se rendiría tan fácil, así que atacó al escurridizo ladrón con una navaja pequeña y afilada, pero no sería tan fácil derrotarlo, la pelea fue intensa, sin embargo la edad del conde fue su debilidad, pues el ladrón era joven y tenía más energía que él, pasó de darle pelea a quedarse sin fuerzas y sin más que hacer cayó frente a su contrincante sin aliento, al mirarle el rostro, el joven ladrón se percató que aún seguía con vida y al estar tan cerca de su rostro el conde esperó el momento justo para arrancarle el antifaz que le cubría el rostro, ante esta situación el joven ladrón se sorprendió, pues su identidad había sido descubierta por un error, ya que el conde fingió un desmayo y aprovechó la oportunidad para desenmascararlo. Sin embargo el ver su rostro en medio de la noche no fue suficiente, pues la oscuridad no permitía ver claramente el rostro del ladrón así que el conde intentó forcejear con el joven, pero terminó por caer hacia el fondo del barranco, para el ladrón fue inesperado, pues su intensión no era asesinar a sus víctimas de robo. Esa noche el joven ladrón había matado por primera vez a dos personas, ya no era solo un simple ladrón, ahora también era un asesino sin remordimientos. Recogió el motín que había obtenido y encontró un reloj de bolsillo de plata reluciente con un nombre grabado, así que lo tomó y lo guardó en su bolsillo. El hermoso reloj le dio una idea y a partir de esa noche el ladrón rompió los relojes a la hora de su ataque para que todos supieran la hora exacta en la que sus víctimas eran destruidas.
Después de esa noche los nobles de los alrededores tenían más precaución para salir a sus eventos sociales, algunos contrataron guardaespaldas y otros preferían no salir. Para el ladrón no fue fácil vender las pertenencias robadas, pues se darían cuenta que él era el ladrón, así que espero un tiempo para vender y atacar de nuevo. Mientras escogía las prendas más valiosas de su primer robo se encontró con algo muy peculiar, al parecer el conde siempre viajaba con una antigua fotografía de una hermosa mujer, el ladrón no le tomó importancia, sin embargo conservó la fotografía junto con las joyas robadas.
Pasado un mes el joven ladrón emprendió un viaje a otra ciudad para vender las joyas en el mercado negro, mientras buscaba el mejor postor descubrió cosas muy interesantes sobre las joyas, especialmente del reloj de plata. Él descubrió que dicho reloj no pertenecía al conde, pues había sido hecho especialmente para una persona y esa persona no era el conde, había más joyas que fueron robadas hacia veinte años en una masacre a la familia Romanov, al ser joyas de diseño exclusivo valían una fortuna, pues los Romanov eran nobles muy importantes y sus joyas eran buscadas como verdaderas reliquias. El usurero que le contó la triste historia le propuso que buscará todas las joyas y él les buscaba comprador. A pesar de eso decidió conservar el reloj y vender todo lo demás. El joven ladrón vio una salida a su problema y aceptó el trato, pero para conseguir las joyas restantes el usurero le proporcionó el nombre de la siguiente víctima con la condición de que ahora si le vendiera la joya, el ladrón aceptó y se marchó con más dinero del que pensaba.
A su regreso por la noche compró comida y ropa para los niños pobres que vagaban por las calles, visitó las casas más pobres y les dio comida y ropa. Las familias le agradecían los regalos, sin embargo él nunca mostró su rostro y les dijo que no hablaran de él y sus regalos. El ladrón era un fantasma y nadie sabía quién era, pero agradecían dejando una ventana abierta para que entrara y comiera cuando lo requiriera, ellos estaban convencidos que era uno de ellos y que no estarían solos más.
Mirando tras el telón, disfrutaba de aquel paisaje lleno de sonrisas y miradas cálidas, empezó a planear su nuevo ataque. Ahora era el turno de la duquesa Elizabeth Bugke, según la información, ella es una extravagante noble y supuestamente tenía un brazalete de zafiro que perteneció a la familia Romanov. El ataque era difícil y tenía que pensar muy bien como lo haría.
Días después empezó a espiar la mansión, verificó cuantos empleados trabajaban y cuanta seguridad tenía. Los nobles después de su primer ataque reforzaron su seguridad, pues aseguraban que su antiguo enemigo había regresado y venía a destruir sus vidas por completo, los nobles estaban ansiosos y paranoicos, pero eso era bueno ya que le daba una oportunidad para atacar y no dejar rastro alguno. Mientras espiaba escuchó de los empleados algo que lo dejó helado.
Los nobles tenían una organización secreta llamada Violet, los integrantes eran los más ricos y poderosos nobles, en total eran veinte, todos pertenecían a la nobleza y con dicha organización dominaban el comercio y otras áreas importantes para la economía, tenían un líder y su nombre era Sebastián Romanov. La organización iba perfecta pero los demás integrantes empezaron a notar el gran poder que su líder tenía y se sintieron celosos de los privilegios y fortuna que él tenía gracias a sus esfuerzos. El descontento empezó a crecer entre los integrantes de Violet, todos estaban de acuerdo en que lo mejor era deshacerse de su líder y borrar toda evidencia de su existencia. El joven ladrón descubrió la verdad sobre la masacre de la familia Romanov. Todo había sido un complot de Violet para eliminarlo, así que decidieron quemar la mansión con la familia y sus sirvientes dentro mientras dormían, la familia murió en una muerte lenta y dolorosa, el conde Sebastián, su esposa y su hija recién nacida murieron esa noche. Las joyas habían sido hechas para cuando su hija fuera presentada ante la sociedad, así que todas tienen su nombre grabado, es por eso que es fácil identificarlas. No obstante los criados decían que las joyas habían sido hechizadas por la condesa para que su hija no envejeciera y robara el tiempo de los demás, los rumores decían que la condesa era una hechicera que ayudaba a su esposo a dominar a todos a su alrededor, sin embargo nadie había comprobado dicha teoría, así que dichos rumores se fueron desvaneciendo con los años. La muerte de la familia Romanov quedó como un arreglo de cuentas de uno de los tantos enemigos que tenía.
La información era de gran ayuda, pues el joven ladrón llegó a la conclusión de que las joyas las tenían los integrantes de Violet, para que nadie supiera lo que habían hecho hace tantos años, también se percató que había alguien que los obligaba a cuidarlas de manera discreta, pues se pensaba que las joyas habían sido destruidas por el fuego.
Los remordimientos y la lastima hacia los nobles desapareció, pues ellos también habían cometido un crimen por pura conveniencia. Los ojos del joven ladrón brillaban de emoción, sus piernas dejaron de temblar y una sonrisa comenzó a aparecer. Él ya sabía cómo entrar en la gran mansión de Elizabeth Bugke, pues sabía su debilidad con lo que habían dicho los criados. Ya hecho el plan salió decidido, se vistió como un hombre de posición acomodada y tocó la puerta con seguridad. Él fue recibido por la duquesa, se hizo pasar por un vendedor exclusivo, así que la mujer quedó impresionada con la joya que le mostró, ese hermoso reloj la cautivó y emocionó de una manera extraña. La duquesa le explicó al joven ladrón que ella quería la joya para recordar a su gran amigo, sin embargo él ya sabía la verdad, la organización Violet tenía la obligación de recuperar las joyas, tal vez creían en la magia oculta de las joyas o querían ocultar su crimen. Los criados empezaron a desaparecer poco a poco, la visita del joven ladrón se hizo más privada de lo que imaginaba. Él tuvo tiempo para observar el atuendo elegante de la dama, a parte de su vestido le llamó la atención un hermoso brazalete, el usurero le había informado correctamente, ahora solo quedaba esperar el momento justo para proseguir con su plan. Duraron un rato tomando el té traído de algún lugar lejano, los bocadillos eran exquisitos y el ambiente era especial.
La duquesa le tomó aprecio y le ofreció una buena cantidad de dinero por el reloj de plata, pero con la condición de que nadie supiera que ella lo tenía, dijo temer por su vida y expresó tener un interés sentimental por la joya. El astuto ladrón le explicó que todo quedaría en secreto, pues la joya la había obtenido de un ladrón y no quería problemas con las autoridades. Así que la duquesa aceptó los términos y fue por el dinero acordado.
Mientras tanto el joven ladrón husmeo en la habitación y tomó algunas cosas de valor y esperó a la dama pacientemente. Ella apareció minutos después con una gran bolsa con el dinero acordado, Tomó el reloj y lo observó cuidadosamente, verificando que fuera el original, se acercó a la ventana y mirándolo contra la luz se dio cuenta que era verdadero, pero el reflejo que este le mostraba no era de su agrado, al intentar gritar su boca fue cubierta por la mano del vendedor, advirtiéndole que si no le entregaba el brazalete moriría en esa habitación, pero la duquesa no quería entregarle su mayor tesoro a un ladrón cualquiera y lo golpeó con el codo para liberarse de su atacante, pero fue inútil ya que el ladrón la tomó del brazo y le exigió la verdad sobre ese brazalete. La duquesa pensó que la liberaría si le contaba lo que sabía, así que le contó como la organización Violet le robó al conde Romanov todo lo que poseía, incluyendo las joyas que con desesperación querían encontrar, pues realmente creían que tenían magia y querían conseguirlas todas, pero les faltaba una de la que nadie sabía y les impedía comprobar los rumores.
Después de escuchar la historia tan repugnante, el joven ladrón golpeó en la cabeza a la duquesa con un antiguo reloj que estaba en la chimenea, dejando grabada la hora del ataque, la duquesa quedó tirada en el suelo y su vestido elegante quedó manchado de sangre, la habitación tenía olor a sangre y el joven ladrón sin dejar huella de su presencia le arrebató el reloj de plata y se disponía a quitarle el brazalete, pero éste no podía quitarse del brazo de la duquesa, al no tener otra opción el ladrón le cortó la mano con una espada que adornaba la pared, para obtener el brazalete, la sangre salió disparada manchando el traje elegante y después los criados aparecieron de la nada, pero no pudieron atrapar al ladrón. Todo pasó en un instante, sin embargo las autoridades competentes no lograron identificar al joven ladrón y mucho menos atraparlo. Era como si él supiera lo que iba a pasar, efectivamente era una trampa que los nobles le habían puesto al joven ladrón. Luego de salir de la mansión de la duquesa observo su nueva adquisición, pero gran sorpresa que se llevó, pues la joya era una muy buena imitación. Violet sabía que el joven ladrón había descubierto la verdad, así que o lo eliminaban o lo obligaban a trabajar para ellos. El joven ladrón se percató que había más de una imitación de las joyas originales y realmente no era verdad que la organización tuviera las joyas, así que el verdadero criminal les hacía creer que eran originales para mantenerlos callados y fieles a él. Sin embargo el joven ladrón no se daría por vencido tan fácilmente y se propuso valientemente recuperar todas las joyas sin importar que Violet y las corruptas autoridades estuvieran tras él.