El legado 2: Tinieblas

14. Autodestrucción

NATALIE

—De nuevo.

Ante la orden de Keia, Nesha se giró hacia mí. De su boca salía un fino hilo de sangre, producto del puñetazo que lancé contra ella. Sus ojos grises conectaron con los míos, serios y calculadores. Antes de que su ataque frontal consiguiera su finalidad, agarré su brazo, retorciéndolo y subiéndome de un salto sobre sus hombros hasta tirarla al suelo en un golpe sordo.

Intentó soltarse pero le fue en vano. No podría ni aunque utilizara toda su fuerza.

—No...—intentó regular su respiración—. No puedo más.

Miré a Keia, quien asintió para que la soltara y terminara con la pelea, cosa que hice rápidamente. Me alejé de ella, levantándome y mirándola. Nesha controló su pesada respiración hasta que se percató de que yo seguía allí, mirándola, y es que no me sentía bien respecto a mi trato hacia ella.

Ya habían pasado al rededor de dos meses, si no me equivocaba estábamos en abril. Durante aquellos meses fue evidente el acercamiento que quería tener Nesha respeto a mí, siempre estaba allí, sonriendo u ofreciendo su ayuda, pero como quise hacer desde un principio, no iba a colaborar de manera amistosa con gente de Scorpion. Si estaba allí era sólo por el trato que tuve con Elaine, nada más, aunque también debía admitir que el hecho de que Nesha fuese una de ellos no me terminaba de gustar, ni lograba que me fiara de ella.

Fue por eso mismo que sus ojos grises brillaron con desconcierto cuando le tendí mi mano para ayudarla a levantarse, después de todo ella había sido quien se había llevado todos aquellos golpes. Algo dudosa, estiró su brazo y aceptó mi ayuda.

—Gracias —jadeó.

—Buen combate.

—¿Buen combate? ¡Pero si no he acertado ni una! —exclamó indignada, encorvándose y apoyándose en sus propias rodillas—. Y yo que pensaba que era buena.

Escondí mi sonrisa.

Aquello fue más un entrenamiento para Nesha y un ejemplo para el grupo de alumnos del grupo B que nos miraban, entre ellos estaba Jaden. En cuanto se percató de que lo pillé mirándome con una pequeña sonrisa, enarcó una ceja, como si le quitara valor a la pelea que había tenido. Jaden bromeando, aquello era interesante.

—Bien, ¿os habéis fijado en la defensa que ha tenido Johnson? —Keia miró a sus alumnos—. Muchos de vosotros estáis acostumbrados a atacar sin pensar, y necesito que penséis. Necesito que calculéis los golpes, que observéis. ¿Queda claro? —la gente asintió. Keia pasó a observar a Nesha—. Eso va para ti también.

—¡Oye, no ha estado tan mal!

—Ha estado fatal —murmuró un chico al fondo, entre risas.

Rápidamente dirigí mi mirada hacia él, y en cuanto mis ojos hicieron contacto con los suyos borró su estúpida sonrisa y tragó grueso. Su tez se volvió completamente pálida.

Cuando Keia dio por finalizado el entrenamiento salió junto a Nesha, y es que me había dado cuenta de lo cercanas que parecían, como madre e hija. Los alumnos del grupo B se fueron, no sin antes dedicarme unas miradas, como solían hacer desde que estaba allí. ¿No se habían acostumbrado todavía a mi presencia?

—No ha estado mal.

Giré mi cuerpo hacia aquella voz y sonreí.

—¿No ha estado mal? ¿En serio?

—Todo es mejorable —dijo él encogiéndose de hombros.

—Entonces tú lo podrías hacer mejor, ¿es eso lo que dices?

—Yo nunca dije que fuese un ninja.

Ante aquello solté una carcajada y negué con la cabeza, divertida. Nuestra amistad había estado avanzando rápidamente, cada vez era más común bromear con Jaden. Era agradable estar con él, me sentía en calma.

—Ahora hablando en serio, has estado impecable —habló, acercándose a mí—. Tan impecable que has dejado a los gilipollas de mi grupo callados por unos minutos, y eso es muy raro.

—¿A los gilipollas de tu grupo?

Jaden asintió.

—Nunca falta el gilipollas en los grupos, siempre están allí, dando por culo.

—Es interesante.

—No, es una mierda.

Sonreí de medio lado.

—¿Has hecho algún amigo? —cuestioné mientras ambos salíamos de la sala.

—¿En serio? —enarcó una ceja—. Créeme, no estoy aquí para hacer amigos.

Tenía razón, que pregunta más tonta, ni siquiera yo había hecho. Supongo que ambos los seguiríamos viendo como el enemigo, a pesar de que ahora perteneciéramos al mismo bando.

—Mi único propósito es mejorar a la hora de combatir.

—Jaden, el otro día os vi, eres uno de los mejores de tu grupo.

Me miró de soslayo.

—Necesito mejorar.

—Yo te puedo ayudar.

—¿Tú?

—Por algo soy una de las mejores —bromeé, empujándolo del hombro. Soltó una pequeña risa ronca que me hizo sonreír, satisfecha.

Aunque cualquier sensación de calma y alegría se vio marchita cuando, ante nosotros, apareció Amed. De brazos cruzados nos escaneó de pies a cabeza, con una mirada completamente arrogante.

—No estáis aquí para estar de risitas todo el rato.

—No es mi problema que estés tan tenso que ni siquiera puedas sonreír —contrataqué.

Curvó una sonrisa amarga y cínica.

—Últimamente pareces querer ser más graciosa de lo que eres, Johnson.

Opté por no decir nada más, ni Jaden ni yo queríamos echarle más lecha al fuego. Visto que no íbamos a pronunciar ninguna palabra más, prefirió ir al grano.

—Elaine te busca, así que no le hagas perder el tiempo. Sígueme.

Cuando Amed me llevó a la sala en la que ella me esperaba, entré casi como si me esperara lo peor, y en efecto, lo peor estaba allí. Agatha me miraba desde su lugar sin mostrar ningún tipo de sentimiento. Amed en vez de quedarse fuera, pasó y se cruzó de brazos, situándose al lado de la castaña.

—¿Y bien?

—Voy a encomendarte tu primera misión dentro de Scorpion.

Bueno, después de dos meses ya era hora de pasar a la acción.

 

(...)




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.