El legado 2: Tinieblas

37. Magia negra entre secretos

NATALIE

 

Al día siguiente siguiente Nesha y yo nos despertamos entre los gritos de los chicos, que aunque fueron un tanto molestos a esas horas de la mañana, admití que había echado de menos. Conseguí hacer que Nesha saliese a desayunar, aunque en vez de comer allí cogió un par de tostadas y volvió a la habitación. No sabía por qué lo hacía, si se sentía incómoda, si creía que su presencia no agradaba a los chicos. Sentía que me alejaba de Nesha.

—Recoged todo esto —ordenó Cole a James y a Alex, quienes se hallaban tirados en el salón—. Adey vendrá dentro de poco.

—¿Y qué más da? —inquirió el más mayor de los dos.

—Pues que estaría bien que viese que somos unos adultos organizados y capaces de convivir en un sitio que no sea un basurero.

—A excepción de Alex, claro.

—¡Eh! Soy más organizado que tú.

—Ya te gustaría a ti.

—Que seas un desastre no te hace más mayor.

—Habla quien no ha recogido sus platos del desayuno.

El pequeño lo asesinó con la mirada y segundos después se levantó para recoger sus cosas. James, todavía sentado, alzó su puño, estirando su dedo pulgar. Cole sonrió negando con la cabeza. 

—Estos cereales son una porquería —comentó Landon.

—¿Todavía no has terminado? —inquirí, acercándome. 

—Que va. Lleva diciendo que son una porquería todo este rato, pero se ha comido por lo menos cinco boles de cereales —me explicó Nolan colocándose a mí lado.

Solté una carcajada.

—¿Cómo está esa chica? —me preguntó entonces Nolan.

—Si te soy sincera no lo sé. Sé que no se encuentra bien, y que se sienta como una impostora aquí dentro no le ayuda.

—Bueno, es que este no es su sitio.

Le dediqué una mirada dura.

—Nesha es una buena chica.

—Una buena chica para Scorpion, no para nosotros.

—Estoy con él —habló Reese mientras lavaba unos platos, apoyando a mi hermano.

—Ya, se lo dejaste bastante claro ayer a Nesha.

Se encogió de hombros, como si nada. 

—Sois todos unos insensibles.

—Oh, perdón por no ser todo lo amable que puedo ser con alguien que te ha tenido por meses sabe Dios dónde —dijo Nolan de forma irónica.

—¡No lo entendéis!

—Yo sí que lo hago —habló Cole.

—¡Cómo no! —exclamó Reese, torciendo una sonrisa burlona.

—Nesha también ha sido una víctima de todo eso. Sí, quizá Scorpion fue su hogar durante mucho tiempo, de todos modos era lo único que ella y Coe tenían. Al menos ahora ha sabido darse cuenta de lo que traman. Ella ha tomado una decisión y os joda o no, esa decisión os involucra  vosotros.

—Concuerdo con ella.

Esta vez fue Jaden quien habló, asomando por el pasillo y acercándose a nosotros. Se sacudía el pelo mojado, lanzando alguna que otra gota de agua por los aires. Me sonrió en cuanto hicimos contacto visual.

—¿Tú? —James que seguía en el sofá se giró y nos miró—. Pero si eres el más desconfiado de todos nosotros, y eso Natalie lo sabe.

—Las personas cambian.

—Para besuquearse —comentó Alex.

Landon soltó una carcajada que tuvo como consecuencia la salida de una gran cantidad de leche por su nariz.

—¡Landon! ¡Que lo había limpiado ya! —le regañó Cole.

Un sonido que se me hizo conocido sonó en el exterior. Jaden y yo fuimos los unicos que lo escuchamos porque nos giramos al instante en el que la puerta de la cabaña se abrió.

—¿Pero qué es todo este jaleo? 

Adey entró como si aquello fuera un campo de minas.

—¿Es que no se os puede dejar solos sin que arméis un buen escándalo?

En cuanto Landon limpió todo, los chicos se levantaron y se acercaron para escuchar a Adey.

—¿Dónde está la chica? —inquirió el ángel.

—La chica se llama Nesha —rodé los ojos—. ¿Voy a buscarla?

—No. Será mejor así.

—Pero ella también forma parte del grupo.

—No te lo tomes a mal, Natalie, pero todavía no confío en ellos. Así que por el momento estarán al margen de cualquier hecho, información o descubrimiento importante. 

—Adey tiene razón —le apoyó Nolan. 

Para una mayor privacidad, nos hizo salir de la cabaña para hablar. Al dar la vuelta divisé un pequeño lago al lado.

—Dinos lo que nos tengas que decir cuanto antes —le animé a hablar.

—¿Acaso tienes prisa?

—Lo siento, pero esto de estar encerrados en una cabaña sin hacer nada me suele poner un poco nerviosa. 

—Si esperas a que os encomiende algo, puedes esperar sentada. 

—¿Y para qué querías hablar con nosotros?

Llegados al lago, nos quedamos quietos, a la espera de que Adey hablara. Axel comenzó a coger piedras y a tirarlas al agua.

—Llevamos mucho tiempo buscando cualquier oráculo que nos pueda ayudar a juntar las piezas para poder llegar a la piedra. Si esos brujos se hacen con ella...

—Sí, lo sabemos —habló Reese en un tono aburrido—. La palmaremos todos.

—No te noto muy asustado.

—Es así —comentó James encogiéndose de brazos—. Ni se inmuta. 

Adey los miró como si estuviesen locos.

—¿Y por qué oráculos? ¿Por qué ellos? —quise saber. 

—Son capaces de ver fragmentos del pasados, presente y futuro. Si logran ver algo, cualquier cosa que nos pueda ayudar a encontrar la forma de llegar a la piedra entonces tomaremos ventaja.

—¿Y si no sirven para nada? —cuestionó Cole—. ¿Acaso han hecho grandes descubrimientos a lo largo de su existencia?

Adey asintió.

—Fue un oráculo hace mucho tiempo quien escribió la profecía. 

—¿La profecía? —lo observé, intrigada. 

—La profecía que explica como tú nos llevarás a la luz.

—¿Y qué dice esa supuesta profecía?

Sonrió.

Allá, en el mundo del revés, donde aguarda el inicio, la disputa de los dos reinos estallará. Con ambos bandos liderados por la luz y la oscuridad, solo uno vencerá.




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