El legado 3: El resplandor

4. El primer paso

JADEN

 

Aquello era como esperar a que te dieran una mala noticia, con la diferencia de que la mala noticia ya había sido contada unos días atrás. Natalie se iba a ir una pequeña temporada y nadie iba a poder evitarlo.

—Deberíamos habérselo contado desde el principio —dijo Cole, sentado en una de las sillas de la sala de reuniones. Detrás de él, Nesha acariciaba sus hombros—. Quizá nos habríamos ahorrado todo esto.

—Tienes razón, probablemente habría querido pirarse desde el principio —comentó Reese—. Venga ya, Cole. ¿Contarle el deber que tiene según una profecía? Sí, habría sido una gran idea contárselo desde el principio —ironizó.

Le dediqué una mirada dura a Reese para que se callara. 

—Creo que esto le puede sentar bien —habló Nolan—. Estar una temporada lejos le hará pensar y tranquilizarse. Quizá hasta sienta que nos echa de menos.

Me habría reído, pero no era el lugar correcto. Dudaba que Natalie nos fuese a echar de menos.

—¿Alguien de aquí sabe a dónde la van a llevar? —cuestionó Landon mordiéndose las uñas.

—Deja de hacer eso —le dijo James a su lado—. Me pones de los nervios. ¿Ves? Hasta Coe piensa lo mismo.

El susodicho no respondió, tan sólo observaba como Landon seguía mordiéndose las uñas.

—No creo que sea importante ese dato —dije esta vez yo con suma tranquilidad.

Landon se giró a mirarme.

—¿No crees necesario saber dónde va a estar?

Me encogí de hombros.

—Adey ha demostrado que le importa la seguridad de Natalie. No necesito saber dónde va a estar para saber que estará segura.

Nolan enarcó una ceja.

—Eso ha sido lo más bonito que has dicho sobre Adey.

Reese sonrió desde su lugar.

—¿Veis? Ahora Jaden parece hasta simpático.

—Cállate. 

Llevábamos esperando allí por lo menos media hora. Adey dijo que nos avisaría cuando Natalie se fuera para poder despedirnos, o al menos intentarlo.

—¿Alex piensa venir? —preguntó James.

—No creo que vaya a venir —respondió Cole, más serio de lo normal.

—¿No se encuentra bien?

—Lleva dos semanas sin encontrarse bien, sólo hay que verle.

James selló sus labios, pensativo. Por el silencio que se formó, supe que todos empezaron a pensar en Alex y en su radical cambio.

Un rato después, Adey entró en la sala. Estaba serio, no había rastro de diversión en su rostro.

—El vehículo está esperando abajo. Si queréis podéis ir yendo, voy a avisar a Natalie.

Todos asintieron, comenzando a salir. Yo me acerqué a Adey.

—¿Te ha dicho cuánto tiempo estará fuera?

—Esperemos que no sea mucho. De esa forma no podremos ayudarla a recordar.

Ya abajo, esperamos junto al coche que habían preparado para el transporte de Natalie. Cuando Adey salió del edificio junto a ella, mi corazón se sacudió, como las tantas veces que la miraba. Sentía su mirada distinta, más fría, más apática. No nos miró a ninguno cuando avanzó hacia el coche, pero al parecer no lo había necesitado para saber que faltaba alguien.

—¿Alex está bien? —cuestionó metiendo una mochila con sus cosas en el coche.

—No creo que vaya a venir —se limitó a responder Adey detrás de ella.

Nat se dio la vuelta y de un rápido vistazo nos analizó a todos.

—Espero que decidas volver pronto —se aventuró a decir Nolan.

La mirada de ella se ancló en su hermano.

—Siento que buscas en mí algo que no existe. Ya no —su voz sonó dura—. Así que por favor, para. La chica que conocíais no existe. No puedo ser ella.

—Tú eres ella. Tú eres mi hermana.

—No. No lo soy.

Noté como Nolan flaqueó, las palabras de ellas actuaron como dagas sobre él. Nolan le ofreció un movimiento de cabeza a modo de despedida y segundos después se marchó. Poco a poco, los chicos comenzaron a seguirlo, supongo que sabían que no había nada que pudieran decirle. Natalie no sólo se había enfadado con Adey, sino con todos nosostros.

—Espero que irte un tiempo te pueda ayudar a sentirte mejor —Nesha le ofreció una sonrisa—. Vuelve cuando estés lista para enfrentarte a tu vida.

—Gracias —dijo Nat.

Coe también le sonrió antes de que ambos hermanos se fueran. Yo fui el único que se quedó, junto a Adey. Los ojos mieles de Nat me miraron, ella dio el primer paso hacia mí, y entonces sus ojos comenzaron a tornarse azules.

—Me llamas mentirosa —su voz mostraba una creciente molestia—, pero en realidad eres tú quién ha estado mintiendo todo este tiempo.

—¿Tanto te afecta una mentira mía? —ladeé la cabeza—. No sabía que era tan importante para ti.

—No eres nadie para mí.

Sonreí de lado, sus ojos brillaron intensamente.

—Buen viaje, Johnson —le deseé antes de irme.

Le mostré mi sonrisa, mi desinterés, cuando en realidad a cada paso que daba más lejos de ella, más sentía que me rompía.

 

 

 

(...)

 

 

 

NATALIE

 

Estaba claro que Adey no me iba a dejar ir así sin más. Ni siquiera me dio tiempo a cerrar la puerta del coche cuando Isac y Helena, su círculo de confianza más cercano, entraron en el coche. ¿La excusa? Que donde yo iba tenían algunos asuntos pendientes. ¿Me lo creí? Por supuesto que no.

—¿Y qué tipo de asuntos pendientes tenéis?

Helena miró de reojo a Isac.

—Debemos cerrar tratos en nombre de Adey. Él es quien mueve todo en Fénix, y en muchas ocasiones no puede viajar o simplemente cree que debe quedarse. Por eso nos manda a nosotros.

—Entonces confía mucho en vosotros.

—Así es —asintió ella.

Apenas había hablado con ellos dos en lo que llevaba en Fénix, quizá fue por eso el sentimiento de desconfianza que acariciaba mis entrañas.



#8235 en Fantasía
#18760 en Novela romántica

En el texto hay: profecia, magia, ellegado

Editado: 07.03.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.