El legado 3: El resplandor

24. Por los que ya no están

NATALIE

 

Aquella noche iba a ser la última que pasáramos en aquel sitio. Y esperaba, sobre todo, que no fuese la única que pasáramos todos juntos.

Habíamos cenado pronto, así que todavía no era hora de irnos a dormir, aunque mañana deberíamos madrugar. Estábamos yendo hacia la sala de juegos cuando Adey me encontró y me pidió que le acompañara con la coalición. Jaden se añadió al plan.

Cuando entramos nadie nos miró como si fuéramos unos intrusos. Se mostraban más afables.

—Queríamos enseñaros unos trajes que...

—Adey —Huang le interrumpió—, por favor, déjamelo a mí.

Adey rodó los ojos pero le cedió la palabra. Ahora todos mirábamos a Huang, quien tenía dos trajes sobre la mesa.

—Os presento unos trajes en los que llevo tiempo trabajando. He estado esperando todo este tiempo para enseñároslos finalmente. Ya han sido puestos en práctica y se han comprobado sus posibles fallos, así que no os preocupéis por ese aspecto.

—Dinos qué no nos vas a obligar a ponernos esas cosas —comentó el general Davis.

Huang no pareció hacerle caso.

—Este primero —señaló un traje de cuerpo completo de color gris y azul oscuro. En la zona del pecho había una pequeña H rodeada por un círculo. Supuse que hacía alusión a su nombre— ha sido creado para nuestros hombres mortales. Ofrece una mayor resistencia al fuego y a las perforaciones, así como también disminuye el riesgo de sufrir heridas profundas a la hora de ser apuñalado o incluso disparado.

—¿Y hay trajes de esos para todos? —cuestionó Arianne.

—No, ese es el problema. Os repartiré todos los que hemos llegado a crear para que vosotros mismos elijáis a quién darselos.

—Con eso no nos tomaran en serio —gruñó el general.

—Está hecho con unas fibras elásticas y cómodas, además de finas y resistentes. Aquel que quiera podrá ponerse encima ropa normal, eso va a gustos.

—¿Y el otro traje? —pregunté yo cuando comenzaron a irse por las ramas.

Huang me señaló y sonrió ampliamente, como si mi interés en saberlo le hiciera feliz.

—Este traje —apartó el anterior y puso en el centro de la mesa otro traje igual pero gris y negro. A simple vista parecía estar hecho de otro material— es único. Hemos hecho muchos menos que del anterior por motivos claros, pues lo hemos creado para los pocos licántropos que tenemos en nuestro bando que son capaces de transformarse a su antojo. Como vosotros dos.

Jaden y yo nos miramos, después llevamos nuestras miradas de nuevo al traje.

—Este traje tiene las mismas cualidades que el anterior. Su característica especial es que reacciona a las transformaciones, así que cuando os convirtáis el traje se reducirá hasta ser este logo pequeño. Así mismo, volverá a rodearos el cuerpo cuando volváis a vuestra forma humana. Esto evita la incomodidad de quedarse sin ropa, así que estaréis en todo momento protegidos.

—¿No se nos verá nada? —preguntó Jaden.

Retuve la sonrisa ante su pregunta. Huang rio por lo bajo.

—No. Si tu preocupación es esa puedes estar tranquilo. El traje reacciona rápidamente. Es capaz de volver a rodear vuestro cuerpo sin que se os vea ni un tramo de piel.

Miré a Jaden. Él me devolvió la mirada.

—¿Qué? Uno tiene que estar seguro, hay prioridades además de luchar.

Incluso el general Davis hizo un gran esfuerzo para no mostrar una sonrisa, parecía querer mostrarse siempre serio. Huang sacó otro traje de unas bolsas que tenía en el suelo.

—Así que tomad —nos tendió nuestros respectivos trajes—. Estos son todo vuestros.

—¿No necesitáis nuestra talla?

—No hace falta, el traje se adaptará a vuestro cuerpo en cuanto os lo pongáis.

Arqueé las cejas, notablemente sorprendida. Había visto muchas cosas asombrosas, pero al parecer nunca dejaba de sorprenderme.

Visto que no íbamos a irnos a mitad de la charla, nos quedamos allí hasta que media hora después todos decidieron dar por finalizada la reunión.

—Mañana os haremos despertar —nos comunicó el general Davis—. Nos iremos un grupo al estrecho y en cuanto lleguemos seguiremos el plan establecido.

Todos asintieron. Arianne se adelantó para abrirnos la puerta cuando comenzamos a salir.

—Esperó que todos podáis descansar —nos dijo conforme los presentes fuimos saliendo de la sala—. Mañana será un día para recordar.

Tanto yo como Jaden teníamos ganas de probarnos nuestros trajes, pero antes fuimos acompañados por Adey a la sala de juegos donde nos esperaban los demás. Sin embargo, cuando llegamos sólo nos encontramos a James sentado en uno de los sillones. En cuanto nos vio se levantó de un salto, como si nos hubiese estado esperando.

—¿Y los demás? —cuestioné.

—Por eso os estaba esperando.

—¿Se han ido ya a dormir?

—Deberían —aconsejó Adey detrás de nosotros.

—No, no se han ido a dormir —sonrió James—. Dejad eso que tenéis en vuestra habitación. Os espero en mi cuarto.

Extrañados ante tanto secretismo, hicimos lo que nos pidió y nos plantamos con Adey frente a la puerta de la habitación de James y Landon. Antes de llamar el pelirrojo nos abrió la puerta.

—Pues sí, ya están aquí —dijo muy sonriente cuando nos invitó a pasar.

—Te lo dije —escuché decir a Amed.

Estaban todos allí. Coe, Landon y James se encontraban sentados contra el respaldo de la cama. A los pies de esta, Alex yacía estirado de lado, apoyándose en su brazo. Frente a los pies de la cama estaban Nolan y Cole sentados en el suelo, nos sonrieron cuando entramos. Por último, donde se encontraba el armario, Amed, Reese, Nesha y Owen nos saludaron. Ellos también estaban sentados en el suelo con la espalda en las puertas de madera del guardarropa.

—¿Qué es todo esto? —cuestionó Adey con ojo crítico.

—Ha sido idea de James —respondió Alex con una amplia sonrisa.



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En el texto hay: profecia, magia, ellegado

Editado: 07.03.2022

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