Capítulo 11

Después del encontronazo con aquel lobo corrí más rápido para ir en su busca. No sé cuánto tiempo estuve fuera, pero sé que estuve el suficiente para terminar cansada y sin aliento. Sudorosa y agotada llamé al timbre de la casa, donde segundos después me abrió el peli verde. Este se apoyó en el marco de la puerta y en su cara se dibujó una medio sonrisa. 

—Hola —me saludó con un intento de voz sexy. 

Me crucé de brazos esperando a que me dejara pasar. Antes de que dijera alguna tontería más James apareció detrás suya. 

—Landon —lo llamó—, ¿puedes? Ya sabes¿dejar de hacer el canelo? 

De espaldas a James, rodó los ojos y se adentró otra vez en la casa sin decir nada. 

—A ti te estaba buscando —dijo el rubio cuando ambos caminábamos por el pasillo en rumbo al salón. 

—¿A mí? ¿Por qué? 

Cuando llegamos al salón me encontré con los cinco chicos tirados en los sillones. Reese y Cole se encontraban absortos en el videojuego al que estaban jugando el uno contra el otro, Alex miraba atento a la televisión observando las jugadas de ambos mientras comía palomitas de un bol, y Eiden y Landon conversaban para mi sorpresa ambos serios, y con esto me refería a que Landon no hacía de las suyas. Aunque los conociera de unas horas me pareció raro. 

—Te buscaba por lo de la fiesta de tu amiguito. 

Dirigí mi mirada hacia él un tanto confundida. No hizo falta decirle nada para que se extendiera un poco más con su explicación. 

—Owen. 

—¿Y? ¿Qué pasa con él? 

—Que su fiesta es esta noche —se cruzó de brazos y miró su reloj—, empieza en unas horas. Alex no irá porque se irá con su madre y a Jaden no le van las fiestas. 

—Pasároslo bien entonces. 

Empecé a subir las escaleras para darme un baño después de la maratón que había corrido, pero alguien me agarró del brazo y me paró. Giré mi cuerpo y miré el agarre de James para, seguidamente, mirarlo a él. 

—Suéltame —mandé. 

A regañadientes hizo lo que le pedí. 

—Tú también vienes a la fiesta. 

—No, yo no voy. Y ahora, si me permites 

En cuanto iba a retomar mi camino hacia el baño James se me adelantó y me bloqueó el camino. Me crucé de brazos un tanto cansada. 

—Sí que vienes, he visto tu mirada cuando te he mencionado a Owen. 

—Es un chico majo. 

Su mirada grisácea me observó con detenimiento en busca de algún sentimiento por el que tirar y poder saber lo que yo pensaba o sentía. 

—Seguro que era algo más. 

No sabía por qué, pero que él, un desconocido hablara como si me conociera de toda la vida me hizo enfadar. Que intentara meterse en mis asuntos no me gustaba. Sin duda alguna se me había cruzado el cable. ¿Por qué se metía en mi vida? No podía, o mejor dicho, no debía ir a esa fiesta, no había nacido para acudir a ese tipo de cosas. Yo no era como ellos pensaban. 

—Da igual, de todos modos nunca he ido a una fiesta, no es un buen lugar para mí. 

Con esa frase quise dar por zanjada la conversación así que di un paso e intenté apartar a James ejerciendo la mínima fuerza, porque sabía que si la utilizaba de verdad lo apartaría de mi camino con sólo un dedo.

Gruñí cuando vi que no se movería de su sitio. 

—No te quiero hacer daño —y no mentí. 

Para mi sorpresa o no tan sorpresa sacó a relucir una medio sonrisa. 

—Mira, se que no te he caído muy bien desde el minuto cero, pero eso no quiere decir que tú me caigas mal. 

Me quedé muda. 

—Así que me da igual que no hayas ido nunca a una fiesta, siempre hay una primera vez. Y quizás te parezca raro todo esto porque casi no nos conocemos pero tranquila, a mi también me parece raro —una pequeña sonrisa se me escurrió. 

Vencida, dejé de ejercer fuerza en su pecho para que se moviera y me aparté un poco. ¿Y si lo intentaba? ¿Y si me lo pasaba bien? Sin duda alguna Cloe iría sin pensárselo. 

—Así que tienes dos horas para vestirte y hacer todo lo que tengas que hacer. 

—¿Por qué haces esto? —su mirada se suavizó. 

—Porque vas a ir en busca de tu príncipe azul —curvó los labios. 

—¿Príncipe azul? —reí— ¿eso no era sólo para cuentos? 

Rodó los ojos y me agarró de los hombros. 

—Sí, pero quedaba bien, ¿vale? Y ahora ve y prepárate —me empujó escaleras arriba. 

Antes de desaparecer por el pasillo me giré y miré a James. 

—¿Sabes? No me caes tan mal como parece —sonreí. 
 

*
*

Con miedo y angustia miré la gigantesca mansión que se alzaba ante mis pies. Los adolescentes iban de un lado para el otro con vasos de plástico sin inmutarse de todo. Había gente besándose sin pudor y sin miedo a ser vistos. Un chico más o menos de mi edad salió corriendo de la casa y se acercó a un arbusto donde, sin pensárselo, paró a vomitar. Tragué saliva y miré a los chicos, los cuales sonreían a la espera de adentrarse en la magnífica fiesta. 

—Oye, yo yo no puedo, lo siento. 

Me giré para irme pero un brazo me cogió y me volvió a girar lentamente.

—Te lo vas a pasar bien —dijo Reese. 

—Y vas a ver a tu príncipe azul —el rubio me sonrió. 

—Y lo mejor de todo, vas a estar conmigo —Landon me lanzó una miradita que más que sexy fue graciosa. 

—Por favor, no empieces ya. 

Cole agarró a Landon y ambos fueron los primeros en adentrarse. 

—Confía en nosotros, te lo vas a pasar bien. 

Quise creer las palabras de James, pero algo me decía que esto no era lo mío. Para mí socializar era un auténtico caos, jamás había hablado con más gente de mi edad y ni siquiera sabía cómo empezar una buena conversación. Como si no tuviera otra elección cogí una gran bocanada de aire y la expulsé antes de caminar hacia la entrada. 

Ya dentro la música retumbaba en mi cabeza. La gente bailaba y hablaba alegremente entre ellos. Cuando me fijé en la ropa que llevaban muchas chicas me fue inevitable compararla con la mía. Mientras ellas iban con tops, y faldas o pantalones cortos, yo me movía sin gracia entre todo el gentío con unos pantalones vaqueros y una blusa normal y corriente. Seguí a Reese y a James hasta lo que debía de ser la cocina donde ambos se sirvieron la bebida.