El legado: A oscuras

Capítulo 12

—Debes estar un poco confusa, así que puedes preguntar todo lo que quieras. 

En ese momento me encontraba sentada al lado de Helen en el sillón. Ella agarraba mi mano de forma tierna y protectora. Los chicos se encontraban de pie, formando parte de aquella escena. La seriedad que se veía reflejada en sus rostros mostraba la otra cara de aquellos seis chicos. 

—¿Cómo sabía que era...? —no terminé la frase pues ella y todos sabían a lo que me referían. 

—No lo sabía, exactamente no sabía si eras tú o tus amigas. Antes de que llamarais a mi puerta sentí un cosquilleo, o mejor dicho, el cosquilleo. 

—¿Y qué significa? 

—Cuando estás apunto de ver y conocer a una nueva persona que formará parte de tu manada sientes ese cosquilleo. Pero no siempre se terminan juntando los caminos. Por eso cuando lo sentí y después os vi no supe cuál de las tres sería. 

Recordé aquel día y su amabilidad, sus constantes peticiones de ayuda seguramente eran una forma de seguir en contacto. ¿Y si hubiese aceptado que nos ayudará? ¿Habrían muerto ellas?

Volví a la realidad, donde sus perlas negras me miraban. 

—¿Y si esa no era yo? Yo soy un licántropo, ¿pero cómo sabes que el cosquilleo fue por mí? 

Su sonrisa se ensanchó. 

—Supongo que nunca lo sabremos. 

—¿Ellos también lo sintieron? —les miré por un segundo y pude ver como alguno negaba con la cabeza. 

—No, sólo pueden las mujeres —frun í el entrecejo. 

—¿Por qué sólo ellas? 

—¿No conoces la historia? 

—Sí, bueno, algo me contaron sobre las familias. 

—Pero no te contaron en profundidad sobre la familia licántropo, ¿no? —negué. 

Helen apartó su mano de la mía y dio un suspiro para, seguidamente, acomodarse en su sitio. Jaden y Reese se apoyaron ambos en la pared, obteniendo ambos casi la misma postura. Los miré hasta percatarme que tenían un aire, había algo en lo que se parecían. ¿Serían hermanos? Llevé mi mirada hasta Alex y Landon, los cuales se sentaron en el sillón. Cole fue el único que se mantuvo de pie. 

—Verás, cuando las brujas castigaron a aquellas familias con sus hechizos no pensaron en cómo podría afectar. La familia a la que castigó convirtiéndola en licántropos estaba formada por el marido, su esposa y cinco hijos, todos varones, cosa que tuvo mucho que ver. Al haber sólo una mujer en aquella familia el hechizo hizo que a día de hoy ver a una mujer licántropo sea muy difícil. 

—¿Cómo? —hablé por fin—. ¿Quieres decir que es casi un fenómeno ver a una? 

Helen asintió orgullosa. 

—Seguramente por eso tus amigas murieron —se me hizo un nudo en la garganta—, a día de hoy quieren exterminar a cualquier mujer que tenga este poder. 

—¿Por qué? —fruncí el ceño. 

—Muy fácil, porque suelen ser más poderosas. Como te iba diciendo, al haber sido sólo una mujer en aquella familia la hizo única de alguna manera. Y el poder del cosquilleo que sólo nosotras tenemos viene de aquel momento, pues la mujer se entregaba al cien por cien a su familia. 

Hice una mueca. 

—Es un lío todo esto. 

—Pues espérate, porque ahora viene lo mejor —dijo Cole, mientras daba un paso hacia nosotras—. Los castigos que las brujas impusieron iban dirigidos a los hombres de las familias, pues fueron los cabecillas de todo lo ocurrido. Lo interesante es que a nuestra familia le afectó de una manera muy distinta, pues el hombre, al tener todo el poder sobre sus propios hijos y esposa se convirtió en el núcleo —sonrió, esperando a que preguntara a qué se refería. 

—¿Qué se supone que es el núcleo? 

El Lobo Blanco —pronunció la grave voz de Reese y un escalofrío de paseó por todo mi cuerpo. 

Dirigí esta vez mi mirada hacia él. ¿El Lobo Blanco? 

—El Lobo Blanco es la persona que sigue aguantando este especie -—comenzó Landon—. Cuando aquel hombre apodado así murió, su poder pasó a otro licántropo con el fin de conservar la especie. 

—Es decir...que cada vez que muere el Lobo Blanco su poder pasa a otro, y así sucesivamente. 

—Así es —afirmó Helen—, pero su poder, no su espíritu. No nos equivoquemos con la reencarnación. 

—Y supongo que si es tan importante los brujos estarán yendo tras su cabeza. 

—Exacto —Cole decidió sentarse—, lo que quieren es capturarlo, anular el hechizo y matarlo. Si eso pasa algún día, nuestra especie se extinguirá. 

Nos quedamos todos en silencio. Mi mirada bajó a mis manos mientras procesaba toda aquella información. Esto realmente era una guerra, o al menos estaba por venir. 

—¿Y se sabe quién es él? 

—No —respondió Reese—, si alguien lo llega a saber su vida estaría en peligro. 

—Lo único que se sabe del Lobo Blanco es que, como su nombre indica, es el único licántropo blanco existente, y su tamaño es mucho más grande de lo normal —Helen se levantó del sillón y se cruzó de brazos. 

A mi mente vino el lobo que vi el pasado día en el bosque. Era blanco como la nieve y gigantesco. Pero sería imposible que fuera él, ¿no? 

—¿No existe ningún otro licántropo con el pelaje blanco? —pregunté para estar segura. 

—No —negó Helen—, solo el Lobo Blanco. 

Me quedé en silencio. Fruncí el ceño algo confusa. 

—Pero...

Helen me miró, esperando a que hablara. 

—¿Qué pasa, Nora? —se volvió a sentar a mi lado. 

—Yo ayer vi a un lobo blanco —solté. 

Helen abrió los ojos como platos, casi pude ver el pánico en su mirada. 

—Sería un lobo normal y corriente —dijo Reese. 

—No —me levanté—, era un lobo blanco y gigantesco, tenía los ojos grises. No era un lobo normal y corriente. 

Todos me miraban boquiabiertos. 

—No creo que haya sido él, pero si lo vuelves a ver sal corriendo, por tu bien y el de toda nuestra especie. 

Afirmé de mala gana. 

—De todos modos llamaré a Nolan ahora, de mientras los chicos te ayudarán con tu entrenamiento. 



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En el texto hay: adolescentes, hombre lobo, brujas

Editado: 15.05.2021

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