El legado: A oscuras

Capítulo 22

—Otra vez —ordené.

—¿Otra vez?

—Otra vez —asentí—. Debes ser más rápida que yo.

—Pero es imposible que sea más rápida que tú.

Hailey me miraba desde su sitió apoyada en sus rodillas y con la lengua fuera, exagerando de manera graciosa su cansancio.

—¿Tu primera clase y ya te rindes?

—Me canso, que es muy diferente —sonreí.

—Vamos, otra vez.

Hailey sacudió su cabeza moviendo su coleta llena de rizos y se preparó para volver a ejecutar el movimiento.

Llevábamos una hora practicando en el bosque y para mi sorpresa su empeño era mucho más intenso de lo

que me imaginé.
Había decidido que no haríamos las clases en su casa, ya que lo único que me transmitía a mí era un inmenso agobio. Me recordaba a la central. Por lo que escoger un espacio en medio de la naturaleza no me fue muy difícil, es donde a mí me habría gustado aprender.

Hailey se movió con una fantástica rapidez logrando ejecutar por primera vez en todo ese rato la llave que le estaba enseñando, aunque claro, tuve que actuar como si yo fuera una persona normal que fuera a por ella, porque sino la habría tirado al suelo en un abrir y cerrar de ojos. Eso sí, me sorprendí de la fuerza que había utilizado.

—Eso ha estado muy bien —la felicité con una gran sonrisa de orgullo.

Hailey sonrió victoriosa y se dejó caer en el suelo. Expulsó aire como si se tratase de un globo desinflándose. Vale. quizá sí que me había pasado con la primera clase.

—¿Quieres que dejemos la clase por hoy? De todas formas es tu primer entrenamiento.

—Me molesta admitirlo, pero vale —se levantó y sacudió su ropa llena de tierra—. ¿Tendré agujetas?

—¿Por esto? —reí— Esto no es nada —en el fondo sabía que sí que las iba a tener.

Cogí su chaqueta del suelo y se la lancé. La cogió en el aire.

—Póntela.

—Tengo calor —se quejó. Sus mejillas reflejaban un pequeño rubor apenas perceptible.

Hailey era bastante diferente a Jaden. Su piel era de un moreno claro, todo lo contrario al cuerpo pálido de Jaden, y unos ojos marrones, diferentes a los grises de su hermano. Además, era muchísimo más social y agradable con la gente que su hermano. Me gustaría ver a estos dos juntos, seguro que eran como el blanco y el negro.

—Lo sé, pero hace frío y te pondrás mala.

—No necesito que seas como Jaden —arrugó la nariz.

Le di un suave empujón amistoso que le hizo reír.

—Me ofendes —bromeé.

—¿Y a quién no?

Cuando llegamos a su casa después de cinco minutos andando —sí, el bosque no quedaba muy lejos de su casa— Hailey sacó dinero de su bolsillo que no tardó en tenderme.

—No, te dije que no necesitaba que me pagarás —llevé mis manos al bolsillo delantero de mi sudadera, reacia a aceptar el dinero que me ofrecía.

—Estás siendo muy amable conmigo, Nora. Mereces al menos...

—No merezco nada —negué con una pequeña sonrisa— ¿o es que acaso las amigas no se pueden ayudar sin obtener nada a cambio?

Los ojos marrones de Hailey chisporrotearon llenos de ilusión. Miró dubitativa el dinero, que a mi parecer era demasiado.

—¿Hay alguien en tu casa?

—No, hasta dentro de una hora no vienen mis tíos.

—¿Qué te parece si nos vamos a comer un helado?

—¡Síííí! ¡Vamos, vamos! —agarró mi muñeca y tiró de mí.

Cuando llegamos a la heladería en la que trabajaba Landon nos pusimos en la cola para esperar nuestro turno. Por suerte los findes de semana Landon no trabajaba y no nos podría ver a ambas juntas. Supuse que los chicos conocerían a la hermana de Jaden y que les confundiría vernos juntas.

—¿De qué te lo vas a coger tú? —cuestionó la morena poniéndose de puntillas para intentar ver los sabores 

—Cualquiera menos el de menta y chocolate, ese es asqueroso.

El día que fui con los chicos a la heladería y tuve aquella situación de tensión con Jacob probé por primera vez el helado de menta y chocolate, y para mi mala suerte no me gustó nada. Reese no paró de reírse de mi cara, así que finalmente, después de burlarse de mí fue empático y me lo cambió por el suyo de oreo. Qué agradable que era cuando quería el muy jodido.
­Una cabellera rubia no muy alta me llamó la atención justo delante de nosotras.

—¿Alex?

Se giró al escuchar mi nombre y me miró sorprendido. A su lado se giró también un chico de su edad con rasgos asiáticos.

—¿Nora?

—Hola, Hailey —saludó con una sonrisa amable el chico.

Como si Alex se acabara de dar cuenta de la presencia de mi compañera condujo su mirada verde hacia la morena. Sus ojos se abrieron de par en par y sus mejillas se empezaron a teñir de un rojo intenso.

—¡Hola, chicos! ¿Qué tal estáis? —sonrió.

—Muy bien, estamos aprovechando el rato, ahora que por fin hemos acabado todos los deberes del viejo de historia. 

Hailey rio.
—Yo los terminé todos el viernes, no eran tan difíciles.

—Es que eres tan lista...—pensó el rubio en voz alta y al instante quiso rectificar su tono soñador— Quiero decir...—carraspeó—, que se te da bien historia, y mates, y... Bueno, se te da bien todo.

Hailey le sonreía contenta ante su extraño halago.

—Gracias.

—¿Siguiente?

La voz de la chica del mostrador hizo que ambos chicos avanzaran y pidieran sus respectivos helados. Antes de que salieran del local se despidieron con la mano, aunque uno de ellos se quedó un tanto embobado. 

Oh, Alex...

 

(...)

 


Esa misma tarde me encontraba con todos los chicos excepto Alex, ya que este último tendría clases mañana. Esperaba verlo cuanto antes y preguntarle más sobre su amistad con Hailey. Nos habíamos reunido en la cocina para preparar la cena, pero a Landon se le había ocurrido la maravillosa idea de un concurso de cocina, en el que por parejas tendríamos que preparar un pizza y después deberíamos votar cuál nos ha parecido la mejor.



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En el texto hay: adolescentes, hombre lobo, brujas

Editado: 15.05.2021

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