El legado: A oscuras

Capítulo 27

Pocas veces me había percatado del valor que tiene la vida. 

La primera vez que logré darme cuenta de aquello fue demasiado tarde, justo cuando asesinaron a Ámbar y a Cloe delante mía, y donde me cuestioné muchas cosas, incluso mi propia existencia.

La segunda vez, afortunadamente me sirvió para darme cuenta de cosas que me había negado a aceptar. Estando al borde de la muerte me percaté del miedo que tuve y las inmensas ganas de vivir que me entraron, pero sobre todo, confirmé para mis adentros que no me quería alejar de ellos, no quería dejarlos solos. No por mí, sino por ellos.

Cuando los vi delante mía mientras intentaba masticar los cereales de mi boca fui consciente de las ojeras y de sus rostros demacrados y llenos de cansancio.

Los chicos no tardaron en abrazarme haciendo que me riera esta vez libremente, y es que estaba realmente feliz y llena de vida en ese momento. Cuando Helen bajó por el ruido y me vio allí plantada, en medio de todos, se abalanzó hacia mí y me abrazó con una fuerza digna de reconstruir mis miles de pedazos.

Decidimos celebrarlo desayunando tortitas y cosas deliciosas que nunca antes había comido.

—¡El sirope! —pidió Landon estirando su mano hacia Jaden.

El pelinegro enarcó una ceja en su dirección y le acercó el sirope con una clara queja en su mirada, pues odiaba que Landon pidiera las cosas a gritos.

—Como me vuelvas a gritar de meto el sirope a presión por la garganta —espetó.

—Me matarías —entrecerró sus ojos.

—He ahí la gracia. 

Landon sonrió negando con la cabeza, pues seguramente estaba bastante acostumbrado a eso.

—Por cierto —habló llamando la atención de los demás—. A partir de hoy mis cereales ya no serán sólo mis cereales, también serán los de Nora. Lo que quiere decir que si los tocáis ella tendrá todo el derecho a

patearos el culo.

—Entonces mejor no hago nada —comentó Reese divertido.

—Ni yo —bufó James.

—¿Por? —Nolan los miró con curiosidad.

Reese lo miró con una sonrisa maliciosa que no tardó en descifrar James.

—Ni se te ocurra —le dijo.

—Tarde, ya se me ha ocurrido —comentó sacando su móvil y buscando algo en él—. Nolan, creo que tú y alguno más se ha perdido esta maravilla de vídeo.

Antes de que James pudiese retenerlo, Reese ya se había encargado de que todo el mundo viera el famoso video que grabó en el que yo salía tirando a James. Sonreí cuando la mayoría me miraron asombrados.

—¿Cómo sabes hacer tú eso? —cuestionó Nolan confundido, pues le había demostrado en la mayoría de mis entrenamientos lo patosa que era, aunque en realidad esa no fuese la verdad.

—No sé —me encogí de hombros.

—¿Me estás queriendo decir que sabes hacer eso y no una de las llaves tan fáciles que os enseñó? ¡No tiene lógica! —exclamó con la sorpresa aún en su rostro.

Helen soltó una risotada.

A las mujeres nos atrae lo difícil, ¿o no, Nora? —sonrió de lado mirándome con los ojos brillantes.

¿Lo difícil? Todo en mi vida lo es.

—¿Se te olvida que me tiró al suelo? ¡Me podría haber matado! —exclamó James indignado.

—Algo harías —se encogió de hombros.

—¡Me despertó tirándome café encima!

—Algo harías —repitió y James entreabrió la boca para decir algo, sin embargo la volvió a cerrar.

—Bueno, quizá sí —murmuró haciéndonos reír.

En ese instante recordé el extraño sueño que había tenido por la noche en el que al parecer había visto lo que parecían recuerdos. Los recuerdos de los chicos, aunque seguía negándome a creer que eso había sido posible.

Mi semblante divertido cambio a uno pensativo clavando mi mirada en la mesa. No me di cuenta que había pasado a ser el centro de atención cuando Helen, que se encontraba sentada delante mía estiró su mano hacia la mía, logrando que saliera de mi estupor.

—Cariño, ¿estás bien? No he querido preguntarte sobre lo sucedido en las últimas horas porque ha sido algo duro y...

—No —la corté sacudiendo la cabeza—, tranquila, estoy bien.

—¿Segura? —inquirió sin confiar plenamente en mí.

—Sí —respondí—. En realidad quería contaros una cosa.

El tono lleno de seriedad de mi voz hizo que se pusieran rectos como sin con tan solo eso supiesen que no era momento para bromas y que era algo importante.

No sabía si era lo mejor pero estaba claro que no podía esconderles todo lo que me ocurría, así que hablarles sobre mi extraño sueño dejaría de ser un secreto y un peso para mí.

Pude ver de soslayo como Jaden se tensaba sin ser consciente, y es que quizá él pensaba que les iba a contar la verdad sobre mí. Pero no era ese el caso.

—Hace un tiempo tuve un sueño...extraño —empecé diciendo y logrando que el pelinegro arrugara su frente confuso.

—¿A qué te refieres con extraño? —Helen me miró con el ceño fruncido.

—A que soñé con James —solté sin especificar.

El susodicho abrió los ojos desmesuradamente y entonces Reese me miró con diversión.

—Si vas a contar lo que creo que vas a contar mejor no lo hagas.

—Reese, cállate —ladró Nolan y el pelinegro cerró la boca, aburrido.

—No me estás entendiendo —lo miré mal—, soñé con algo que parecía un recuerdo suyo, ¿es eso normal?

—Es imposible que eso sea verdad —comentó Helen mirándome igual de confusa que yo—. Un licántropo no puede hacer esas cosas, quizá...

—Quizá no —dijo Cole—. Es cien por cien imposible.

Nolan acariciaba su barbilla mientras me observaba pensativo.

—¿Qué pasaba en el sueño?

Recordé lo que sucedía en aquel recuerdo y el dolor que me trasmitió ver lo que sucedía, pero por respeto hacia James preferí no decir nada.

—Prefiero no explicarlo.

—La vi —habló James ganándose todas nuestras miradas—. Una noche soñé con un recuerdo de mi madre y...de repente vi a Nora en el sueño.



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En el texto hay: adolescentes, hombre lobo, brujas

Editado: 15.05.2021

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