El legado: A oscuras

Capítulo 31 Parte II

Maldiciones.

Eso fue lo único que escuché cuando desperté sintiendo el cosquilleo de la hierba en mi piel y la rugosidad de la tierra bajo mis manos. ¿Dónde estaba?

Al abrir los ojos me encontré con lo que empezaba a ser la futura oscuridad de la noche, y admiré las copas de los árboles mientras me incorporaba, mas antes de que clavase mi mirada en algún sitio una voz me paró.

—¡No mires!

Por inercia fui a girar mi cabeza hacia la dirección de la voz pero me paró a medio camino.

—¡Que no mires, joder!

¿Jaden? ¿Qué estaba pasando?

—¿Qué estás haciendo?

—Vestirme, creo que está claro.

¿Vestirse? ¿Y por qué se había...?

Mi mente comenzó a bombardearme y a hacerme recordar lo último que me había pasado. Jaden y yo en el bosque. Reese siendo golpeado por un hombre. Yo peleando con él. Dolor. Asfixia. Y un gran y gigantesco lobo blanco, pero no uno cualquiera, sino el Lobo Blanco.

—¡Un momento! —reaccioné finalmente, poniéndome de pie y balanceándome hacia un lado chocando con el torso desnudo de Jaden.

—¿Puedes estarte quieta? —espetó de mala gana.

—¡Joder! ¡Tú eres...!

Antes de que terminase la oración la mano su mano tapó mi boca y me mandó callar no muy contento.

—Nora, necesito que guardes el secreto. Nadie lo puede saber, ¿lo entiendes?

—¿Pero cómo?

—Mira, sé que tendrás muchas preguntas pero ahora necesito que te calles, ¿de acuerdo? No te necesito a ti hablando hasta por los codos en este momento.

Se terminó de poner la camisa y me miró, esperando a que asintiese o hiciese algo que diera a entender que lo había pillado.

—¿Por qué te has convertido? ¿Y cómo lo has hecho voluntariamente? No entiendo nada.

—Lo he hecho porque era necesario, aunque ha sido uno de mis mayores errores —dijo entre dientes—. Que tú lo sepas significa que hay más posibilidades para que me encuentren y más posibilidades de que te torturen. Ahora eres otro blanco, y un talón de Aquiles al mismo tiempo.

Quise preguntarle qué significaba eso, sin embargo se giró y cogió el cuerpo de Reese que se hallaba en el suelo.

—Debemos volver, no falta mucho para que nos transformemos.

—Tengo muchas preguntas.

—Y yo muchas ganas de que te calles —se giró para mirarme—. Te daré respuestas, pero ahora no es el momento.

Preferí no seguir insistiendo, así que asentí y lo seguí hacia la mansión.

Seguía sin creerme que Jaden fuese el famoso Lobo Blanco, ¿cómo no me había dado cuenta? Aunque claro, no tenía lógica. ¿Cómo podía ser que él hubiese sido entonces el que me había ayudado cuando Reese en su forma de lobo vino hacia mí si para ese entonces me odiaba? ¿Se acordaría de eso o sería uno de los tantos recuerdos que lo habían llevado a hacer lo hizo?

—Diremos que un cazador novato vino, y que golpeó a Reese. Logró derribarte a ti pero yo finalmente pude con él.

—Como quieras —farfullé—. ¿Y el cuerpo?

—En muchas sitios.

Oh...

Cuando entramos en la casa y todos se nos aceraron alterados al ver incosnciente a Reese, dijimos tal y lo que había dicho Jaden que hiciésemos, no solo por mí, sino por su secreto también.

—Lo sabía —dijo Helen preocupada—. Sabía que estaban cerca.

—¿A qué te refieres? —cuestionó Cole de brazos cruzados.

—Me refiero a que los cazadores vuelven a Mynster, lo que nos ponde contra la espada y la pared.

Nolan asintió y dio un paso al frente, mirando a su madre.

—Haremos lo que hablamos, mamá.

—¿El qué? —hablé, ganándome la mirada de Nolan.

—Mañana por la mañana nos iremos lejos de Mynster por unos días, hasta que la cosa se calme.

—¿Todos juntos?

—No, los que quieran, aunque tú tendrás que venir sí o sí. Te necesitamos a ti fuera de todo esto.

—Alex se quedará —informó Helen mirando al rubio—. Landon y Cole, vosotros también.

—¿Qué? —Cole parecía confundido—. Nora necesita la ayuda de todos.

—Cole —lo llamé—. Estaré bien, tú tienes que seguir yendo a la universidad.

—Pero...

—Estará bien, Cole —le aseguró Nolan.

Él pareció dudar, pero finalmente aceptó de mala gana. Era fácil confiar en Nolan.

—Ya tenemos la caravana lista desde hace días, así que en cuanto mañana despertemos, preparamos unas cuantas cosas y partimos, ¿de acuerdo?

Todos asentimos como respuesta.

Minutos después, Reese despertó con un fuerte dolor de cabeza que lo dejó con un humor mucho peor de lo normal, pero al menos estaba bien. Cada uno se vistió con prendas de vestir viejas y medio rotas y se cogió otras, pues prefirieron no desvestirse antes de transformarse.
Ya en las celdas, pasando el rato antes de que empezaran a sentir los fuertes dolores, Jaden se acercó a mí titubeante.

—Sé que no te lo he dicho, pero gracias otra vez por salvar a mi hermana —susurró—. Ella te daría las gracias pero su móvil se perdió en el incendio.

—No pasa nada, en cuan....espera, ¿qué?

—Que su móvil...

—No, eso no. Lo otro. ¿Ella me vio?

—Todos te vimos, Nora.

Negué.

—No, Jaden. Adey me dio a beber una cosa que me hacia tener su apariencia a ojos de los humanos.

Su rostro se descompuso y en sus ojos se vio la perplejidad.

—No...no puede ser —dijo dudoso—. Mi hermana te vio y...

—Y tu hermana no es humana, Jaden.

Pareció entrar en un ataque de pánico cuando corrió hacia Reese y lo arrastro hasta mí.

—¿Cómo estaba Hailey cuando has estado en casa de tus padres?

—¿A qué viene esto? 

—Responde, Reese.

—Pues se encontraba un poco mal, aunque no tenía fiebre. Estaba paliducha.

—¡Mierda!

Jaden nos dejó allí parados y se encaminó con rapideza hacia las escaleras para salir al exterior. Corrí tras es él y lo agarré del brazo logrando que se girara y me mirara.



#15106 en Fantasía
#33556 en Novela romántica

En el texto hay: adolescentes, hombre lobo, brujas

Editado: 15.05.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.