El legado: A oscuras

Capítulo 32 Parte I

—Tienes que entenderlo.

—¡No! ¡No puedo! ¡Todo esto es surrealista! 

Miré de soslayo a Jaden que se empezaba a ver angustiado y sobre todo cansado.

En cuanto Hailey despertó en la celda rompió en llanto, asustada y temblorosa. Corrí a taparla con una manta y la abracé, intentando que se tranquilizara. Debía estar horrorizada, habría sido una auténtica pesadilla para ella.

Nos había costado tranquilizarla al llegar a casa. Se negaba a creer lo que le había pasado, a pesar de que su cuerpo temblaba demostrando lo horrorizada que estaba y lo real que había sido.

—Tú misma viste lo que pasó, cariño —habló Helen con voz suave.

—Pero fue...fue...—su voz se rompió, dejando la oración a medias.

—¡Joder! —gruñó Reese—. Si mi tía le hubiese contado la verdad desde el principio nada de esto habría pasado.

—No empecemos a echar culpas —dijo Jaden mirando a su primo.

Ambos pelinegros se retaron con la mirada, uno en cada punta del sillón en el que estaba sentada Hailey. Los demás chicos alternaban su mirada entre ellos como si se tratase de un partido de tenis, preferían no pronunciar nada que los pudiese hacer enfadar más de lo normal.

—Hailey se ha transformado sin ni siquiera saber lo que le estaba pasando.

—Créeme, lo sé —gruñó el chico de los ojos grises—. Sé perfectamente lo que le pasó porque yo estaba allí.

—Pues entiende que yo esté enfadado con mi tía.

—¡Entiende tú que no necesito que le eches la culpa a mi difunta madre!

—¡Callad los dos!

Ambos me miraron sorprendidos, pues había sido la única que había podido hacerles callar, los demás parecían no querer meterse en medio. Hailey seguía temblando y sus gritos constantes no hacían más que asustarla.

—¿No veis que lo que menos necesita es veros pelear?

Jaden se agarró el pelo con desespero y miró a su hermana, que no se atrevió a mirarlo a los ojos.

—¿Hailey?

—Déjame —susurró— esto no es real, no puede serlo.

Miré de soslayo la mata de pelo rubio que se adelantó y suspiró, tranquilizándose.

—Tienes que creerlo, es tan real como lo mío. Nosotros te ayudaremos con todo esto, Hailey.

—¿Por qué no me lo dijiste, Alex?

Él apretó sus labios en una fina línea.

—Pensaba que confiabas en mí.

—¿Cómo te iba a contar algo así? Me tomarías por un loco, o peor, habrías huido de mí.

—Esperad, ¿qué está pasando aquí? —Reese alternó su mirada entre ambos.

James resopló divertido.

—Venga ya, ¿acaso no está claro?

—¿Qué se supone que tiene que estar claro? —Jaden caminó hacia él.

—¿No lo sabes?

—¿El qué?

—Así que no lo sabes.

—James, cállate —ordenó Cole.

—¿Un momento, tú también lo sabes? —curioseé.

—Pues claro, me lo contó Alex.

Me giré hacia el nombrado totalmente indignada.

—¡A mí no me lo contaste!

—¡Lo siento!

—¿Por qué a Cole sí? —frunció el ceño.

—¡Porque él nunca se ríe de mí!

—¡Yo tampoco!

—¡¿De qué coño habláis?! —vociferó Jaden sin entender nada.

—¡Alex y yo estamos saliendo!

Todos los presentes, tanto como los que estaban hablando como los que habían permanecido en silencio miraron a Hailey, totalmente sorprendidos. Algunos porque no tenían ni idea, y otros porque no pensaban que lo terminaría diciendo tan pronto.

—¿Cómo has dicho? —inquirió Jaden acercándose a ella como un depredador.

—Ha dicho que está saliendo con Alex —respondió Landon con tranquilidad—. Estaba clarísimo, se siente la atracción desde...

—¡Tú cállate, pelo moco! —le gritó Alex.

—¡Oye, que ya no tengo el pelo verde!

—¿Os podéis callar? —Nolan parecía que iba a explotar en cualquier momento.

—Así que estáis saliendo —habló Jaden, demasiado tranquilo para ser verdad—. Tú y Alex. Los dos.

—Eso es justo lo que te he dicho —asintió su hermana, más tranquila que hace unos minutos—. Tienes que estar más atento.

—Te está vacilando —le susurró Reese.

—¿Puedes callarte? —Jaden lo observó de soslayo y volvió a centrar la mirada en su hermana—. ¿Por qué no me lo habías dicho?

—¡Porque eres un pesado y un hermano sobreprotector!

—¡No soy un pesado, tú eres una niña!

—¡Tengo quince años!

—¡Por eso!

—¿Lo ves? —se cruzó de brazos—. Por eso no te dije lo de mi acompañante para el baile.

Jaden fue a decir algo pero las palabras se le atascaron en la garganta, y entonces pareció recordar algo porque en sus ojos brilló la sorpresa.

—¿Tu acompañante era Alex?

Su hermana asintió, sonriente, mientras Alex los observaba atemorizado, y era normal, la expresión de Jaden imponía a cualquiera. En ese instante el pelinegro se giró y me lanzo una mirada asesina.

—¿Por qué no me dijiste que era Alex?

—¿Por qué te lo tenía que decir?

—Eso —sonrió Reese de lado—, ¿por qué te lo tenía que decir, Jadencito?

Los ojos grises de Jaden fulminaron a su primo, el silencio incómodo y tenso se volvió a crear, pero fue roto por Alex.

—¿Podemos hablar, Hailey? —preguntó en un susurro, acortando la distancia entre ambos.

La castaña observó a Alex, confusa, pero inevitablemente asintió y agarró la mano que él le ofreció. Ambos se fueron escaleras arriba cogidos de la mano.

—Son adorables —murmuró Helen.

—Opino lo mismo —sonreí.

—Es asqueroso —arrugó la frente Reese—. Además, es injusto que a él si le haga caso. ¡Soy su primo!

—Y yo su hermano, tampoco te quejes tanto —dijo cruzándose de brazos como un niño pequeño, enfadado. Era un gruñón, ambos lo eran.

—Quejaos lo que queráis, pero Alex es su novio, vosotros quedáis en segundo puesto —canturreó James observándolos realmente divertido. Amaba a James pero era realmente insoportable, era sorprendente que no se hubiese llevado todavía un puñetazo por parte de ambos pelinegros.



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En el texto hay: adolescentes, hombre lobo, brujas

Editado: 15.05.2021

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