Prólogo

Narrador ominiciente

Reino de Elarion: Estado 1

La luna llena brillaba intensamente sobre el reino de Elarion, bañando los bosques y las montañas en una luz plateada. Las sombras danzaban bajo el resplandor, sus movimientos delicados y casi imperceptibles. Pero en lo profundo del Bosque de los Susurros En una antigua y olvidada torre de piedra, una figura encapuchada se movía con cautela, su sombra extendiéndose y retorciéndose como una serpiente.

La figura llegó a una puerta de hierro forjado, cubierta de runas antiguas que brillaban con una luz tenue. Extendió una mano enguantada y las runas se encendieron, respondiendo al toque con una energía vibrante. Con un esfuerzo consciente, la puerta se abrió, revelando una cámara oscura en su interior.

En el centro de la cámara, sobre un pedestal de mármol negro, descansaba un artefacto envuelto en sombras profundas: el Corazón de las Sombras. Era un cristal oscuro, pulsante con una energía que parecía absorber la luz a su alrededor. La figura se acercó con reverencia, De repente, un brillo cegador iluminó la cámara y la figura fue lanzada hacia atrás, chocando contra la pared de piedra con un grito ahogado. El cristal se elevó del pedestal, flotando en el aire mientras su energía se liberaba en una explosión de sombras que se extendieron como un torrente por la torre y el bosque circundante.

Lejos de allí, en una pequeña aldea a las afueras de la ciudad capital, un niño huérfano llamado Kian se despertó sobresaltado. Había tenido un sueño extraño, una visión de sombras y magia que lo dejó sin aliento.

En ese momento, en la torre olvidada, la figura encapuchada se levantó con dificultad, sus ojos brillando con determinación. Sabía que el Corazón de las Sombras era la clave, Mientras las sombras se extendían por el reino, llevando consigo promesas de poder y destrucción, el destino de Elarion estaba en manos de aquellos dispuestos a enfrentarse a la oscuridad. Y así comenzaba una historia de magia, valor y sombras, una historia que cambiaría el curso de sus vidas.