Capítulo 12: La Última Barrera

La pérdida de Lucas dejó una marca profunda en la familia Devereaux. La mansión, aunque aliviada de la amenaza del Guardián de las Sombras, aún parecía vibrar con una energía inquietante, como si el mal que habían enfrentado hubiera dejado cicatrices invisibles en sus paredes.

A medida que la familia comenzaba a procesar su duelo, sabían que la paz completa aún estaba lejos. El Ojo de la Noche había revelado la presencia del Guardián, pero no había eliminado todas las amenazas de la casa. Con el eclipse ya pasado y el pacto roto, la mansión estaba en una fase de transición, y la familia debía prepararse para cualquier cosa que pudiera surgir.

Emily, John y Sophie decidieron dedicar el tiempo a revisar todos los documentos y artefactos antiguos que habían encontrado. Era crucial comprender si había más entidades o maldiciones latentes que pudieran resurgir. A pesar del dolor por la pérdida de Lucas, sabían que su trabajo no había terminado.

La biblioteca, que había sido el epicentro de muchas de sus investigaciones, se había convertido en su centro de operaciones. Sophie y Emily pasaron largas horas organizando y descifrando los manuscritos antiguos, mientras John trabajaba en reforzar las protecciones de la mansión.

En una de sus revisiones, Sophie descubrió un antiguo mapa de la mansión que parecía mostrar un laberinto de túneles y cámaras subterráneas. El mapa incluía una marca en el centro, que parecía señalar un lugar llamado "La Cámara de la Última Barrera". La descripción en los márgenes hablaba de un lugar destinado a contener las fuerzas malignas y proteger el núcleo de la mansión.

Intrigados por la posibilidad de que este lugar pudiera ofrecerles una solución definitiva, la familia decidió explorar los túneles subterráneos para encontrar la Cámara de la Última Barrera. Armados con linternas y mapas, se adentraron en las profundidades de la mansión.

El túnel principal era estrecho y oscuro, y el aire estaba cargado de una sensación de antigüedad y abandono. A medida que avanzaban, se encontraban con símbolos arcanos grabados en las paredes y antiguos artefactos que parecían haber sido abandonados en el tiempo. La sensación de estar siendo observados era palpable, y el silencio a su alrededor solo era interrumpido por el eco de sus pasos.

Después de varias horas de exploración, encontraron una puerta antigua y oxidada que parecía estar sellada por una magia poderosa. Emily examinó la puerta, notando que había runas grabadas en ella que coincidían con las que habían visto en los rituales anteriores.

—Parece que esta puerta ha estado sellada por mucho tiempo —dijo Emily—. Debemos tener cuidado al abrirla.

Con el Ojo de la Noche en mano y siguiendo las instrucciones de los documentos antiguos, la familia realizó un ritual para desbloquear la puerta. El medallón comenzó a emitir una luz pulsante, y las runas en la puerta se iluminaron, deshaciendo el sello mágico que la mantenía cerrada.

La puerta se abrió con un chirrido bajo, revelando una cámara vasta y opulenta. La cámara estaba llena de antiguos artefactos y símbolos, y en el centro, un pedestal con un gran libro cerrado. La atmósfera estaba cargada de una energía densa y poderosa.

Emily, John y Sophie se acercaron al pedestal con cautela. El libro parecía ser el núcleo del poder de la Cámara de la Última Barrera. Sophie, con las manos temblorosas, abrió el libro y comenzó a leer las inscripciones en su interior.

El libro contenía un registro detallado de las maldiciones y entidades que habían sido contenidas en la mansión a lo largo de los siglos. También incluía un ritual final, una forma de sellar completamente cualquier mal que hubiera quedado en la casa. El ritual requería una serie de pasos complejos y una concentración intensa para funcionar correctamente.

Mientras Emily y Sophie revisaban el ritual, John se dio cuenta de que había una sección adicional en el libro, una advertencia sobre una última prueba que debía superarse para asegurar la paz definitiva. La prueba era un enfrentamiento directo con la esencia del mal que aún residía en la mansión, una entidad que había estado esperando el momento oportuno para resurgir.

Con el ritual y la advertencia en mente, la familia se preparó para realizar el último acto de protección. El libro especificaba que el ritual debía realizarse en el corazón de la mansión, en un lugar conocido como "La Sala del Núcleo", un espacio oculto en el centro de la estructura.

La Sala del Núcleo estaba oculta detrás de una serie de puertas secretas y pasadizos que llevaban a un salón imponente. La sala estaba decorada con intrincados patrones y símbolos arcanos, y en el centro, un gran altar cubierto de polvo y telarañas.

Emily, John y Sophie comenzaron a preparar el altar para el ritual final, mientras el silencio en la mansión se volvía aún más pesado. La sensación de que algo estaba a punto de suceder era abrumadora, y la atmósfera se cargaba con una energía inquietante.

El ritual final se llevó a cabo con la mayor precisión posible. Emily y Sophie recitaron las palabras antiguas del libro, mientras John realizaba los movimientos y gestos necesarios para canalizar la energía. El Ojo de la Noche, colocado en el altar, emitía una luz intensa que llenaba la sala con una claridad sobrenatural.

A medida que el ritual avanzaba, la energía en la sala comenzó a acumularse, creando una presión palpable. La entidad residual que había estado esperando el momento oportuno empezó a manifestarse, un remolino de sombras y oscuridad que parecía desafiar la luz del Ojo de la Noche.

La lucha fue intensa. La entidad luchaba contra la luz del ritual, intentando resistirse a la fuerza de la protección. Emily, John y Sophie trabajaron con todas sus fuerzas, enfrentando la entidad con valentía y determinación. Con cada paso del ritual, la entidad se desvanecía un poco más, hasta que finalmente, con un estallido de luz, fue completamente absorbida por la protección del ritual.