Betsabeth mejor conocida como la hija de Judas no es una joven común y corriente, sino que hace tiempo sufrió un trauma psicológico a causa de un shock eléctrico lo cual le causo la eliminación total de sus sentimientos así que decirte no luego de haberte afirmado su aceptación le da igual, aunque la verdadera razón de todas sus acciones es buscar que le provoque algún tipo de sentir.
Vive apartada totalmente de la sociedad ya no conoce amigos y se ha vuelto una, cleptómana psicópata, mercenaria con el paso del tiempo, en su conciencia ya no diferencia lo bueno de lo malo y se ha vuelto una traicionera compulsiva es decir ya que no le importa nada que tenga que ver con los demás no se interesa ni por sus propios familiares. En la actualidad su madre muere y no se ha interesado ni siquiera en visitarla y pudiendo salvarle la vida ni siquiera le ha pasado por su cabeza pagarle los tratamientos necesarios para su curación. ¿se entiende mejor su estado? O hay que explicarlo de otra manera.
— Por favor no te muevas intento jugar un poco contigo — Se expresaba Betsabeth de forma calmada e inexpresiva mientras asfixiaba a un niño que por su apariencia no llegaba ni a los ocho años — Ah, ya me canse — dijo quitando el objeto del rostro del niño quien se encontraba casi muerto y con el rostro rojo por la falta de aire y respiraba forzosamente como un pez fuera del agua el niño observaba a Betsabeth con terror arrepintiéndose por el momento en que decidió seguirla y temiendo de que le hiciera algo más.
— Me portare bien por favor no me hagas daño hare todo lo que me digas no le diré a nadie, pero no me lastimes — El niño suplicaba, pero Betsabeth no escuchaba
— No siento nada ¿porque no siento nada? Ella miro al niño y le pregunto ¿Tú sabes la razón? El niño se asustaba más al ver el rostro inexpresivo de Betsabeth mirándolo tan fijamente, él niño no prestaba mucha atención a las palabras de la joven todos sus sentidos estaban en "off" después de haber sido golpeado, quemado, cortado, ahogado y asfixiado por ella, él solo quería huir de ahí, pero su pequeño cuerpo no se lo permitía y ella menos, Betsabeth seguía esperando la respuesta del chico quien estaba aterrorizado.

Lagrimas salieron de los ojos de Betsabeth y el niño se sorprendió preguntándose así mismo ¿Tiene corazón esta mujer? Pero lo que no sabía era que ella sufría de cansancio visual y eso le provocaba lagrimar, ella se bajó de la cama quitando su pesado cuerpo del niño y dirigiéndose al baño para lavar su cara y entonces grito.
— ¿Por qué no me contestas? La pregunta es simple.
— ¡No! No se la respuesta — Contesto exaltado el niño y con razón solo su voz apagada haría temblar hasta el más fuerte esa voz indiferente que solo ella sabe hacer y todo por su estado mental era algo que tenía al niño con los pantalones mojado o era el agua.
Betsabeth volvió donde el niño y lo observo con la cabeza inclinada, con una expresión en su rostro por primera vez, era la confusión ella se encontraba confundida al no saber cómo reaccionar ante la situación y por no entender las expresiones del niño.
— ¿Qué sientes? Ella pregunto Se sincero por favor — Ella lo pedía, pero era algo que ella no era o tal vez si es difícil saber cómo actúa o piensa es totalmente impredecible.
— Siento miedo — Dijo casi susurrando aun así Betsabeth lo escucho y aunque seguía confundida lo ayudo a parar y dijo.
— Vete a casa no me sirves para nada. — Aunque las palabras de Betsabeth parecían duras para el niño eran como que Dios le susurrara al oído, él paso por la puerta de la habitación caminando por el corto pasillo que conllevaba a la sala principal y cuando pudo salir a las afuera de la casa fue como ver el paraíso no había visto la luz durante horas.
Luego de unas horas Betsabeth pensó en salir un rato y tomar el aire fresco, salió a la calle y camino por un buen tiempo por las largas carretera de la ciudad, observo muchas barbaridades cosas que tal vez está harta de hacer robos, maltratos asesinatos acciones por las que no se inmuta. Paso por un callejón donde vio a tres hombres maltratando aun joven, detuvo sus pasos y miro por un momento luego prosiguió a continuar su camino.
— ¿Qué miras perra se te perdió algo? Pregunto uno de ellos queriendo parecer rudo un gran error, Betsabeth tomo el arma que se encontraba escondida en su pantalón y literalmente vació el cartucho en la cabeza del hombre y continúo caminando los demás no soltaron ni una palabra y ella ni los miro, no existían.
Ella entro en un barrio de negros y en cuanto entro los hombres del lugar la reconocieron y algo exaltado algunos pronunciaron "Es la hija de Judas" algunos asustados otros con gran admiración.
— ¿Dónde está él? Pregunto Betsabeth, nadie quiso contestar, ella levanto su arma y disparo, todos de modo auto matico apuntaron hacia ella otros la protegían y al parecer una gran masacre venia.
— Bajen las armas Levanta la voz un hombre de cabellera negra y un cuerpo no muy bien formado, pero al parecer tenia una gran reputación en la zona.
Todos bajaron las armas excepto Betsabeth quien miraba al sujeto con una vista vacía, el sujeto sonrió mirando a la hermosa mujer frente a sus ojos.
— ¿Que trae por aquí a La séptima hija de Judas? — Pregunto el sujeto a Betsabeth mientras ella guardaba su arma.
— Solo estaba aburrida y quería ver que me ofrecías — hablaba de manera indiferente esa mirada vacía que tenia Betsabeth era algo que ese hombre siempre había amada esa mujer inquebrantable era algo que él quería conseguir, pero le era imposible. Mientras el la observaba caminaba hacia ella con pasos cortos y pausados y si me preguntaran a ese ritmo duraría una eternidad para llegar hacia ella.
— No des un paso más estúpido imbécil — Ordeno Betsabeth al sujeto mientras sacaba su arma sin ninguna razón y halando el gatillo le disparaba, entonces suspiro.
Editado: 27.02.2022