El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo V - Decidir.

Tiempo:

6:32 PM, 25 de diciembre de 1907.

Lugar:

Pueblo de Destokar, Nación de Grity, Continente Apsurer.

 

Melody pasó los siguientes días leyendo algunas notas que ella misma había escrito cerca de su universidad. Se encontraba entre la calle Wickham, a la altura N°7, parecía que las casa y edificios estaban numerados de uno en uno en la nación Acekrop.

—Melody ¿No vas a salir de esta casa? —consultó Shaneka.

—No, esperaré hasta que llegue la hora de abordar el tren para recién salir de casa.

Shaneka suspiró.

Melody fue hasta su pieza, en una silla que tenía al lado del respaldo de su cama estaba aquella mochila que la había acompañado por años de uno de los bolsillos rebusco y buscó a tientas, hasta tocar un papel áspero y más duro que los demás. Lo sacó.

Era un boleto de ida, desde Destokar hasta Acekrop con fecha del veinte y cinco de diciembre a las veinte horas.

La muchacha terminó de guardar las pocas cosas que tenía fuera de su bolso, (ropa y un par de cuadernos) con la ayuda de su padre los pusieron en la parte trasera de su auto, dió unas cuantas vueltas a la manivela que se encontraba en frente del auto y partieron.

—¿Estás segura de que quieres irte Melody? —preguntó Enrique, acomodando su espejo retrovisor y mirando el rostros de su hija.

Melody solamente asintió con la cabeza, y continuó mirando las casas de Destokar.

Al llegar a la estación, estaban las familias Mustaffa y Raw, primero bajó del auto tras unos segundos bajó su bolso y colgó su mochila al hombro al darse vuelta recibió el abrazo de alguien que parecía ser mucho más pequeña en estatura que ella, era Marzín.

—¿Por qué tienes que irte tan pronto? —dijo Marzín entre sozollos.

—Lo siento Marzín, pero seguro volveré para el Festival de la llegada de Narelam —contestó Melody soltando el bolso y abrazó a Marzín.

—¿Me traerás una moneda Ung cuando vuelvas?

—Por supuesto, querida —contestó Melody.

—Ya deja de pedir cosas Marzín —dijo Jack.

Una sonrisa se le atravesó a Melody al ver que los otros dos hermanos también estaban—. Ven aquí chico —exclamó Melody dándole un beso en la mejilla a Jack.

—Oye, oye guarda algo para Trimuell —contestó Jack limpiándose la mejilla que ahora estaba decolor rosa por la pintura de labios.

Melody se puso un poco roja, pero sonrió al oír eso.

—Bien, cuando vuelva supongo que no te importará compartir un poco de vino con tu amiga Melody ¿verdad? —exclamó la muchacha—, eso sí, que no se enteren tus padres —dijo susurrando.

Trimuell se fue acercando a Melody lentamente y le dio un abrazo.

Luego pude ver a la familia Raw felicitándola, y entre ellos se encontraba Amy mirando hacia el suelo. Los padres de Amy se apartaron y se fueron hacia donde se encontraban los padres de Trimuell y de Melody.

—¿Sabes? Lo siento mucho Melody —confesó Amy.

Melody se quedó en silencio, luego de un momento sin decir una palabra lo único que se le ocurrió en ese momento fue darle un abrazo a su amiga.

—Yo también lo siento.

Se despidió de Emil Raw y de Victoria Raw, luego de Celia Mustaffa y de Antony Mustaffa. Al poner un pie sobre la plataforma, dio media vuelta y se dirigió hacia sus padres para darles otro abrazo. 

—Gracias… y volveré pronto.

Shaneka y Enrique asintieron con la cabeza y se despidieron de su hija. Melody volvió hacia la plataforma y se terminó subiendo no sin antes escuchar. 

—Melody, quería decirte que Rumar va a… —dijo Amy, pero en ese preciso momento sonó la locomotora del tren y no dejó que Melody pudiera terminar de oír. Las ruedas del mismo comenzaron a girar y se puso en movimiento en un abrir y cerrar de ojos la muchacha ya no estaba viendo la plataforma, por la densidad del humo de la caldera del maquinista.

Melody fue pasando varios vagones de puerta en puerta, un señor de traje la esperaba entre cada vagón para asegurar su curso, llegó hasta el tercer vagón y allí se quedó, un niño de boina le alcanzó el equipaje y se lo dejo arriba de su asiento en el portaequipajes de arriba. El niño no debía de superar los doce años, parecía de la altura de Marzín. Melody le entregó tres Verozil, el muchacho agradeció y luego se retiró.

Qué habrá querido decir con eso de Rumar no comprendo, pensó Melody, bueno no creo que sea algo muy importante, después de todo no me interesa Rumar o ¿Por qué debería interesarme? Pensó la chica.

La muchacha se volteó y se tapó con una frazada que llevaba en su mochila era pequeña pero la hacía sentir cómoda y acurrucada.

 

La luz y el ruido de un trueno despertó de repente a Melody la temperatura había disminuido bastante, lo podía notar por el frío que corría por sus piernas que estaban sin tapar (la manta no llegaba tan abajo) así que volvió a acurrucarse intentando que la manta le tapara la mayor parte de sus piernas, no sin antes correr las cortinas los truenos proyectaban luces y producían sonidos estrambóticos por el roce con las montañas del norte.



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En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

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