El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo VIII - Conocidas del pasado.

 

Tiempo:

10:34PM, 29 de marzo de 1908.

Lugar:

Hogar de Esmeralda, Nación de Acekrop, Continente Apsurer.

 

 Al llegar al hogar de la señora Esmeralda Flanagan, Melody se sentía totalmente agotada. Por suerte su amiga Quiteri la esperaba con un cartel de bienvenida que ponía “Felicidades por aprobar”.

Primero recibió el abrazo de Quiteri y luego la mano de las otras integrantes del hogar, tres de las muchachas se habían ocupado de la comida y la mesa estaba lista para deleitarse con unos huevos fritos revueltos con rodajas de zanahorias, papas y calabaza. El pan recién salido del horno le daba un aspecto exquisito o al menos a lo que respectaba su apariencia.

Melody fue unas de las primeras en terminar y pasó a las escaleras para poder cambiarse y bañarse, de tanto hambre que tenía no se había dado ni cuenta de que se encontraba toda sucia. ¿Cómo conseguiré llegar hasta Seratrom? Y más importante aún, ¿cómo haré para subsistir sin la ayuda de Quiteri, de mi tía. Sin la ayuda de mis padres e inclusive la de Trimuell? todas esas dudas no dejaban de circular dentro de su cabeza mientras Melody se secaba su cabello rojizo.

Al terminar, bajó las escaleras y algunas de las más pequeñas ya se habían ido a acostar, pues Melody había sentido sus pasos por el corredor. Las restantes, que se encontraban en la sala de descanso escuchaban la última sintonización de Acekrop en ese horario sólo podían ser “Las aventuras del caballero” (Narraban los cuentos de un escritor famoso en los años 1500) todas se recostaban sobre la alfombra y oían desde la radio del mueble principal.

Otras como Quiteri y Dec estaban leyendo revistas o en el caso de Quiteri un manual de unos mapas antiguos que mostraban las diferentes formaciones de las montañas con el pasar de los siglos. 

—Bien niñas el programa de las aventuras del caballero ya están por terminar, así que es hora de ir a dormir —indicó Esmeralda mientras llegaba a la sala de descanso, algunas de las niñas protestaron pero luego de unos minutos se decidieron en irse hacia la escalera que conducía a sus habitaciones.

Melody se sentó en uno de los sillones y Dec se sentó sobre un almohadón que estaba en la alfombra, Quiteri estaba posada en contra de la biblioteca con su manual en la mano derecha y continuaba su lectura con el correr de sus ojos de izquierda a derecha. Esmeralda se sentó en otro de los sillones enfrentada a Melody, Dec cerró la revista pues los artículos de “las modas venideras de los años veinte” no le parecían nada interesantes.

—Entonces Melody ¿Qué harás? —comentó Esmeralda sacándose uno de sus zapatos y dejándolo sobre la alfombra.

—Puedo arreglarte un pequeño trabajo en Seratrom, por mis conocidos —añadió Dec levantándose y estirando un poco las piernas mientras se dirigía hacia la cocina para poner un poco de agua a hervir—. No será mucho dinero pero peor será nada.

—Tienes que lograr comprender un poco mejor el dialecto de los Seratromianos, aquí en Acekrop te fue fácil porque ya no quedan muchas personas que usen nuestro antiguo dialecto. Pero en algunas de las otras naciones puede que estén un poco más aferrados a la idea de no soltar su lengua madre, por decirlo así —explicó Quiteri cerrando el manual que tenía entre los dedos de la mano derecha. Melody se quedó mirando a su amiga durante su explicación.

—Asi mismo… —dijo Esmeralda (Melody se volteó para volver a hacer contacto visual con su tía) inclinándose hacia delante en la misma posición en la que había estado hacía escasos segundos—, lo bueno del continentes de Aporeu es que la mayoría de los dialectos de hace siglos se han perdido y por suerte no es tan complicado comunicarse con aquellos que lo usan, digamos personas adultas.

—Pues usted es adulta —admitió Dec uniéndose a la conversación luego de sacar el agua y depositarla en pequeñas cazuelas de madera añadiendo algunas hierbas y trozos diminutos de una fruta.

—No te pases de lista Dec, yo sigo siendo una muchacha a mis cuarenta y pico años —dijo Esmeralda dirigiendo una leve sonrisa y un guiño de ojos hacia Dec—, Me refería a personas más adultas.

—Ancianas —añadió Melody entre risas.

—Exacto Melody —dijo Esmeralda.

—Aún así no se si podré, no las tendré a ustedes —comentó Melody.

—Nos podremos llamar debes en cuando, yo te conseguiré algún puesto en Seratrom, así que por el dinero no te preocupes —añadió Dec entregando a Melody una de las cazuelas que todavía estaba humeando—. Mañana por la mañana, haré un llamado a Seratrom.

—Yo iré a averiguar acerca de los pasajes —dijo Esmeralda.

—Y yo te mostraré algunos de los mapas que tengo de Seratrom así puedes ubicarte un poco mejor a la hora de llegar —exclamó Quiteri con una sonrisa.

—Muchas gracias a todas, de verdad —contestó Melody.

Terminaron de beber las bebidas de las cazuelas que Dec había preparado y luego se dirigieron cada una hacia las escaleras y a sus respectivas habitaciones.

Quiteri cerró la puerta de su habitación mientras Melody se colocaba su camisón y no dejaba de intentar recordar algo. ¿Qué era lo que debía recordar? Con tantas cosas que me han pasado hoy día seguramente debe de ser algo importante ¿o no lo será? Melody siguió intentando buscar en sus recuerdos de días anteriores e inclusive de acontecimientos mucho más lejanos de días o de semanas, y luego de unos momentos en increíble quietud tanto que parecía que era una estatua, lo recordó. Sin perder ni un segundo más fue hasta la mesa de luz y sacó de uno de los cajones una lapicera y un papel y comenzó a escribir, en ese momento Quiteri se le acercó.



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En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

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