El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo XII - Compañeras.

Tiempo:

4:23 AM, 8 de agosto de 1908.

Lugar:

Departamento de Ofelia, Nación de Seratrom, Continente Apsurer.

 

 Melody bajó las escaleras del departamento de Ofelia, mientras pisaba escalón por escalón, la muchacha se colocaba las muñequeras y se pasaba la banda por su rojizo cabello las mismas que le habían regalado momentos antes de dejar la nación de Acekrop. Al llegar a planta baja, pudo notar que estaba nublado, no porque se hubiera fijado antes de salir, sino, porque el sol ya habría ingresado por inmensos ventanales que se encontraba al costado de la puerta de entrada al edificio y por lo tanto habrían encandilado a Melody.

Al menos va a estar nublado, y no tendré que soportar el maldito calor que ha tenido Seratrom últimamente, pensó Melody luego de un prolongado suspiro.

Melody tomó rumbo hacia la salida.

—¿Hacia dónde vas Flanagan? —le preguntó una figura que se encontraba sentada al lado de la recepción entre las sombras, la figura se levantó y se sacó su capucha.

—Rumar, ya me empezaba a preguntar si de verdad vendrías —dijo Melody extendiendo su mano para estrecharla. Me alegro de que haya venido, pensó Melody con una sonrisa.

—Si, si como digas Melody —dijo Rumar apartando la mano de Melody—, recuerda que tenemos un trato.Y por lo que veo voy a necesitar mucho tiempo —contestó mirando de pies a cabeza a Melody.

Rumar y Melody salieron hacia afuera, y comenzaron a correr por el costado del canal que se encontraba en frente del edificio de Ofelia.

—Escucha Flanagan, no tenemos mucho tiempo para poner en forma ese cuerpo asi que tendras que hacer todo lo digo si quieres comenzar a controlar con decencia aunque sea un réplica del Hungary ¿De acuerdo?

Melody asintió detrás de Rumar.

El camino fue complicado ya que debía de cruzar entre las personas que paseaban por aquellos costados de los canales, al llegar a la primera parada (Rumar le había explicado el recorrido con anterioridad) Melody ya estaba bastante cansada.

—¿Te has cansado Flanagan? 

—De ninguna manera.

—Bien, ahora vamos a estirar y luego seguiremos.

Luego de unas cuantas horas más de sufrimiento para Melody por fin llegaron a su destino la cual era la escuela de los aviadores del mañana. Melody se sentó en las escalinatas debajo de las palmeras ya que el sol había vuelto a salir.

—Solamente tenemos dos semanas y gracias a Narelam que eres amiga de Ofelia, ¿trajiste lo que te pedí?

—Sí… podemos hacer un descanso… por… fa… vor… —dijo Melody casi sin aliento intentando sacarse las muñequeras pegadas en sus brazos.

 —De ninguna manera, ahora dame el pase especial.

—Lo presentaré yo —dijo Melody.

Las dos fueron hasta la entrada de los aviadores del mañana y se encontraba totalmente vacía, no había nadie en los alrededores como solía haber otras veces, las dos se acercaron hasta la puerta a la cual llamaron apenas dejaron de mirar cómo lucía el exterior sin personas que estuviera yendo y viniendo continuamente. Desde el interior abrió la puerta el señor Corum, quien las recibió dentro a pesar de ser un día domingo.

—Buenos días señor Corum —dijeron las dos.

—Buenos días cadetes, ¿Que se les ofrece hoy día? —preguntó Corum.

—Traigo esta solicitud para poder usar la réplica del Hungary 1.0 está firmada por la señorita Ofelia Zasdre —dijo Melody acercándose a Corum y entregando la solicitud. El señor Corum la revisó detenidamente un par de veces acomodando sus anteojos una y otra vez.

—Bien —dijo aclarando su voz—, creo que esta todo en orden, las llevaré hasta el hangar.

Pasaron por recepción y luego por el pasillo que conducia directamente hasta la parte del patio de los aviadores del mañana el campo de atletismo nunca había estado tan vacío como aquel día, solamente podía oír la brisa recorrer los milimétricos pastizales que rodeaban los dos hangares, la torre de control y las pistas de aterrizaje. 

—Señor Corum una pregunta ¿Por qué los hangares están abiertos? —consultó Rumar.

—Simple, hay veces que recibimos llamados por parte de pilotos para poder hacer una parada aquí y la torre de control les permite descender.

—Ya veo —dijo Rumar pensativamente.

Se nota que sigue siendo muy curiosa pensó Melody.

—Bien, aquí está, si necesitan algo. Solamente llamen por el teléfono que se encuentra por ahí —dijo Corum señalando a una de las paredes del costado del portón del hangar.

—Muchas gracias señor Corum —dijeron.

—Bien Flanagan tú vas primero, vamos, vamos. No hay tiempo que perder.

Melody sin hacer reproches, subió por la escalera hasta estar a la altura de la cabina, luego la abrió y se sentó en el lugar del piloto. La cerró con suavidad, pero tuvo que aplicar un poco de fuerza para que aquella cúpula de vidrio no golpeara con fuerza aquella réplica del Hungary. La apoyó sobre la coraza del avión y luego tiró de una cadena del marco de la cúpula para trabarla.



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En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

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