El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo XIII - Lealtad.

Tiempo:

10:03 AM, 5 de septiembre de 1908.

Lugar:

Centro de nación de Órohme, Nación de Órohme, Continente Apsurer.

 

Las semanas habían pasado desde el incidente del bosque en su primer noche de vigilancia nocturna a las afueras de la Nación de Órohme, Trimuell Mustaffa fue capaz de avanzar treinta puestos desde aquella noche por su buen desempeño, pero tras esos treinta puestos solo había sido el comienzo, su manos comenzaron a ser más ágiles en el campo de tiros con el paso de las semanas y hasta el momento había podido llegar a subir otros treinta puestos en aquella infernal tabla.

—Qué bueno que nos han dejado salir del cuartel para variar —dijo Clei, adelantándose a una tienda de armas que se encontraba repleta de gente con sus sombreros con forma de platos.

—Es cierto —dijo Trimuell—. Oye, espera Clei. También quiero ver las armas.

—También llegarán si no corren —contestó Travis. Narelam dame energías para seguir caminando pensó Travis intentando dar pasos largos para llegar más rápido sin hacer tanto esfuerzo.

Al llegar a la tienda, Travis se metió entre un par de Órohmianos que se encontraban apretados por el tumulto de personas. Todo el local estaba protegido por una reja de acero detrás de esta había una cantidad infinita de armas, modelos y refacciones, Trimuell y Clei se encontraban a cierta distancia de los barrotes. Travis se les acercó.

—¿Qué están haciendo? 

—Mira Travis —dijo Clei señalando a una de las repisas—, es un Du-48. El nuevo modelo, salió a la venta la semana pasada.

—Es hermoso, ¿Cuánto saldrá? —observó Trimuell.

—¿Qué están buscando? —preguntó uno de los vendedores.

—¿Cuál es el precio del Du-48? —dijo Clei con sus ojos negros brilloso de tanta magestuosidad en un arma.

—Es nuestra especialidad, nadie forja una Du-48 como nosotros, tenemos los mejores proveedores para conseguir refacciones en caso de que falle —dijo el vendedor, sacando la Du-48 de su estantería, el arma en cuestión parecía una ametralladora convencional pero lo que la hacía poderosa era su  feroz cadencia y suave retroceso. 

—Es un lujo, entre lujos —alabó Clei—, ¿Es la última que salió al mercado verdad?

—Así es. La última que la industria ha fabricado nosotros solo intentamos copiar el modelo lo mejor que podemos, y estás en el lugar indicado. En ninguna de las otras ciento cincuenta tiendas de armas de toda la Nación de Órohme encontrarás este arma mejor confeccionada —dijo el vendedor— su precio es de  mil seiscientos Verozil.

Es mucho dinero para un arma pensó Trimuell sorprendido.

Quien sería tan idiota para comprar un arma en ese precio, dentro de unos meses cuando saquen la siguiente línea de las Du, su precio bajará pensó Travis.

—Amigo, tenemos un trato. Envuelvela y entregarme los papeles que me la llevaré —dijo Clei buscando el dinero en sus bolsillos.

—Por Narelam, este chico está loco —susurró Travis.

El vendedor le dio las gracias y los condujo por la parte trasera del local, le entregó el arma a Clei y él contó el dinero tres veces poniéndo lo en las manos del vendedor. 

—¿Y tú? ¿El de barba? —dijo el vendedor señalando a Travis— ¿No quieres ningún arma?

—No hay nada aquí que yo quiera —contestó seriamente, mientras pasaban por las estanterías, Trimuell y Clei se paraban cada un arma a preguntar por sus componentes. Al llegar al final de las estanterías Travis pudo ver un arma peculiar.

—Ese arma, —dijo Travis señalando una pequeña ballesta para el brazo— ¿Su puntería es exacta? 

—Ya veo, bastante simple, pero efectiva. La ballesta Ga-16, puede servirte en múltiples ocasiones ya que puede usar diferentes tipos de flechas que al ser tan pequeñas el enemigo no las detectará fácilmente. Su puntería fue mejorada con respecto a su antecesora, que a su vez era mucho más eficaz que cualquier arco —dijo el vendedor tomando la pequeña ballesta y ajustándola en el brazo de Travis.

—Es bastante ligera —dijo moviendo su brazo de arriba a abajo— y su cargador es rápido —probando una pequeña solapa que tenía para cargar la flecha (en ese caso no había nada que cargar pues no había flecha).

—Es un arma que pasa muy desapercibida por nuestros compradores, ya que prefieren cosas más grandes —contestó el vendedor mirando a Clei, quien se ruborizó y restregó los lentes que se habían empañado en un segundo.

—Me la llevaré.

—De acuerdo, será un placer —añadió el vendedor.

Los tres compañeros salieron del local de armas pasando por el tumulto de personas que se encontraban hasta por fuera del local, Clei llegó hasta la calle de tierra y pasando la primera antorcha para iluminar las noches (lady Kindre había puesto antorchas en vez de luces por falta de cables energéticos en la nación) sacó su arma del paquete en la que el vendedor la había envuelto. Travis hizo lo mismo al ver tan emocionado a Clei por su compra.

—Es bellisima ¿no es verdad? —dijo Clei apuntando a la pared de madera de un templo de Narelam que se encontraba en una esquina.

—Oye, no hagas eso. Molestaras a Narelam —dijo Travis haciendo bajar cañón con su mano.



#16923 en Otros
#2112 en Aventura
#27083 en Novela romántica

En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.