El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo XIV - Caja musical.

Tiempo:

8:21 PM, 10 de octubre de 1908.

 

Lugar:

Hospital, nación de Seratrom, continente Apsurer.

 

Melody pasó aquellos días encerrada entre las cuatro paredes de la habitación del hospital, con todas las tareas que Ofelia tenía que realizar en los aviadores del mañana, no tenía tiempo para visitarla. Rumar era la única que iba a visitar a Melody, la mayoría de los días de la semana. Le contaba todas las pruebas de los demás. Cómo iban fracasando o logrando su prueba.

—Bien, creo que ya está casi curado por completo este brazo —dijo el Doctor, sacando las vendas del brazo de Melody—. Así mismo, deberás quedarte unos tres días más para ver si todo sigue bien.

Por Narelam pensó Melody. Tres días más, ya suficiente he tenido con siete semanas, pensó.

—De acuerdo —contestó Melody, mientras el médico salía por la puerta de la habitación.

—¿De verdad te molesta estar aquí durante tres días más? —preguntó Rumar mientras reía.

—¿Y te parece gracioso? —dijo Melody.

—Pues si, ya has estado aquí durante siete semanas, ¿Por qué molestarte por tres días más?

—Creo… que tienes razón Rumar.

—Además, no es como si fueras a salir del hospital y subirte a la réplica del Hungary 1.0 al día siguiente —dijo Rumar riendo nuevamente—. Aún falta una de pasar antes que tú.

Es verdad, Rumar tiene razón. Más sabiendo que Ofelia está a cargo no me dejara subir de un día para el otro, pensó Melody.

Aquellos tres días pasaron rápidamente para la muchacha pelirroja, tal y como le había hecho saber su doctor ella estuvo afuera en cuestión de esos tres días al verificar que se encontraba en excelentes condiciones y no presentó ninguna complicación en su brazo izquierdo u hombro. Con ayuda de Rumar, Melody se levantó de la cama para poder cambiarse y marcharse de aquella habitación que la había tenido “cautiva” durante tantas semanas.

Ya han pasado tres semanas ¿Por qué Trimuell no me ha llamado? ¿Se habrá olvidado? Pensaba Melody mientras cruzaba la puerta de la salida del hospital.

—¿Qué te ocurre Flanagan? —dijo Rumar mirando la cara de Melody.

—No me ocurre nada —mintió ella.

—¿Acaso no estás feliz?

—Por supuesto que lo estoy. Apenas llegué al departamento de Ofelia me tomaré uno de sus tés extraños para revitalizar mi alma, y luego me pondré a levantar pesas. 

—Primero, creí que no confiabas en esas hierbas del té que hace Ofelia. Segundo —dijo Rumar aclarando su voz— ¿no crees que es muy peligroso ponerse a levantar pesas cuando acabas de salir del hospital niña?

—¿De verdad eres la misma Rumar que me molestaba hace unos meses? Ahora pareces mi madre —dijo Melody riendo.

Rumar se quedó seria y dejó de mirar a Melody a los ojos para posar su vista en el suelo mientras ambas continuaban su camino. Claramente tiene que seguir molesta conmigo por todos los problemas que le cause, ¿Por qué no logro comprender por qué fastidié tanto a Melody? No, no fue por envidia a sus habilidades de piloto pensó Rumar como si otra voz dentro de su cabeza le hubiera hecho una “pregunta” sobre si lo que le molestaba era que Melody fuera mejor piloto o tuviera más suerte. No, no puedo aceptar la amistad de alguien a quien no sé porqué molesté, siento como si lo estuviera haciendo para lograr hacer desaparecer esa maldita pregunta dentro de mí. Pero simplemente no logra desaparecer repitió dentro de su mente la muchacha de bandana naranja.

—Oh, lo siento Rumar —dijo Melody cambiando su alegre sonrisa por una de verguenza—. Pensé que tus preocupaciones se habían ido.

Muy bien Melody sigue metiendo la pata con Rumar, así nunca volveremos a llevarnos bien como antes pensaba Melody, mirando uno de sus tantos rulos rebotando en medio de sus ojos.

—¿Preocupaciones? No tengo ninguna preocupación ¿Por qué tendría una? Mi única preocupación en este momento es saber cuál será la prueba que nos pondrá Ofelia dentro de un mes casi —mintió Rumar.

Melody abrió la puerta del edificio de Ofelia y continuó su camino hacia las escaleras, las dos subieron en el camino se encontraron el portero del edificio quien saludó a Melody cortésmente. Al llegar al tercer piso, Melody colocó la llave de Ofelia adentrándose en él.

—Al fin, nunca había extrañado tanto unas paredes —dijo Melody acariciando las guardas de color azul.

—Siéntate, te preparé algo —exclamó Rumar dejando el bolso sobre una silla y poniendo agua a hervir—, Ofelia no debe tardar en regresar hoy no tenía mucho trabajo —añadió mirando el reloj de una de las paredes.

—Oye, Rumar… Tienes idea de ¿Cuánto tiempo le queda al último piloto que está haciendo las prácticas con la réplica del Hungary 1.0? —preguntó Melody admirando la vista tan característica del departamento de Ofelia. Vaya, no recordaba que está vista fuera tan bonita pase demasiado tiempo en ese hospital, pensó la muchacha y un escalofrío recorrió su espalda.

—Así es Melody —contestó dejando sobre la mesa dos tazas de té— creo, creo que le quedan dos días —dijo Rumar rascando su barbilla.

—Bien, entonces no me queda mucho tiempo —exclamó Melody.



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En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

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