El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo XVI - La primer prueba.

Tiempo:

7:13 pm, 6 de noviembre de 1908.

Lugar:

Departamento de Ofelia, nación de Seratrom, continente Apsurer:

 

—Vamos Rumar por el amor que le tienes a Narelam, no es tan complicado —dijo Melody golpeando suavemente su frente con la mano derecha—, dime una vez más. ¿Cuál es el protocolo en caso de un incendió dentro de la cabina de un avión?

—No recuerdo —contestó Rumar bufando—, ¿Soltar el equipaje extra? ¿Dar aviso a la torre de control? Oh ya se, ya se. ¿Aterrizar a salvo?

—No. No es nada de eso, debes hallar el problema con la ayuda de tu copiloto y luego recién ahí dar aviso a la torre de control, ¿Cómo se te ocurre dar aviso a la torre de control si todavía no has detectado el problema?

—Estuve demasiado cerca —dijo Rumar desviando la vista hacia el atardecer en la terraza de Ofelia.

—Demasiado cerca no es suficiente en una prueba real. ¿Cómo pasaste la prueba con el Hungary 1.0?

Rumar encogió sus hombros.

—Pues, me copie el procedimiento de encendido en mi mano, ¿No es obvio?

Melody revolvió sus ojos.

—No tienes vergüenza —afirmó la chica de cabello rizado.

—No te preocupes Flanagan —exclamó Rumar levantándose de su asiento para buscar una naranja—, con tú ayuda podré aprender todo esto para dentro de las dos semanas que quedan. Si tú pudiste pasar la prueba de la réplica con mi ayuda… ¿Por qué yo no podré aprender la teoría en tan poco tiempo con la ayuda de una gran maestra como tú? —alabó Rumar desde la cocina.

Melody desvió la mirada de la página que estaba leyendo y se quedó mirando hacia el atardecer. ¿Deberé llamar a Trimuell? Está claro que cometí un error al darle aquel beso, pensó Melody recordando aquel extraño pero satisfactorio hecho con Trimuell. 

Pero fue tan lindo, se planteó Melody dentro de su cabeza mientras sus mejillas se tornaban rosas.

—Oye, oye. ¿Qué pasa Flanagan? —dijo Rumar chasqueando los dedos enfrente de los ojos de Melody, haciendo regresar a la chica de cabello pelirrojo de vuelta de sus pensamientos.

—Nada de nada —exclamó un poco confusa Melody.

—¿De verdad? —preguntó Rumar con mirada desconfiada entre cerrando sus ojos negros.

Melody soltó un prolongado pero casi ineludible suspiro en frente de su compañera, y comenzó a contarle lo que primero había omitido, (Todo aquel asunto del beso entre ella y el chico de pecas) Melody se tapaba su cara o desviaba su mirada cuando llegaba el momento de relatar algo vergonzoso a Rumar, anteriormente les había contado la mayoría de su cita con Trimuell (de hecho apenas subió al departamento de su superior ésta la inivió a preguntas acerca de su salida, las cuales Melody no contestó hasta el recien el otro día), pero… lo del beso, lo del beso lo había omitido por completo. Inclusive a Ofelia, qué, según las propias observaciones de Melody podía confiar más en ella. No porque Rumar no fuera de confianza, de hecho, Rumar se estaba ganando muy bien la confianza de Melody, sino, porque Ofelia la había tratado bien desde que la conocía. En cambio de Rumar que de pasar a una amistad sólida en su niñez poco a poco se fue alejando hasta que se la encontró en los aviadores del mañana. Pero... eso ya había quedado en el pasado.

Melody terminó de relatar con lujo de detalles todo lo que había ocurrido previo a despedirse de Trimuell, con su cara roja Melody exclamó:

—Y eso es todo lo que ocurrió.

—Así que eso era —contestó Rumar—, ¿Y eso te tiene preocupada?

Melody asintió lentamente.

—Mira Melody sabes que yo no soy la mejor dando consejos, pero si Trimuell de verdad está interesado en tí tarde o temprano llamará. Además, ¿No dijiste que hicieron una promesa para cambiar esa estúpida e inservible caja músical? —preguntó Rumar señalando hacia adentro del departamento, Melody giró su cabeza y vió la caja músical que tanto le había gustado, estaba impecable. La chica de cabello rizado se había obsesionado un poco con el artefacto, lo limpiaba tres veces a la semana y escuchaba al menos dos veces al día.

El teléfono sonó, Melody desvió la mirada de la bella caja músical y buscó con su vista el sonido proveniente del otro lado de la habitación, se levantó de su silla en un segundo y corrió rápidamente abriendo la puerta corrediza y cruzando el living a toda velocidad para llegar hasta el lado de la puerta donde se encontraba dicho teléfono.

¿Habrá sido casualidad? se preguntó dentro de su mente Rumar que intentaba volver a concentrarse en el libro que tenía enfrente, acerca de la “seguridad dentro de la línea Hungary”.

Pero le fue imposible, tan pronto dejó volar un poco su imaginación, sus pensamientos no se hicieron esperar. Me sorprende que no me haya enojado, que estoy diciendo, ¿Por qué voy a enojarme? ¿Por celos de Trimuell? Eso no tiene sentido, Trimuell no me gusta, al menos no recuerdo que me haya gustado, y estoy feliz por la relación que tiene con Melody. Me alegro por ella, entonces tampoco son celos de amistad afirmó Rumar en sus pensamientos mientras su rostro de asco se hacía presente al imaginarse a ella con Trimuell. Que asco, nunca más vuelvo a pensar en Trimuell, Y ¿por qué? ¿Por qué fui mala con Melody? ¿por qué razón? Ya deduje que no fue por que me gustara Trimuell, ni tampoco porque estuviera celosa de ella en los aviadores del mañana, ¿Tendrá que ver con los celos? ¿O será otra cosa? ¿Por qué es tan complicado? Maldición Narelam enviame una respuesta pensó Rumar, quedándose un  mirando hacia el suelo, luego de unos momentos retomó su lectura.



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En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

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