El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo XVII - Capturar.

Tiempo:

6:24 am, 22 de noviembre de 1908.

Lugar:

Oficinas de los Tulipanes, Nación de Grity, continente Apsurer:

 

El equipo de Travis ya se había asentado en la Nación de Girty. La primer semana había sido muy dura para los tres amigos ya fuera por aprender aquellas extrañas calles, adecuarse al cuartel de dicha nación o algo tan sencillo como moverse con el equipo reglamentario que consistia en llevar un traje negro de cuero con botas del mismo material, un chaleco mallado en diminutas laminas de acero con su respectivo logo de la nación (Una letra “X” de color anaranjado en su espalda y antebrazo derecho) a todos les parecia algo demasiado acogedora. Y más en esa época tan fría del año.

A pesar de que el joven Trimuell estaba al fin en su Nación de origen, no podía dejar de pensar en que, así mismo, se encontraría lejos de su familia o tal vez fuera porque no había ido a visitarlos en bastante tiempo y temía por sus hermanos en diferentes aspectos. Durante ese tiempo procuro no preocuparse mucho por su relación con Melody no porque no le importara sino porque seguía el consejo que le había dado Clei, primero resuelve los problemas que más te molestan, pensó Trimuell (realmente no recordaba bien las palabras con exactitud pero había captado el mensaje) con la voz de su amigo.

 Los papeles los habían tenido ocupados, tuvieron que archivar algunos de los casos más importantes de la nación de Girty de los últimos diez años. Yendo y viniendo entre las habitaciones de los archivos del cuartel y las oficinas del mismo. Travis, Trimuell y Clei estaban agotados pero así mismo Mokoriu, el líder de ese cuartel los había enviado al robo de una florería. Para en propias palabras del mismo Mokoriu debian de descansar un poco la cabeza y ejercitar un poco las piernas y brazos pensaba Trimuell, volviendo a imaginar al viejo Mokoriu fronadose las cejas y moviendo sus estirados lóbulos por deformación de sus aros que llegaban hasta sus hombros.

Travis encendió el automóvil y rápidamente Clei y Trimuell se subieron junto al muchacho de barba que ya la había dejado crecer tanto en meses que le tapaba todo su cuello y cubría un poco del traje de cuero pero no llegaba hasta el chaleco mallado.

—¿Subiste todos los Sa-43? —preguntó Travis presionando el acelerador.

—Si Travis… —dijo Trimuell— pero… ¿no te parece un poco excesivo llevar tres rifles a algo tan simple como el robo de una florería?

—Para nada Trimuell, lady Halane le tiene mucho aprecio a sus treinta florerías. El Superior Mokoriu me informó que debíamos devolver todas las flores ¿Y cómo hacemos eso? Implicando miedo y… ¿Qué mejor que presentarse con unos Sa-43? —exclamó Travis, girando levemente el volante del automóvil por las medialunas de calles que se formaban por toda la nación. 

—¿Qué tan importantes son? —preguntó Trimuell.

—Sí. El informe decía que tienen un alto valor monetario, por ende. Si tienen alto valor monetario, podemos estar seguros que alguien de los seis opositores estaran allí o al menos algún contacto, así que intentaremos atrapar a todos los implicados —dijo Travis girando nuevamente para salir de la primera de las calles de miedluna para entrar en otra calle de medialuna que estaban conectadas por una calle recta principal.

—Ya me está gustando más esta tarea sólo por oír el nombre de los seis opositores —exclamó Clei asomándose entre los dos asientos delanteros donde se encuentraban Trimuell y Travis.

Aunque Trimuell no lo demostraba mucho también se sentía excitado por el simple hecho de escuchar que alguno de los seis opositores podía estar conectado con este robo. El equipo de Travis había llegado muy lejos en pocas semanas y a pesar de que la mayor parte de sus días se había concentrado en los papeleos y solamente se habían visto involucrados en casos un par de veces (tres con este) con la diferencia de que los equipos formados que eran más veteranos estaban concentrados en los seis opositores y en seguir cada uno de los ataques que habían hecho y los que harían.

Travis, Clei y Trimuell eran los novatos más experimentados para estos trabajos ya que, en el cuartel del tigre habían sacado el mayor puntaje y en base a eso eran seleccionados por el Superior Mokoriu.

Los tres amigos se bajaron del automóvil enfrente de la florería, cruzaron la calle aprisa. El local estaba destrozado, la puerta había sido forzada y un ventanal inmenso estaba quebrado, el suelo lleno de diminutos cristales transparentes y de colores, los de colores pertenecían a numerosos jarrones que habían sido destruidos en el proceso del robo.

Crujidos tras crujidos se hicieron oír cuando los tres se acercaron hasta un par de personas que parecían ser los dueños, no era tan complicado darse cuenta porque se los veía tristes bajo el desolador panorama. En efecto, eran ellos, por la tierna mirada de esperanza en los ojos de una anciana sentada en una silla junto a un muchacho más pequeño que Trimuell. 

—Que bueno que han llegado rápido —dijo la anciana lustrando sus anteojos con la manga. Clei se acercó y le prestó su pañuelo especial para limpiar los ovalados cristales.

—Clei quiero que tomes el testimonio de los dueños y de gente que haya estado cerca. Trimuell, te vienes conmigo, no ha pasado mucho tiempo desde el incidente. No han ido muy lejos.

—Pero… Travis, yo quiero ir a la acción —protestó Clei.



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En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

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