El límite del cielo - Máleran | libro 1.

Capítulo XXVI - Encuentros Inesperados.

Tiempo:

10:20 pm, 30 de abril de 1912.

 

Lugar:

Tercer pétalo, Nación de Grity, Continente Apsurer.

 

Marzín iba corriendo a toda velocidad por los campos de flores del tercer pétalo, llevaba la misma capelina negra que usó en el despegue de Melody en una mano la carta de su solicitud para ir a Ranmer (No estaba abierta) le había prometido a su hermano mayor que la abriría con él. Trimuell tenía mucho trabajo y salía a las diez y media de la noche. En su mano derecha llevaba un periodico, era de aquel día y en primera plana salian las fotos en blanco y negro del regimiento 358. Con el título de “Desaparecidos en medio del tercer Continente”.

La neblina de aquella noche era bastante espesa, Marzín cruzó sin mirar y las luces de un auto se encimaron delante de ella, frenando a pocos centímetros de la adolescente. 

—¡Cuidado, hay peatones! —gritó dándole una patada al auto.

—Tú ten cuidado niña —contestó el conductor. La chica siguió su camino.

 

La noche era más oscura, ninguna luz violeta se veía a la lejanía y dos personas se subían en sus autos, incontables automóviles se encontraban estacionados al costado de la calle. En la vereda estaban personas alentando a los dos contrincantes que se habían subido en sus autos.

—Chico —llamó Drore desde el vidrio del auto—, tienes que ganar esta carrera muchacho. Hemos apostado mucho por tí, yo y los chicos de los chatarreros del desierto queremos que el señor Janteli regrese a la Nación.

—Por el señor Janteli juro que ganaré —contestó el corredor desde el interior del vehículo.

El chico encendió el auto y miró a su rival, estaba decidido a ganar por su jefe Janteli.

—¿Están listos? —preguntó Maria que se encontraba entre medio de los dos autos.

Los dos respondieron haciendo sonar los motores de sus autos.

—¡Ahora! 

Los dos contrincantes salieron por una de las calles curvas de las tantas que disponían los pétalos de la Nación de Girty.

 

Trimuell dejó la oficina del Superior Isidorus, luego de que se descubriera que Mokoriu como parte de los seis opositores. Isidorus tomó el mando como Superior al no encontrar calma en su hogar tras la muerte de su nieto.

Clei salió al mismo tiempo, detrás de su amigo Trimuell. El chico de lentes había dejado crecer su barba, aunque no era como la de Travis, la suya era desprolija había partes de su rostro que aún no crecía, pero le daba gusto poder llevarla le daba cierto orgullo.

—¿No has encontrado nada aún? —preguntó Trimuell recibiendo una carpeta de las manos de su amigo.

—La última vez que la vieron estaba en la Nación de Hazquel —dijo Clei, Trimuell abrió la carpeta y la foto de Velicera en blanco y negro la mostraba con unos lentes oscuros—, es imposible que aún no haya logrado capturar a Janteli. Aún después de tres años, espero que pueda cumplir con eso.

—¿De cuándo es esta fotografía?

—De hace un par de meses, se mueve tan rápido que probablemente no esté en la Nación de Hazquel si quisiéramos ir a ayudarla, no tiene caso. Esperemos que logre cumplir su venganza para poder regresar aquí, aunque nada bueno sale de la venganza Trimuell —dijo el chico de lentes, tomando su abrigo—. ¿Quieres ir al bar de Prefordell?  

—No gracias Clei, le prometí a mi hermanita que la esperaría aquí —dijo Trimuell sentándose en una de las sillas.

—Está bien, nos vemos mañana.

 

Marzín estaba a una cuadra de distancia de la oficina de los tulipanes en ese momento un fuerte viento le quitó el periodico de las manos, este comenzó a volar sin control por encima de las casas y edificios. Su campera era pesada y le impedía que se moviera con total libertad, eso no le impidió correr más rápido por la vereda. La chica ya se encontraba al filo de la calle cuando logró agarrar la punta del papel del priodico, pero trastabilló un par de pasos quedando en medio de la calle, acto seguido cayó al áspero y frío pavimento. En ese momento uno de los autos que estaba corriendo aquella carrera clandestina que tanto había odiado Travis, pasaba por aquella calle.

Marzín se levantó y miró hacia un lado, pudiendo divisar en aquella neblina una luz blanca del auto a pocos centímetros de su rostro.

El auto perdió el control luego de pisar algo y terminó impactando contra otro coche que estaba allí estacionado. En ese momento Trimuell salió de la oficina y pudo ver a Marzín tirada en la calle, rápidamente fue a acudir a su hermana, movió lentamente su cabeza y colocó su campera en la nuca en forma de almohada.

—Estás bien, estás bien —aclaró Trimuell mirando la pérdida vista de Marzín.

La adolescente estaba goteando sangre del interior de su boca.

—Mira —dijo Marzín con voz apagada—, Melody ha desaparecido —señaló el periodico.

—Tranquila, quédate quieta ya viene una ambulancia —contestó su hermano.

—Ábrela por favor —musitó Marzín tranquilamente, sacando de su bolsillo la carta cerrada—. Quiero saber si ingresé.

—Ya lo veremos después Marzín, ahora debes guardar energías —Trimuell comenzó a soltar lágrimas en silencio.



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En el texto hay: fantasia, romance, aviones

Editado: 19.07.2022

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