¿el mejor sabor de helado? Tú (tqst Libro #3)

Me niego a que me gustes

 

 

Nora

Triz y Matt.

Era raro y había llamado loco a Will cuando lo sugirió, pero después de ser testigo de cómo había cambiado su relación en las últimas sema- nas debía reconocer que le gustaba verlos juntos.

Se retaban mutuamente y era divertido cómo se frustraban el uno al otro. Y precisamente eso era lo que ambos necesitaban en una relación, alguien que los volviese completamente locos.

Levantó ligeramente la mirada del libro y observó a Matt jugando a un videojuego en su móvil. Lo conocía mejor que nadie, y como mejor amiga sabía que necesitaba a alguien como Triz en su vida; alguien que no le hiciera caso e ignorase su exagerado sentido de la sobreprotección. Matt no necesitaba a una chica tímida y adorable a la que meter en una burbuja de cristal envuelta en plástico de burbujas; necesitaba a alguien que ignorase toda su sobreprotección y lo llevase al límite.

Por su parte, Triz no necesitaba a alguien que le diese alas, necesitaba a alguien que se preocupase por ella y le metiese sentido común en esa cabeza dura suya. Además, tenía la ligera sospecha de que a Triz había empezado a gustarle Matt, lo observaba más de lo normal y parecía contenta cuando sus citas fracasaban; y en vista a la nueva información estaba más que claro que su intuición estaba en lo correcto. Triz podía tener mil ocurrencias en un día, pero, ¿besar a Matt y luego huir dicien- do «buen beso»?

—¿En qué piensas? —preguntó Matt sacándola de sus pensamien- tos—. Llevas como diez minutos sin pasar de página.

 

—Me preguntaba qué nos encontraremos cuando lleguemos a casa de José —mintió sin arrepentirse.

Matt negaría hasta el agotamiento que estuviera pasando algo entre él y Triz. Pero quisiera o no, estaba pasando algo entre ellos. Lo cono- cía, él no le hubiera devuelto el beso a menos que sintiera algo, ambos lo sabían, el problema era que aún no quería verlo.

—A todos nuestros amigos haciendo el ganso, no tienen remedio; lo que no entiendo es cómo acabaron todos allí y sin nosotros, saben que no pueden hacer reuniones sin nosotros —comentó Matt ponién- dose en pie e indicándole que hiciese lo mismo, ella guardó su libro en el bolso y lo siguió fuera del autobús.

Buena pregunta.

¿Qué hacían todos en casa de José? Porque vale que Damián y Dafne hubieran ido, incluso podía llegar a entender que Kyle, Sonia, Dan y Ann estuvieran allí, pero, ¿y los demás? ¿Qué pintaban los de- más allí?

—Quedamos en que al menos uno de los dos debía estar presente en las reuniones, a ellos solitos se les va demasiado la cabeza; la última vez que estuvieron solos pasaron de estar elaborando un plan de con- quista de Quevedo a hacer un concurso de camisetas mojadas mixto en pleno invierno —recordó Matt haciéndola reír.

—Cierto, aún no puedo creer que ganase el profesor de educación física. —Ambos se miraron y comenzaron a reírse sin parar.

Entre risas y recordando qué otras locuras habían hecho sus amigos cuando los dejaban solos, llegaron hasta la casa de José. Matt y ella   se miraron y luego subieron por las escaleras que llevaban a la puerta principal del dúplex.

—No está en llamas, eso es una buena señal —se rio Matt antes de tocar al timbre y alejarse un poco de la puerta de madera.

—¡Por fin llegáis! —saludó Kyle abriendo la puerta con alivio, tras él estaba José, que al verla sonrió contento y salió a recibirla.

—Sigo enfadada contigo —dijo recordando el beso que él le había dado cuando se fue, realmente no lo estaba, pero era mejor que él pensase eso.

—Me da igual —declaró su novio dándole un beso en la frente     y tomando su mano—. Te he echado de menos.

 

—Me fui hace dos horas.

—Dos horas horribles —afirmó José haciéndola sonreír, Matt rodó los ojos antes de seguir a Kyle al interior, ella se dispuso a seguirlos, pero José la detuvo y lo miró, confusa—. Ya que sigues enfadada…

A José no le dio tiempo a reaccionar y la besó.

¡Iba a matarlo! ¡De verdad que iba a matarlo! ¡Tenía un examen muy importante, no podía resfriarse!

¿A quién engañaba? Extrañaba besarlo. Le siguió el juego y le pasó las manos por el pelo, por lo que su novio le pasó las manos por la cintura y la levantó unos centímetros del suelo. Cuando terminaron de besarse él la depositó de nuevo en el suelo y se quedaron frente contra frente, ella se mantuvo con los ojos cerrados intentando por todos los medios que el corazón no se le saliera del pecho.

—Voy a matarte —susurró abriendo los ojos para encontrarse con los brillantes ojos café de su novio.

—Lo sé.

José le dio un rápido beso en los labios antes de separarse de ella.

—Ahora entremos para que pongas orden —dijo José tirando de su mano y arrastrándola al interior de la casa, de donde procedían gritos de todo tipo.

—¿Me vas a decir por qué están todos en tu casa? —preguntó mien- tras entraban, se asomó por la cocina para saludar a Gabriel, pero solo encontró a Lucas, Aaron y Diego con delantales y llenos parcialmente de harina discutiendo sobre levadura—. ¿Y tu padre?

—Se fue al hospital a recordarle al neurocirujano que mi madre tiene un matrimonio muy feliz; es ver Anatomía de Grey y ponerse paranoico —dijo su novio con pesar, sacándole una enorme sonrisa.

Pasaron a la cocina, donde esos tres habían comenzado a pelear con cucharones, y siguieron hacia el salón, lugar en el que Dan hacía strip- tease en una barra de metal animado por Mario, Miguel, Sonia y Ann.

—Pero, ¿qué? —preguntó confusa viendo cómo Sonia le ponía un billete en los calzoncillos y Matt lo grababa todo.

—¡Matt! —gritó a su amigo, que levantó el dedo pulgar con ánimo—. ¿No ibas a poner orden?

 

—Pero es que esto es más divertido —se defendió el rubio mientras los gemelos asentían.

—No me preguntes cómo llegaron esos dos aquí, no tengo ni idea



#8917 en Joven Adulto
#34881 en Novela romántica

En el texto hay: humor, locura, amistad

Editado: 14.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.