¿el mejor sabor de helado? Tú (tqst Libro #3)

Yo no fui

 

 

—No puedo creer que le lanzaras una botella a Pablo —se burló su hermana mientras rodaba por la cama de lo más sonriente y divertida.

—Ya te dije que yo no fui —indicó molesto sin apartar la mirada del ordenador.

—Al menos podrías haber vaciado la botella —indicó su hermana mientras él ponía los ojos en blanco—; medio litro de agua sobre la cabeza, ¡le ahogaste las neuronas!

—Que yo no fui —repitió, pero Ann no lo escuchó, estaba dema- siado entretenida riéndose de su propio chiste mientras rodaba por la cama.

Desde que habían llegado a casa después de una increíble huida del centro comercial su hermana se había instalado en su habitación y no había parado de acusarlo de haber lanzado una botella sobre la cabeza de Pablo justo cuando la cosa entre él y Triz se ponía emocionante.

Si bien era cierto que la cita de Triz se estaba poniendo interesante y eso lo estaba irritando, no fue el que lanzó la botella de agua. Estaban demasiado lejos como para que él acertase en su cabeza a esa distancia. Así que la encargada de lanzar la botella había sido Nora.

Él solo robó la botella a un par de chicos que estaban sentados en una mesa cercana y luego obligó a Nora a lanzársela a Pablo. Al princi- pio se opuso un poco, pero después de prometerle que dejaría en paz a José durante dos días Nora lanzó la botella.

A veces servía para algo que su amiga estuviese saliendo con José.

—Kyle dijo que no sabía si se sentía aliviado u ofendido por ya no ser la única persona a la que le lanzas cosas a la cabeza —comentó Ann dejando de rodar por la cama para sentarse como un indio.

 

—Te repito que yo no fui —dijo cansado.

—Claro, igual que no fuiste el que lanzó un bolo sobre la cabeza de Kyle —recordó Ann entrecerrando los ojos y mirándolo mal—; Triz va a enfadarse un montón contigo.

—¿Por qué? Yo no hice nada —se defendió ofendido, y Ann puso los ojos en blanco.

—Te cargaste su primera cita en años, y noqueaste a su “admirador secreto” —dijo su hermana entrecomillando con los dedos las palabras admirador secreto.

—No es alguien contratado por ella —aseguró un poco divertido, aunque hubiera preferido esa opción.

Si Pablo fuese un chico contratado por Triz vete tú a saber por qué, entonces espantarlo sería muy fácil, pero no, tenía que ser su admira- dor de verdad.

Espantarlo y alejarlo de Triz iba a ser un auténtico dolor de cabeza, pero costase lo que costase iba a alejarlo de ella. Pablo lo había amena- zado y posiblemente había espiado a Triz durante algún tiempo, ¿quién en su sano juicio haría eso?

Definitivamente ese chico no era para ella. ¡Se negaba totalmente a que Triz tuviese algo con ese tipejo!

—¿Seguro? ¿Cómo lo sabes? Le mandaba todas sus cosas preferidas, eso es muy sospechoso. —Ann se cruzó de brazos y se quedó meditan- do durante un rato—. Y no sería la primera vez que se envía regalos.

—¿Por qué se envió regalos? —curioseó, pero Ann se encogió de hombros.

—Quién sabe —murmuró Ann antes de sonreírle—. ¿Quieres ver

The Flash?

—Solo si dejas de decir lo mucho que el protagonista te recuerda a Kyle —apuntó saliendo del Photoshop, ya continuaría con los arreglos a sus diseños otro día; de reojo vio cómo Ann aplaudía contenta antes de ponerse en pie.

—¡Voy a hacer palomitas! —gritó su hermana antes de abandonar la habitación, él negó con la cabeza y se dispuso a levantarse, pero escuchó que su móvil sonaba, indicándole que acababa de llegarle un mensaje. Tomó el móvil y vio que era Triz.

 

«Sé que fuiste tú.»

«No tengo ni idea de lo que hablas.»

«¡No te hagas el inocente conmigo! ¡Tengo una grabación de cómo le das una botella a Nora para que ella se la tire a Pablo, por no men- cionar que os vi huir de allí! Como espías dais pena, parece mentira que seáis mis amigos.»

«¿Cómo demonios conseguiste una grabación de eso?»

«Si te lo dijera tendría que matarte.»

«Si terminas en la cárcel no me llames, no voy a ir a sacarte.»

«Eso me recuerda que tengo que volver a la comisaría a exigir mi grabadora. Ese policía se niega a devolvérmela, ¿te lo puedes creer? Dice que es una prueba o no sé qué tontería… ¿Vienes conmigo?»

«Qué remedio, alguien tiene que evitar que acabes detenida… OTRA VEZ.»

«Tampoco he sido detenida tantas veces.»

«Sin comentarios.»

«¡No lo he sido!»

«¿Quieres que discutamos eso mientras vemos The Flash? Ann está haciendo palomitas.»

«¿Ese es el que se parece a Kyle?»

«¡No se parece a Kyle!»

«Voy a poner una encuesta en la página web y que mis lectores de- cidan si se parecen o no. Gracias por la idea. ¡¡Hasta mañana!! (^-^)»

Suspiró y dejó el móvil en la mesa antes de negar con la cabeza      y sonreír divertido. Esa chica no tenía remedio, de todo sacaba una encuesta o una noticia.

 

Triz

Golpeó el bolígrafo contra su frente antes de apuntar más ideas para reportajes en la libreta. Era una buena forma de matar el tiempo mien- tras esperaba a que el pesado de Matt saliese a correr.

Todos sabían que se desvelaba por las pesadillas, pero como él se empeñaba en decir que quería salir a correr pues le seguía el rollo. Ade- más, últimamente se había acostumbrado a que la acompañase en sus investigaciones y tener un compinche que vigilase (por muy molesto, entrometido e irritante que fuera) nunca venía mal.

Miró la libreta y vio que había llenado dos páginas de ideas y había comenzado un artículo en el que ponía a parir al redactor jefe del pe- riódico universitario y antiguo jefe suyo.

Empezó a escuchar más ruido y levantó la cabeza de su libreta para ver cómo empezaban a aparecer jardineros por el parque Lorca. Frun- ció el ceño y sacó el móvil para ver la hora, lo que hizo que casi le diera un infarto. ¡Llevaba más de una hora esperando a ese rubio cabezota!



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En el texto hay: humor, locura, amistad

Editado: 14.05.2020

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