¿el mejor sabor de helado? Tú (tqst Libro #3)

Cita triple

 

 

Ann

¡Y por fin había llegado el día de la cita triple! ¡Estaba tan emocio- nada!

Por un momento pensó que no lo conseguiría, ni Kyle ni Dafne estaban muy entusiasmados con la idea, y Triz siempre sacaba su calen- dario alegando que tenía alguna noticia “muy importante” que cubrir y nunca le venía bien ningún día. Así que no le quedó otra opción que robarle su maldita agenda y apuntar en letras bien grandes para la tarde del sábado «CITA TRIPLE».

A Kyle le puso ojitos y a Dafne la amenazó con contarle a su padre que ella había sido la responsable de que al vecino de arriba se le inun- dara el piso. Eso le costó una tarde de malas miradas de Dafne, pero por fin había conseguido ponerlos a todos de acuerdo para celebrar una cita triple.

Se miró en el espejo a cuerpo completo que tenía en su habitación y sonrió satisfecha. Vestía bastante simple, unos pantalones cortos ne- gros, medias negras y botas del mismo color, todo eso acompañado de una sudadera de color rojo. Kyle iba a amar esa sudadera. Tenía un pe- queño Harry Potter subido a una escoba persiguiendo una partícula de química como si fuera una snitch. Era bastante lindo. Admiró su cabello y decidió dejarlo suelto.

Se dio una última mirada en el espejo y tomó su bolso de encima del diván antes de salir de la habitación.

Pasó junto a la de Matt y no pudo evitar asomarse por la puerta entreabierta al escuchar ruido.

 

—¡No puedo creer que Sonia me haya castigado sin “ejercicio” hasta que no le cuente qué hice! —exclamó Dan con indignación mientras daba vueltas por la habitación—. ¡Para una vez que no he hecho nada!

¡Esto me pasa por seguir vuestro consejo!

Nora y Matt, que estaban sentados cada uno en una silla centrados en el ordenador, voltearon hacia él.

—Le diste parte de tu comida, es normal que piense que hiciste algo malo —comentó Matt.

¡¿Que hizo qué?!

Normal que Sonia piense que hizo algo que la hará enojar. La últi- ma vez que alguien le había intentado coger una patata a Dan le había clavado un tenedor en la mano. Dan no compartía su comida, todos sabían eso.

—Tampoco es para tanto, le di un poco de comida, ¿y? No es para castigarme de esa manera tan cruel —protestó Dan dejándose caer en la cama de Matt y tomando la almohada, por lo que rápidamente su hermano se puso en pie y se la quitó.

—Mientras estés castigado tienes prohibido acercarte a mis almoha- das —indicó Matt lanzándole una mirada asesina a Dan, que resopló pesadamente.

—Estoy deprimido —murmuró Dan con pesar.

—Siempre puedes preguntarle a José cómo sobrevivió durante el tiempo que Nora lo tuvo castigado —indicó Matt con diversión antes de guiñarle el ojo a una sonrojada Nora que tomó uno de los libros que había sobre el escritorio y se lo lanzó, aunque Matt usó la almohada como escudo—. ¡Deja de coquetear conmigo, tienes novio!

—¿No deberías estar en una cita o algo? —preguntó Nora, y Matt negó con la cabeza.

—No, hoy soy todo tuyo —dijo Matt sonando seductor, por lo que Nora puso los ojos en blanco.

Rio divertida y se apartó de la puerta.

Hace algunos años una de sus mayores ilusiones había sido que Matt y Nora se hiciesen novios para que así ella y Dafne fueran familia. Pero al cabo del tiempo se dio cuenta de que entre ellos dos solo

existía una preciosa amistad. Se sintió un poco apenada al descubrir

 

eso, pues siempre pensó que Matt era perfecto para Nora, pero enton- ces apareció José y se dio cuenta de que ese chico impulsivo sí que era perfecto para ella.

Era una pena que Dafne y ella no fueran a ser familia, pero se ale- graba muchísimo de que Nora hubiera encontrado a alguien que la quisiese tanto como parar correr desnudo por ella por el instituto.

Pasó  por el salón y se encontró a sus padres viendo una película,  se despidió de ellos y abrió la puerta, encontrándose a Kyle a punto de tocar.

—Hola —dijo él con timidez.

—Hola —respondió con una gran sonrisa.

—Me gusta tu sudadera —indicó Kyle señalando su ropa mientras ella cerraba la puerta, sonrió satisfecha y apartó la capucha del rostro de su novio. Kyle tenía unos preciosos ojos verdes que le encantaba admirar.

—Mucho mejor así —indicó con seguridad, Kyle hizo una mueca, pero ella se limitó a darle un beso en la mejilla antes de tomarlo de la mano y arrastrarlo al ascensor—. ¿Sabías que Sonia ha castigado a Dan sin sexo?

—Sí, ha estado quejándose de eso durante toda la mañana y Triz  lo publicó hace una media hora en su web con una lista de beneficios e inconvenientes —contó Kyle mientras ella apretaba el botón de la planta baja y las puertas se cerraban—. Por cierto, ¿has leído su sección sobre las citas de Matt últimamente?

—No, ¿por qué? —curioseó, y Kyle ladeó la cabeza.

—Es que tengo la sensación de que se alegra de que sus citas sean un completo desastre.

—Supongo que es porque así tiene más citas sobre las que escribir

—dijo encogiéndose de hombros.

¿Qué otra razón iba a haber para que Triz se alegrase de que la vida amorosa de Matt fuera inexistente?

—Sí, será eso… —murmuró Kyle, y ella le dirigió una mirada dudosa, estaba claro que su novio no era de la misma opinión.

—Está bien, escucharé tu teoría —dijo con alegría.

 

—Bueno, no es mi teoría… —Las puertas del ascensor se abrieron y ambos salieron del edificio aún tomados de las manos—. Es de Lucas y Nayra, creen que a Triz le puede gustar Matt.

—¿Lucas? ¿El mismo Lucas que dijo que yo haría buena pareja con Ren? —preguntó molesta, Kyle asintió y ella bufó.

—Sí, sí… su radar romántico apesta, pero después de leer todos los reportajes que Triz ha escrito sobre las citas de Matt no suena tan loco

—indicó su novio mientras bajaban por las escaleras que los dirigían al metro.



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En el texto hay: humor, locura, amistad

Editado: 14.05.2020

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