¿el mejor sabor de helado? Tú (tqst Libro #3)

Preocupado, estoy preocupado

 

 

Ann

Abrió la boca con sorpresa e intentó articular palabra, pero nada salió, miró a Triz, cuyo rostro estaba casi del mismo color que su pelo.

—¿Ha dicho lo que creo que ha dicho? —preguntó a su novio, Kyle asintió lentamente aún en shock y ella dio un grito emocionada antes de volver a mirar a Triz, que ahora golpeaba su cabeza contra el asiento—.

¡Te besaste con Matt! ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Por qué has tarda- do tanto tiempo en contármelo? —gritó emocionada.

No podía creer que Triz y Matt se hubieran besado. ¡Necesitaba conocer todos los detalles!

—¿Y bien? ¿Qué pasó? ¿Qué tal besa Matt? ¡No, no contestes a eso! No estoy segura de querer saberlo —preguntó ansiosa—. ¿Cómo  fue?

¿Quién besó a quién? ¡No puedo creer que te besaras con mi hermano!

¿Eso quiere decir que estáis saliendo?

Triz gruñó contra el asiento antes de volver a mirarla. Ella la miró expectante con los brazos sobre las rodillas y con ilusión. Triz se movió incómoda y suspiró.

—No fue como estás pensando, no fue un beso romántico… yo solo… nos encontramos con el enfermero gay que suele acosarlo, y bueno, lo besé para que no le metiera mano —explicó Triz con mucha vergüenza, algo muy raro en ella.

—Así me gusta, defendiendo a tu hombre —felicitó con una sonri- sa, pero Triz la miró mal.

—¡No es mi hombre! —replicó Triz molesta—. ¿Es que no me has escuchado? ¡Lo besé como un favor! ¡No hay nada romántico entre nosotros!

 

Kyle y ella compartieron una mirada cómplice. Claro, lo besó como “un favor”.

Si se lo hubiera dicho un mes antes a lo mejor la creerían, pero después de verla esta tarde con Matt estaba clarísimo que se había ena- morado de su hermano.

La habían visto salir apresurada en cuanto recibió su mensaje y esta- ba claro que la obligó a fingir que estaba enferma para alejar a su her- mano de Tania. Por no mencionar lo alegre y brillante que había estado durante todo el trayecto en coche; le encantaba discutir con Matt y que él le hiciera caso. Y ya ni hablar de sus intenciones de besarlo, ¡con ellos dos detrás! Estaba tan ensimismada en Matt que se había olvidado de que ambos estaban ahí. Sonrió divertida y Triz entrecerró los ojos antes de señalarla.

—Sé lo que estás pensando, y la respuesta es no. No me gusta Matt

—negó Triz al ver que ninguno hablaba.

—Pero lo besaste —indicó Kyle.

—¡Para librarlo del enfermero gay! —se defendió una ofendida Triz mientras Kyle levantaba una ceja con incredulidad—. ¡Que no me gusta!

—Si fue solo un favor, ¿por qué llevas una semana sin venir a casa a discutir con Matt? —inquirió mirando fijamente a su amiga.

Después de que le devolvieran el coche esperaba que Triz fuese a casa a echarle en cara a Matt que lo había recuperado, pero eso nunca pasó. Y ahora entendía el porqué, se estaban esquivando.

—He estado ocupada con el periódico, no es porque no haya para- do de pensar en ese maldito beso y no supiese cómo enfrentar a Matt…

—contestó Triz, cada vez bajando más la voz, luego agitó la cabeza con fuerza y los miró con fiereza—. ¡Soy una persona muy ocupada! Noti- cias Tatata-chán no se dirige solo.

—Pues eso nunca te ha impedido plantarte en casa a las seis de    la mañana para discutir con Matt —recordó viendo con satisfacción cómo Triz le dirigía una mirada envenenada.

—Eso era solo para conseguir su entrevista y porque tiene que acompañarme a mis investigaciones, ya me dejó tirada un día…

—explicó Triz haciendo que ella y Kyle volviesen a mirarse—. ¡Ni se os ocurra decir que dejo que me acompañe porque me gusta!

 

Ella solita se afirmaba y negaba las cosas. No sabía si abrazarla o pegarle dos cachetadas para que entrase en razón.

—Pero es que te gusta —indicó con sinceridad y ganándose una mirada asesina por parte de su amiga.

—¡No lo hace! ¿Es que no has estado aquí? No parábamos de discu- tir —dijo Triz con convencimiento.

—Más bien no parabais de coquetear, a mí toda la discusión me ha sonado a coqueteo —aseguró Kyle, por lo que Triz lo miró ofendida.

—Tanto respirar gases tóxicos te ha podrido el cerebro, sufres alu- cinaciones —sentenció Triz extendiendo tres dedos y colocándolos de- lante de Kyle—. ¿Qué ves?

—Que te gusta Matt y te empeñas en negarlo —afirmó Kyle, que lejos de estar molesto parecía que estaba divirtiéndose.

—¡No me gusta ese violador de coches! —chilló Triz.

Resopló molesta y se colocó unos mechones de su cabello rubio tras la oreja.

Primero Dafne, ahora Triz… Estaba rodeada de ciegas y de cabe- zotas.

Pues no iba a rendirse hasta que su amiga aceptase la verdad. Desde hace más de una semana sospechaba que a Triz podría gustarle su her- mano, y esta tarde le había quedado más que confirmado. Pero no era solo eso, lo que había visto en ese trayecto le había encantado.

Matt había sido molestoso, peleón, pero tierno y divertido. ¡Le ha- bía encantado cómo era Matt con Triz, nunca lo había visto así! Pero lo que más la había sorprendido es que había sido todo eso aun estando en un coche. No pensó que volvería a ver a su hermano tan tranquilo y bromeando dentro de un coche después del accidente.

Triz le había devuelto todo eso.

Con su ayuda, Matt podría dejar de tener pesadillas y volver a con- ducir.

Además, estaba casi segura de que Triz no era la única que había desarrollado sentimientos. Conocía a su hermano, no es tan sobrepro- tector y entrometido con gente que no le importa. Ahora solo tenía que averiguar si Matt la estaba incluyendo en la sobreprotección fraternal

 

o en la romántica, aunque estaba bastante convencida de que era en la segunda. Su hermano no se dejaba besar porque sí.

—Deberías admitir que te gusta cuanto antes, ¿o quieres que venga otra chica y te lo robe? —curioseó haciendo que Triz la mirase con odio.



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En el texto hay: humor, locura, amistad

Editado: 14.05.2020

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