¿el mejor sabor de helado? Tú (tqst Libro #3)

Aceptación

 

 

Triz

—Me gusta Matt, no puedo creer que me guste Matt… ¡¿pero qué me pasa?! —chilló histérica mientras daba vueltas por su habitación. Estaba a punto de tener un infarto, pero no era para menos, ¡acababa de descubrir que tenía sentimientos muy fuertes hacia Matt!—. ¡Es Matt! ¿Cómo puede gustarme? ¡Es insoportable! ¡Y no para de violar a mi coche!

Se sentó en la silla y golpeó su cabeza contra el escritorio.

—¿Por qué me pasa esto a mí? —preguntó con ira golpeando su cabeza contra la mesa dos veces más—. ¡No es justo! ¿Por qué? ¿Por qué yo? ¿Por qué él?

Golpeó con los puños la mesa para a continuación ponerse en pie y dejarse caer dramáticamente sobre la cama.

—¿Y ahora qué voy a hacer? —preguntó con vergüenza, tomó su al- mohada y la apretó contra su rostro para luego gritar, cuando terminó apartó la almohada, pero siguió igual de frustrada—. ¡¿Por qué?! ¡De todas las malditas personas del mundo tenía que ser precisamente él!

Apretó de nuevo la almohada contra su cara e intentó asfixiarse, pero en cuanto comenzó a notar la falta de aire la apartó e hizo pucheros.

¡Matt! ¡Se había enamorado de Matt! ¿Cómo pudo pasar eso? ¿Cuán- do dejó de pensar en él como el molesto hermano mayor de Ann y em- pezó a pensar en él como un hombre? ¿Cuándo se enamoró? No tenía ni idea. Lo único que tenía claro ahora mismo eran sus sentimientos.

Estaba enamorada. Enamorada de ese chico que era capaz de eno- jarla y hacerla sonreír con una sola frase. Enamorada de ese entrometi- do que no paraba de meterse con su forma de conducir y con su coche,

 

pero que no dudaba en rescatarla cuando estaba en apuros. Enamorada de ese testarudo que se negaba a darle una entrevista pero cuyos ojos brillaban cuando jugaban al Mario Kart. Estaba enamorada de un adic- to a los helados, lo que provocaba que sus besos fueran dulces y fríos  a la vez.

Estaba jodida. Eso era lo que estaba. Jodida.

—Me alegra que por fin hayas llegado a la aceptación —escuchó hablar a Héctor, colocó la almohada a su lado y se sentó sobre la cama para ver como su ex-novio se comía un taco.

—La aceptación es un asco —murmuró levantándose de la cama para sentarse en la silla—, era más feliz cuando no sabía que estaba enamorada.

—Creo que en el fondo lo sabías, solo te negabas a reconocerlo

—indicó Héctor con media sonrisa—. No hay sino que leer tus repor- tajes de su sección.

—¿Por qué todo el mundo me dice eso? A mis reportajes no les pasa nada —protestó recordando cómo Will le había dicho algo parecido. Iba a tener que releer esos malditos reportajes.

—¿Y ahora qué vas a hacer? —preguntó Héctor con interés.

—¿Esconderme de él hasta desenamorarme? —sugirió con inocen- cia haciendo que Héctor enarcase la ceja.

¿Qué se suponía que tenía que hacer? Ahora que era consciente de lo que sentía, era una bomba de relojería. No sabía guardar un secreto, tarde o temprano le soltaría a Matt lo que sentía por él y ya nada volve- ría a ser lo mismo. Y a ella le gustaba como era todo ahora, le gustaba que se preocupase por ella, le gustaba que la acompañase a las investi- gaciones y compartir helados con él, le encantaba molestarlo y pasar las tardes-noches jugando al Mario Kart… Por favor, si incluso disfrutaba de sus peleas sobre su perfecta forma de conducir.

En cuanto soltase la bomba, todo eso terminaría.

Y la sola idea de que eso pasase la entristecía y hacía que le doliese el corazón.

—Sí, déjale todo el camino libre a la tal Tania —comentó Héctor, y ella frunció el ceño; a veces se arrepentía de contarle las cosas.

 

—No va a enrollarse con ella, voy a encontrar sus trapos sucios y entonces le presentaré un informe a Matt y no querrá volver a ver-    la nunca más —indicó muy convencida, Héctor negó con la cabeza   y sonrió de medio lado.

—Tanto que te animó en Góngora, me parece justo que ahora sufra a la Triz detective —dijo Héctor con diversión y algo de malicia.

—Deja de quejarte, gracias a mí descubrimos quién le pasaba infor- mación a Quevedo —recordó con orgullo, y Héctor puso los ojos en blanco.

—Eso sigue sin justificar el resto de investigaciones, ¡investigaste a mi prima!

—¡Era prima segunda, casi no sois familia!

Héctor volvió a poner los ojos en blanco y luego se echó hacia atrás en la silla. Ella sonrió victoriosa hasta que recordó su actual situación sentimental.

Enamorada. Enamorada de Matt.

Derrotada, golpeó su cabeza contra la mesa y se quedó con la mejilla apoyada sobre el escritorio durante unos segundos.

—Le tiré un helado a la cabeza —murmuró cohibida.

—¿Qué? —preguntó Héctor.

—Estábamos comiendo un helado en el parque Lorca y de repente tuve esta revelación sobre mis sentimientos, entré en pánico… y lo siguiente que sé es que le tiré el helado y me fui corriendo —contó con angustia—. Debe pensar que me volví loca.

—Tenemos asumido que estás un poco loca, así que no te preocupes por eso —intentó consolarla Héctor, pero ella le dirigió una mirada asesina que por supuesto él ignoró—. ¿Eso que veo son tus pecas?

—Sí, últimamente no uso tanto maquillaje —contestó e inmediata- mente pensó en Matt y en sus comentarios y no pudo evitar sonrojarse. Héctor frunció el ceño y ella se avergonzó aún más—. Puede que in- conscientemente haya dejado de maquillarme porque a Matt le gustan mis pecas, ¡¿qué me pasa?!

Se llevó las manos a la cabeza y Héctor rio con fuerza.

 

—Que estás pilladísima por Matt, eso es lo que te pasa —respondió él con tranquilidad, ella lo miró y él le guiñó el ojo.

—¡Arg! ¡De todos los chicos, Matt! ¡Tuve que enamorarme de Matt!

—gritó con frustración.

En serio, iba a crear un grupo de Facebook para personas que quie- ran asesinar a Cupido. Más de siete mil millones de personas en el pla- neta y se enamora de Matt. Esto debía de ser una broma del universo.



#8923 en Joven Adulto
#34889 en Novela romántica

En el texto hay: humor, locura, amistad

Editado: 14.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.