Quiero conmigo

Ann

Estrujó su pelo mojado y empezó a peinarse a toda prisa, normalmente lo secaría con el secador y le daría un buen tratamiento hidratante, pero Kyle llevaba demasiado tiempo a solas con Matt y eso nunca era bueno.

Si bien Matt ya no era tan capullo como al principio, seguía tenien- do un sentido de hermano mayor protector demasiado desarrollado.

¡Convenció a sus padres de que Kyle solo podía quedarse a dormir dos días a la semana y siempre y cuando mantuviesen la puerta abierta! En serio, qué ganas de que tuviera una novia que lo mantuviese ocupado. Al pensar en la futura novia de Matt no pudo evitar sonreír, ¿quién iba a pensar que la perfecta novia para su hermano había estado siempre tan cerca?

Triz  y Matt eran perfectos el uno para el otro y encima su amiga  se había enamorado perdidamente de su hermano. No había sino que fijarse en cómo le cambiaba el rostro a Triz cuando Matt estaba cerca o le decía cualquier tontería, se veía tan brillante y feliz. Incluso había dejado de maquillarse solo porque a Matt le gustaban sus pecas, y la verdad es que tenía que reconocer que hasta a ella le gustaba ver a Triz con sus pecas, era muy graciosa cuando se enfadaba y movía la nariz. No le extrañaba que Matt hubiese caído rendido ante ella.

Porque sí, señoras y señores, su hermano por fin se había enamorado de alguien. A lo largo de los años lo había visto a salir con un montón de chicas, pero ninguna había hecho que Matt sonriese tanto como lo hacía habitualmente. ¿Y esa forma de coquetear tan extraña que tenían? Cada vez que los veía “discutir” solo le daban ganas de gritarles que se besaran de una vez.

Rio con fuerza. Seguro que si gritaba eso a Matt le daría un infarto. Suspiró y siguió cepillándose el pelo. Si Matt seguía así iban a tener que pegarle una patada para sacarlo de la etapa de negación a la fuer- za, o peor aún, iban a tener que seguir uno de los estúpidos planes de Will. God! No podía creer que Triz tuviera el descaro de pedirle ayuda primero a ese incompetente modelo en vez de a ella. ¡Ella iba a ser su futura familia y era su amiga, qué falta de respeto a su larga amistad el pedirle consejo primero a ese coqueto! Por suerte, Triz había entrado en razón y la había nombrado jefa del equipo secreto “hagamos que Matt me suplique salir con él”.

Terminó de peinarse y decidió pasarse el secador de forma rápida, luego lo guardó todo y salió del baño con el pijama ya puesto. Caminó hacia el salón de puntillas y en silencio para ver con qué estaba tortu- rando hoy su hermano al pobre de su novio.

—¿Cómo lo hicisteis para que no me enterase? —preguntó Matt a Kyle.

—La verdad es que solo lo sabíamos unos pocos —contestó Kyle, se acercó al salón en silencio y vio como ambos estaban sentados en el sofá y hablaban tranquilamente—. Y Nora y Dafne se encargaron de amenazar a esos pocos para que mantuviesen la boca cerrada.

Matt rio y Kyle se quitó la capucha para dejar ver su pelo castaño  y sus lindos ojos verdes. Su novio era tan guapo.

—Esas dos juntas  debieron  dar  mucho  miedo  —indicó  Matt, y Kyle asintió.

—No te haces una idea —murmuró Kyle y Matt rio con más fuerza—. Y también fue un aspecto bastante clave que Triz no lo des- cubriese hasta esta misma tarde.

Totalmente cierto. Quería mucho a su amiga, pero apestaba guar- dando secretos. Además, nunca supo por qué, pero guardándole secre- tos a Matt apestaba mucho más. Mmm… ahora que lo pensaba, cada vez que Triz averiguaba algo una de las primeras personas a las que se lo contaba era a Matt, y con él siempre montaba las encuestas y las apuestas del periódico.

¡Si es que eran el uno para el otro! ¡Qué ciega había estado ella también durante tanto tiempo!

—Eso explica en gran parte por qué no me había enterado antes

—dijo Matt—. Si Triz hubiera sabido algo se le hubiera escapado al menos lo de los coches de choque, bien pensado.

—¿Sabes lo difícil que fue mantener todo esto oculto de ella?

—preguntó Kyle, y Matt asintió con comprensión—. Estuve todos los días al borde del infarto, creo que he envejecido al menos quince años con tanta tensión, y cuando descubrió que le escondíamos algo tardó menos de media hora en descubrir qué era, sobornó a Nayra con fotos de Lucas desnudo.

—Así que era eso lo que hacía mientras íbamos hacia Góngora…

—murmuró un divertido Matt.

—Eso y mandarme mensajes donde se quejaba por no haberla in- cluido en la sorpresa —indicó saliendo de su escondite para ir a sen- tarse al lado de su novio—. Voy a tener que hablar con Nayra por acapararte tanto.

—Solo le doy clase dos veces a la semana —habló Kyle con voz neutral, ella lo tomó por el brazo y lo obligó a abrazarla mientras le enseñaba la lengua a un cansado Matt que se limitó a fruncir el ceño.

—Dos veces a la semana en las que no puedo verte —protestó mo- lesta, Kyle le dio medio abrazo.

—Eres tan linda cuando estás celosa —murmuró Kyle en su oído, y ella sonrío con timidez antes de mirar a su hermano.

—¿Y cómo es que hoy no estás torturándolo? —preguntó a Matt, que bostezó largamente antes de mirar con odio a Kyle.

—Es que José me enseñó un vídeo muy divertido —dijo Kyle con misterio, por lo que Matt se cruzó de brazos con enfado. Ella los miró sin comprender nada y Kyle le dio un casto beso en la sien.

Abrió la boca para someterlos a ambos a un interrogatorio, pero escuchó su móvil sonar con el tono de las notificaciones de la página web de Triz. Ese tono no había parado de sonar en toda la tarde. Triz se había emocionado con la pedida de Dan a Sonia y no había parado de subir entrevistas, fotos y un largo etcétera que avergonzaría a sus dos amigos durante meses.

Cogió el móvil de encima de la mesa y lo desbloqueó. Apretó sobre la notificación y se sorprendió al ver que la notificación era en la sección de Matt.