El misterio de Luna

Capítulo 7

Esa mañana caminaba por los pasillos del hospital en dirección al cuarto de Luna, para continuar la búsqueda de mis recuerdos. Ella me había dicho, hace un par de días, que se le había ocurrido una idea que podríamos probar; pero debido a que en ese momento tenía unos estudios importantes, lo pospusimos para hoy.

Mientras caminaba, pensaba en algunas opciones para poder despertar a Luna, pero seguía bloqueado, no había una solución clara para lograrlo, por lo que decidí centrarme en mi memoria. De pronto sentí un fuerte choque que me desestabilizó e hizo que cayera al suelo, miré en frente de mí y vi a una bella mujer sentada en el piso haciendo una mueca de dolor y frustración.

Vestía pantalones vaqueros, una remera blanca sin mangas y una campera color salmón; su cabello era rubio y corto, tenía ojos azules y usaba unos lentes de sol que se quitó para ver con que se tropezó. Mi primera impresión de ella fue que era una mujer muy bella, tenía un aire conocido, pero diferente. Ella buscó con la mirada el origen de su tropiezo y en cuanto me vió, su actitud provocó que mi impresión de ella cambiara por completo.

—Deberías fijarte por donde vas —expresó con un tono molesto.

—Disculpa, no te vi —dije mientras me levantaba y le extendía mi mano para ayudarla.

Ella rechazó mi mano y se levantó por sí misma, se sacudió su ropa y siguió su camino, no sin antes dirigirme una mirada de furia que me dejó paralizado.

Mientras se iba no pude evitar pensar que era una lástima que alguien tan bella tuviera esa actitud tan fría y malhumorada con las personas, aunque siendo justos yo tuve parte de la culpa por no prestar atención en mi camino. Mientras pensaba en ello recordé la razón de mi salida por lo que me apresuré en dirección al cuarto de Luna, que se encontraba cerca de allí.

Mientras llegaba a la habitación de mi amiga por un momento me pregunté por qué razón me había parecido “bella” la mujer con la que había tropezado, durante mi estancia aquí pude ver varias personas que uno consideraría atractivas, entre ellas Susi, que realmente era una de las mujeres más lindas que conocía. Pero por alguna razón no podía sacarme de la cabeza que esa mujer me recordaba a alguien, luego de unos segundos lo noté, ella se parecía mucho a Luna; casi como si fuera su versión adulta.

Decidí ignorar esos pensamientos irrelevantes y concentrarme en mi objetivo, al abrir la puerta y entrar en la habitación me encontré a Trish viendo la televisión del cuarto junto a Luna, quien se encontraba a su lado, aunque no pudiera verla se había vuelto muy amiga de Trish. Quién hubiera pensado que en su primer encuentro me había rogado que se la quitara de encima, literalmente.

Inconscientemente solté una pequeña risa por lo bajo debido a mi pensamiento, risa que provocó que Trish notara mi presencia y se acercara curiosa hacia mí. 

—¡Max viniste a verme!, ¿no puedes estar lejos de mis encantos? —dijo con un tono orgulloso y un poco atrevido para su edad.

—¿Qué encantos? Si solo eres una niña, y no vine a verte a ti sino a Luna —le respondí con un tono un poco burlón apartándola de mi camino.

Debo decir que encontraba cierta diversión en molestar y pasar tiempo con Trish, para mí, era como estar con mi hermana pequeña, la ayudaba, escuchaba sus locas historias y a veces no podía evitar molestarla un poco.

—Eso dices, pero siempre terminas hablando conmigo —dijo con un tono confiado.

No podía contradecirla, pues era verdad que casi siempre que venía a la habitación terminaba hablando con ella, ya sea para ayudar a Luna a comunicarse o simplemente para pasar el rato.

—Dejando eso de lado, ¿por qué no vuelves a ver la tele? —en cuanto se lo dije ella hizo un puchero inflando sus mejillas como una ardilla, pero acabó yendo de todas maneras, pues su intriga por ese programa era mayor que el deseo de discutir inútilmente conmigo.

Mientras Trish miraba su programa de detectives yo me senté en la silla al lado de la cama donde se encontraba el cuerpo de Luna, en cuanto lo hice Luna se acercó a mí y se sentó de espaldas a su cuerpo viéndome a mí. Ella se veía más feliz desde que llegó Trish, aunque nunca lo admitiría, seguramente por vergüenza.

—Aunque dijiste que no te gustaba estar aquí, desde que vino Trish, estás más tiempo en tu habitación —le comenté en voz baja para que Trish no escuchara nuestra conversación.

Luna simplemente asintió con una sonrisa avergonzada por mi comentario, hoy se encontraba más comunicativa con respecto a sus emociones personales, era bastante raro verla un poco avergonzada, creo que la influencia de Trish era bastante positiva para ella.

—Bueno, ¿qué querías decirme? —le pregunté volviendo al tema principal.

—Es para recuperar tus recuerdos, ves eso —dijo mientras señalaba un cajón que se encontraba en la parte de debajo del armario blanco de la habitación. —Allí se encuentran mis pertenencias, hace tiempo las trajeron aquí.

—De acuerdo, ¿y eso cómo nos ayuda? —pregunté confundido.

—El cajón de tu habitación debería tener tus cosas, tal vez haya algo que te haga recuperar la memoria o algún objeto clave de tu pasado que nos pueda dar un indicio —dijo entusiasmada por la idea que se le había ocurrido.



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En el texto hay: misterio, romance, amistad

Editado: 24.03.2024

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