Al llegar al patio busqué un lugar donde terminar de leer la carta, opté por sentarme a los pies del gran árbol que usé como respaldo y el césped como asiento, allí me quedé un tiempo leyendo la carta de Trish:
“Max, estas semanas han sido las más divertidas de mi vida, tu y Luna son los primeros mejores amigos que he tenido y quiero agradecerte por todo lo que hiciste por mí, por lo que te concedo el título de Mejor amigo/ hermano mayor. De esta forma ya no debes sentirte triste por no poder recordar a tu familia o amigos, porque cuando me recuerdes, recordarás todos los momentos felices y divertidos que pasaste conmigo tu Mejor Amiga/ hermana menor Trish.
Así que, si las cosas salen mal en la operación de mañana, quiero que no te culpes y no te arrepientas de haberme conocido, porque yo no lo hago y nunca lo haré, ustedes son muy importantes para mí y así como yo los tengo a mamá y a ti, tú tambien tienes a otras personas a las que les importas y a las que no puedes preocupar estando triste.
Por eso no pierdas el tiempo deprimido por mí, mejor úsalo para vivir todo lo que yo tal vez no pueda y prométeme que no te rendirás con Luna, ni con nadie, ni siquiera contigo mismo.
Tu mejor amiga Trish… Te quiero.”
Las lágrimas recorrían mi rostro y caían en la carta, los sentimientos de tristeza, angustia y felicidad se mezclaban en mi interior y hacían un desastre en mí, hasta este momento nunca supe que se pudieran sentir tantas cosas tan diferentes entre sí y todas al mismo tiempo, contrario a como me sentía desde que desperté, vacío, ahora me sentía completamente lleno de sentimientos y recuerdos, todo gracias a ella.
—¿Que clase de tonto título es ese?… gracias —dije para mí mientras seguía derramando lágrimas en la carta que seguía leyendo debajo de ese gran cerezo que, con su sombra, me ocultaba sutilmente de los rayos del sol.
Unas pisadas se sintieron detrás mío, era Susi quien se adentraba lentamente en el patio, ella tomó el libro que había quedado en la banca todo este tiempo y volteándose hacia mí, se acercó. Intenté secarme las lágrimas de mis ojos con mi brazo sano, que aún sujetaba la carta, pero ella ya sabía en qué condiciones estaba, tanto en mi exterior como interior, ella era muy atenta en todo lo que respectaba a mí, ya sea físico o emocional.
—Max, ¿estás bien, quieres hablar conmigo? —preguntó acercándose un poco a mí, pero yo la rechacé diciendo.
—No, vete.
—Escucha, estoy para lo que necesites, ¿hay algo que pueda hacer por ti?, lo que sea —insistió ella.
Yo me mantuve en silencio, no había nada que ella pudiera hacer por mí en ese momento. «No se puede revivir a los muertos» pensé.
—Entiendo, si cambias de parecer avísame ¿quieres? —dijo mientras se daba la vuelta y comenzaba a caminar lejos de mí lentamente con su cabeza baja y semblante triste.
Me sentí mal por alejarla, realmente no quería ignorar sus buenas intenciones, tenía tantas cosas en la mente que parecía que esta me iba a explotar, solo quería desahogarme en paz. Mientras pensaba eso miré la carta de Trish y leí la parte que decía “tú también tienes a otras personas a las que les importas” pensé unos segundos y me volteé hacia Susi diciendo.
—¡Susi, espera! —ella se dio la vuelta rápido y se acercó a mí.
Tomé aire y mirando al suelo le pregunté.
—¿Te quedarías conmigo un rato?
—Claro que sí —dijo mientras se acercaba más a mi dirección.
—Pero sin mirarme la cara —agregué dándole la espalda.
—Está bien —dijo mientras se sentaba en el césped apoyando su espalda suavemente contra la mía.
—De esta forma no podré ver tu rostro —dijo orgullosa de sí misma.
—Gracias —dije en voz baja.
—No hay de que.
Estuvimos un tiempo en esa posición, en completo silencio, había momentos en los que derramaba un par de lágrimas, pero con los minutos pasando, poco a poco, empecé a sentir más y más sueño, los últimos días no había podido dormir bien, cada noche me despertaban las pesadillas de aquel día, solo que al abrir los ojos estas no desaparecían.
Mientras luchaba por mantener la conciencia unas suaves manos me sostuvieron la cabeza y el cuerpo, para posteriormente, recostarme en el suave césped que hacía de colchón para mi cuerpo; mi cabeza fue apoyada con gentileza en el regazo de Susi, no pude aguantar más y cedí al cansancio acumulado de la última semana.
«Otra vez este sueño» pensé, veía a una joven de mi edad marcharse de una casa, había gritos por detrás y alguien llorando, no importaba cuánto lo intentara nunca podía ver las caras de las personas. Era habitual que tuviera este tipo de sueños, pero este en concreto era un poco diferente, me sentía muy consciente mientras miraba la escena como un espectador.
El lugar era una casa de tonalidad anaranjada y muy cálida, con paredes claras y suaves, el piso de madera oscura y brillante, notándose el barnizado; y el aire cálido del lugar, probablemente proveniente de una estación cálida como la primavera.
Desde una habitación se escuchaban gritos entre personas, no quería ir allí, por lo que me quedé en el pasillo entre la salida y esa habitación.
Editado: 04.08.2024