El misterio de Luna

Capítulo 21

Unos días habían pasado. A Luna se le habían retirado los aparatos para poder mantenerla con vida, ya no eran necesarios, ella había empezado a respirar por su propia cuenta. Los médicos estaban incrédulos por lo que había pasado, al igual que nosotros en ese momento.

Si bien ella seguía inconsciente, el hecho de que no necesitara el respirador ya era un avance gigante. La mayoría lo consideraba un milagro, incluso los doctores no sabían cómo proceder ante esta situación, por lo que se dedicaron a esperar y observar los cambios.

Por otro lado, estos días me mantuve al margen de la situación, más que nada para evitar interferir con los médicos y enfermeros que habían aumentado los controles y estudios para ella. 

—En resumen, ya no seré tu enfermera —habló Susi.

—Espera, ¿qué?, no te escuché —dije confundido.

Estaba absorto en mis pensamientos sobre los últimos días y no estaba prestando atención a lo que mi hermana decía, ¿dejaría de ser mi enfermera? ¿qué había pasado?

—Max, debido a que somos familia, no es correcto que siga atendiéndote, por lo que Amanda me reemplazará.

Me había acostumbrado a que Susi estuviera siempre conmigo, la idea de que ya no fuera mi enfermera no me agradaba del todo, no es que me molestara Amanda, pero ella no era Susi.

—¿Pero por qué?

—Oye tranquilo, esto no significa que me alejaré de ti —dijo levantando mi mirada con su mano —todo lo contrario de hecho, trabajaré por las mañanas y te visitaré de vez en cuando; además me quedaré contigo durante las tardes y, cuando salgas de aquí, viviremos juntos.

—Todavía no —dijo una voz entrando por la puerta del cuarto.

Ambos dirigimos nuestras miradas para ver el origen de la voz, era Ramona, la mujer de servicios sociales. Ella se acercó poco a poco e instintivamente me puse a la defensiva, pero Susi me tranquilizó diciendo.

—Tranquilo, yo le pedí que viniera.

—¿Por qué? —pregunté confundido.

—Yo responderé a eso —dijo Marcus entrando detrás de Ramona a la habitación. —Max, ¿sabes por qué sigues en el hospital si la mayoría de tus heridas sanaron?

—No —respondí, no lo había pensado, ¿por qué seguía aquí si prácticamente estaba curado?, obviando el tema de la amnesia claro.

—Pues tu caso de heche es bastante común, se lo llama caso social, y es cuando una persona no puede ser dada de alta debido a que no tiene un lugar al que regresar en condiciones. Tú eres menor de edad y no tienes a tus padres para que se hagan cargo de ti, eso nos impide que te demos el alta.

—Pero Susi, mi hermana está aquí —repliqué.

—Pero a los ojos del estado Susan abandonó el derecho a formar parte de tu familia —dijo Ramona acercándose.

Ella mostró unos papeles de emancipación de hace varios años, debió hacerlos el día que se fue de la casa.

—Entonces yo…

—No debes preocuparte —interrumpió Ramona. —Tu hermana Susan ya ha solicitado los papeles necesarios para ser tu tutora, ha pasado las entrevistas y las pruebas, por lo que en aproximadamente dos meses todo debería estar listo.

Miré a Susi que, con una sonrisa, asintió con la cabeza indicando que todo era cierto. Una felicidad me invadió que podía notarse en mi cara alegre, lo que provocó que mi hermana me abrazara fuerte, yo correspondí el abrazo.

Mientras nos abrazamos pude ver como Marcus conducía a Ramona hacia fuera de la habitación. Yo me separé de Susi un momento y me dirigí hacia Ramona, que ya se había separado de Marcus, me acerqué a ella y le dije.

—Señorita Ramona, gracias.

—No tienes que agradecer, disculpa por lo que sucedió la última vez, yo estoy un poco obsesionada con mi trabajo y no noté que estabas sufriendo.

—Descuide, al final terminó ayudándome a recordar algunas cosas —dije con intención de animarla un poco.

—Pues, me alegro mucho. —dijo sonriendo levemente y caminando unos pasos se detuvo y se volteó hacia mí diciendo. —Adiós, Max Blair.

Me quedé viendo a la señorita Ramona yéndose pensando si esa era la última vez que la vería. No pude evitar recordar a Natasha, la madre de Trish yéndose por la misma puerta. 

—Supongo que la vida son encuentros y despedidas —dije pensativo.

—Wow, te pones profundo durante las mañanas —dijo Susi detrás mío en un tono gracioso.

—No interrumpas los pensamientos de un hombre, hermana.

—Ya vuelve a tu habitación, tonto hermano.

Seguimos así durante todo el trayecto hacia mi cuarto, realmente me alegraba tener una familia después de tanto tiempo. Solo esperaba que las cosas siguieran así de bien.

—Por cierto, toma —dije mientras le entregaba el libro a Susi. —. Ya lo terminé. Me gustó mucho.

—No me extraña, —dijo viendo el libro en su mano —este era tu libro favorito, mamá te lo leía todo el tiempo. 

—Lo siento, sigo sin recordarlo.



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En el texto hay: misterio, romance, amistad

Editado: 24.03.2024

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