Los Hamilton se encontraban completamente anonadados y excitados al estar presenciando una escena la cual parecía salida de un cuento de hadas, un hermoso ser se encontraba sentado sobre la cama esperando respuesta a sus interrogantes, cada uno de sus pequeños movimientos eran muy reales, simulaba perfectamente ser una jovencita de 16 años a pesar de tratarse de una simple muñeca. El sueño que aquella pareja veía imposible estaba "haciéndose realidad", aquella pequeña luz llamada esperanza que había estado extinguiéndose poco a poco dentro de ellos había vuelto milagrosamente a sus vidas, lo cual les causaba un revoltijo de sentimientos.
Marilyn un poco ansiosa se acercó a la muñeca y le tomó la mejilla con una mano mientras que con la otra le sostenía las manos y observaba detenidamente cada una de las facciones del ser que estaba frente a ella .—Yo soy tu madre, Marilyn, él es tu padre, Henry, y tú, tú eres Rose Hamilton, nuestra pequeña y amada hija—. Dijo en un suspiro apenas audible, su voz se entrecortaba demasiado y sus manos temblaban tanto que hasta pudieron haber creído que le había dado el mal de Parkinson en ese momento. Aunque Henry tampoco se quedaba atrás, por la emoción del momento también se acercó a Rose y encerró las manos de su esposa y de la muñeca entre las de él, entonces con una suave y apacible voz empezó a hablar .—Cariño, si no te sientes bien te podemos dejar dormir un poco para que refresques tu memoria, tal vez de esa manera mañana despiertes un poco mejor.
Rose, aún confundida por todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, solamente asintió mirando a la pareja salir de la habitación, dejándola finalmente sola. Después de unos momentos, se puso de pie y empezó a examinar cada una de las partes que conformaban el cuarto donde se encontraba, para de esta manera tratar de poder recordar, aunque sea sólo un poco.
Dentro de su exploración se dio cuenta de que el lugar donde se encontraba era una habitación de paredes color rosa viejo con algunos cuadros de flores colgados, en el techo estaba un candelabro dorado que hacía que la habitación estuviera iluminada, una cama con postes en las esquinas que dejaban caer una tela beige con hermosos bordados de rosas, un sillón café con una mesita de noche y a un lado del sillón se encontraba un espejo tamaño completo con adornos de piedras cristalinas.
Rose se paró frente al espejo para tratar de reconocer su cara, se examinó meticulosamente tratando nuevamente de que algún recuerdo viniera a su mente, traía puesto un vestido blanco con puntos negros y un listón en la cintura, en su cuello colgaba un collar en forma de corazón el cual le llamó mucho la atención, ya que por alguna extraña razón se sentía atraída por éste.
Un poco intrigada por aquel collar, se sentó en el sillón que estaba a un lado de ella y tomó el collar entre sus manos observándolo un poco, se dio cuenta de que el collar se podía abrir, al abrirlo cuidadosamente encontró una pequeña nota que decía "Encuentra las pistas para que puedas resolver el enigma de tu existencia misma".
Al terminar de leer la nota su cuerpo se tensó y en su mente comenzaron a aparecer una serie de imágenes que no podía procesar en su totalidad.
Las imágenes mostraban una sala de estar vieja y desgastada, ahí se encontraba un hombre muerto extendido en el suelo y una curiosa chica pelirroja llorando muy intensamente mientras sostenía un cuchillo bañado en sangre entre sus manos, después, el paisaje cambió a un sótano donde había muchas cajas cubiertas de sábanas blancas y una pequeña luz que revoloteaba como queriéndola guiar a alguna parte.
Después de eso todo se desvaneció y un dolor punzante llegó a su cabeza, era realmente insoportable, lo único que pudo hacer fue pararse del sillón e ir a recostarse en la cama, al momento de caer a la cama su vista se nublo y en un milisegundo de tiempo ya había perdido el conocimiento.
Al despertar se dio cuenta de que ya había amanecido, se había quedado dormida de la nada el día anterior. Aún algo aturdida se dirigió hacia la salida de su habitación a como pudo.
Al abrir la puerta se encontró con una mujer que estaba haciendo la limpieza, era morena de complexión robusta y cabello castaño el cual tenía agarrado en una coleta. La estaba mirando horrorizada, como si estuviera frente a una presencia demoniaca y sin más soltó un grito y salió corriendo de ahí.
Era extraño para Rose que aquella mujer se hubiera espantado de tal manera y que saliera corriendo eufórica, si se suponía que era la hija de los dueños del lugar ya la debería de conocer, aunque un poco incomoda por el suceso, decidió no darle muchos rodeos al tema, prefirió dejarlo de lado y en silencio se dirigió al pasillo por donde la mujer había salido corriendo.
Editado: 30.05.2021