El misterio del alma de la muñeca

"El sótano embrujado"

Ya había llegado la mañana y tal como se había acordado ahí se encontraban en la escuela Alice y Sebastián en compañía de su "querido" director, el cual supervisaría que cumplieran con el castigo que se les había puesto por haberse comportado de forma tan "inapropiada" en su primer día de clases. Ellos consideraban realmente molesto el tener que limpiar ellos solos toda la escuela simplemente por haber jugado un poco en su primer día de clases.

A regañadientes empezaron con los labores de limpieza, querían poder terminar más rápido, aunque sentían que pasaba todo lo contrario, parecía que limpiaban y limpiaban pero no terminaban, el tiempo parecía ser eterno, estaban realmente desesperados para que alguien les dijera que ya era suficiente, el tiempo siguió tomando su curso y cuando menos pensaron ya habían terminado de limpiar cada uno de los salones que habían y al verificar la hora se dieron cuenta de que no habían tardado tanto cono creían.

Un suspiro pesado se escuchó de parte de Sebastián .—¡¡Por fin terminamos!! Sentí que tardamos una eternidad limpiando, nunca me había cansado tanto, hay que avisar al directo que ya acabamos—. Dijo mientras estiraba su cuerpo relajando sus músculos.

Alice un poco cansada también se limitó a simplemente asentir y dirigirse a la oficina del director para que verificará lo que habían hecho y les diera el visto bueno de que habían terminado. Ya que llegaron tocaron la puerta un par de veces para después entrar, ahí se encontraba el director sentado escribiendo quién sabe qué en una libreta, al percatarse de que habían entrado solamente levantó un poco su cabeza y los miró a ambos para luego preguntar con tono seco .—¿Ya terminaron?

—Si, de hecho, veníamos a informarle que ya habíamos terminado de limpiar, para que nos dijera si ya estaba bien—. Informó Alice al director esperando que este saliera para ver lo que habían hecho o algo por el estilo, pero éste en cambio permaneció sentado e inspeccionó a ambos como si quisiera leerles la mente.

—Está bien, vayan y dejen los materiales de limpieza al sótano que está cerca de la sala de maestros—. Les ordenó volviendo nuevamente a sus papeles.

—¿Hay un sótano cerca de la sala de maestros?—. Cuestionó Sebastián sorprendido, ya llevaba un año en la escuela y nunca había oído mencionar sobre ningún sótano en la escuela.

El director un poco fastidiado de la presencia de los jóvenes subió nuevamente su mirada hacia el par de chicos situados frente a su escritorio y endureció su voz notablemente .—Si digo que lleven los materiales de limpieza al sótano cerca de la sala de maestros, es porque hay un sótano cerca de la sala de maestros, así que hagan lo que les dije y espero que aprendieran la lección y no vuelvan a crear otro escándalo como el de ayer o sino voy a verme en la obligación de darles un castigo más riguroso.

Ambos se tensaron al instante al pensar en un castigo peor, así que sin poder articular muchas palabras sólo asintieron y se retiraron de ahí, el director de la escuela siempre había sido demasiado estricto, lo cual llegaba a causar cierta molestia en Sebastián .—parece que nunca ha sido joven, tal vez y es por esa razón que se quiere desquitar con los demás para aliviar el dolor por la deprimente juventud que claramente no disfrutó—. Dijo con cierto desagrado en su voz.

Algo molestos por la actitud de su superior se dirigieron a la sala de maestros para buscar el supuesto sótano que se encontraba cerca de ahí, al llegar no tardaron mucho en ver que en el suelo se encontraba un cuadro que claramente no estaba pegado en su totalidad con el resto de piso.

—Creo que este es el famoso sótano en el que quieren que guardemos las cosas de la limpieza—. Dijo Alice mientras levantaba aquel cuadro dejando a la vista unas desgastadas escaleras de madera que dirigían a una habitación oscura y llena de polvo. El lugar parecía escenario de película de terror, en verdad no querían entrar ahí, solamente su aire lleno de Polvo ya causaba desconfianza.

Alice un poco indispuesta empezó a bajar lentamente unas cuantas escaleras, las cuales rechinaban según a como las iba pisando, en cambio Sebastián se quedó parado en la parte de arriba sin ninguna intención de acompañarla a bajar a guardar las cosas, era irritante ver que su compañero de limpieza era tan poco cooperativo .—¿Qué esperas? ¿Qué te lleve de la mano para que no te caigas al bajar las escaleras o que yo lleve todo sola?—. Mencionó Alice molesta.

Sebastián hizo una mueca y rascó su nuca volteando a ver a la chica que se adentraba en el sótano .—No es eso... pero... ¿En verdad tenemos que bajar a ese lugar tan poco higiénico? Me parece que esas escaleras se pueden caer en cualquier momento y no me place quedarme atrapado ahí.



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En el texto hay: tristeza, enigmas, esperanza

Editado: 30.05.2021

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