Megan se encontraba en la lujosa mansión de su padre, rodeada de jardines exuberantes y estanques de nenúfares. La casa resonaba con notas de música clásica que flotaban en el aire, mientras los rayos del sol se filtraban a través de las ventanas adornadas con vitrales de colores brillantes. La mansión era un verdadero refugio de lujo, pero Megan anhelaba compañía más que cualquier otra cosa.
Había estado esperando con impaciencia la visita de su amiga Ashley, quien siempre irradiaba una belleza deslumbrante y un espíritu aventurero. Megan sabía que su amistad era especial, llena de risas y complicidad. Ashley había prometido llegar en breve, y Megan esperaba ansiosamente su llegada.
Al fin, el sonido de un automóvil se escuchó en el camino empedrado que conducía a la mansión. Megan corrió hacia la entrada principal, donde Ashley emergió de un elegante automóvil. Su cabello dorado ondeaba al viento, y su sonrisa iluminaba el lugar. Sin duda, era la más linda de todas.
"¡Ashley!", exclamó Megan emocionada, abrazándola con cariño. "¡Qué alegría verte! Tenía tantas ganas de pasar tiempo contigo".
Ashley le devolvió el abrazo con entusiasmo. "Yo también, Megan. He echado de menos nuestras aventuras juntas. ¿Estás lista para embarcarte en otra?"
La emoción brilló en los ojos de Megan mientras asentía. Sin embargo, antes de que pudieran continuar su conversación, un extraño y misterioso viento comenzó a soplar, haciendo que las hojas de los árboles danzaran en el aire. Las chicas se miraron desconcertadas, cuando de repente, una densa niebla envolvió la mansión.
De la niebla emergieron hombres vestidos con trajes oscuros, con miradas enigmáticas y una presencia imponente. Megan y Ashley se tensaron, sin comprender lo que estaba sucediendo.
Uno de los hombres dio un paso adelante, con una voz profunda y resonante. "Megan y Ashley, sois las elegidas", anunció. "El destino nos ha guiado hasta vosotras. Sois requeridas en el Barco Celestial, donde un antiguo misterio aguarda su resolución".
Las chicas intercambiaron miradas, mezcla de intriga y temor. Sin embargo, algo en la atmósfera y en la mirada de aquellos hombres hizo que decidieran seguirles. Un sentimiento de aventura y curiosidad ardió en su interior.
Sin más explicaciones, Megan y Ashley fueron llevadas por los hombres hacia el Barco Celestial. Al entrar en su interior, quedaron maravilladas por la belleza deslumbrante de sus interiores, adornados con detalles ornamentales y brillantes como estrellas.
El barco se elevó suavemente en el aire, alejándose de la mansión y ascendiendo hacia los cielos. Megan y Ashley se agarraron mutuamente, sintiendo el viento acariciar sus rostros mientras se adentraban en lo desconocido.
Continuará...