Tan pronto como Nick y Steven lograron escapar de la base, se apresuraron a tomar un vuelo a Milán. Durante el trayecto, Nick le contó a Steven más detalles sobre su "amigo" que les prestaría los aviones.
"Su nombre es Luca, y lo he conocido desde que éramos niños. Solíamos meternos en muchos problemas juntos," dijo Nick con una sonrisa nostálgica.
"Pero, ¿estás seguro de que podemos confiar en él? Recuerdo que mencionaste algo sobre robarle piezas de avión en el pasado," cuestionó Steven, visiblemente preocupado.
"Oh, vamos, eso fue hace años. Seguro que ya lo superó," respondió Nick restándole importancia.
Al llegar a Milán, los dos investigadores se dirigieron a un pequeño hangar en las afueras de la ciudad. Dentro, encontraron a Luca, un hombre alto y delgado, con una mirada traviesa y una sonrisa de oreja a oreja.
"¡Pero si es mi viejo amigo Nick! ¿Qué te trae por aquí?" exclamó Luca.
Nick se acercó y le dio un fuerte abrazo. "Necesitamos tu ayuda, Luca. Tenemos que llegar a un barco volador lo más rápido posible."
Luca arqueó una ceja. "¿Un barco volador, eh? Suena peligroso. ¿Qué han estado haciendo ustedes dos?"
"Es una larga historia, pero unas amigas nuestras están en peligro. ¿Puedes prestarnos algunos de tus aviones?" suplicó Nick.
Luca se rascó la barbilla, pensativo. "Bueno, supongo que podría ayudarte. Pero con una condición."
"¿Cuál?" preguntó Nick con cautela.
"Tu y tu amigo tienen que ordenar mi hangar. ¡Está hecho un desastre!" exclamó Luca, señalando el caos que reinaba a su alrededor.
Nick y Steven intercambiaron una mirada resignada, pero sabían que no tenían otra opción. Así que, sin demora, se pusieron manos a la obra, limpiando y organizando el desordenado espacio.
Mientras tanto, en el barco volador, los agentes de la organización habían logrado ubicar a las mujeres secuestradas. Las encontraron encerradas en una celda, custodiadas por varios guardias.
"¡Por fin las encontramos! Ahora, ¿cómo haremos para sacarlas de aquí sin que nos descubran?" susurró uno de los agentes.
Justo en ese momento, uno de los guardias los divisó y dio la alarma. Todos los agentes fueron rápidamente capturados y encerrados junto a las mujeres.
"¡Maldición! Parece que nuestro plan no salió como esperábamos," dijo uno de los agentes frustrado.
¿Podrán Nick y Steven llegar a tiempo para rescatar a sus amigas? ¿Qué les espera a los agentes encerrados en la celda del barco volador? La aventura continúa...