Al llegar al campus nuestros caminos han tomado rumbos distintos, puesto que no asistimos a la misma carrera, sólo compartimos algunos cursos básicos. Camino hacia el edificio central mientras siento una presión intimidante (tengo un complejo de persecución justo en este momento), tal vez es posible que haya desarrollado un trauma después del incidente de anoche.
La clase empieza como cualquier otra, y hay personas tratando de socializar conmigo, sin embargo, me niego a darles confianza. Se que es algo ridículo ya que, es normal formar círculos sociales en un entorno nuevo, pero no puedo permitirme fallar otra vez, la verdad es que siempre antepongo las necesidades de los demás a las mías, y creo que es tiempo de dedicarme a mí misma (aunque no sé por qué, pero Connor es la excepción).
Receso:
–Hola. -escucho una voz varonil acercándose. Sé que se trata del joven Beckham, cómo podría no reconocer tu voz.
–Al parecer no es fácil escapar de ti. -respondo en tono burlón. Y lo que digo es cierto, nos encontramos en el patio de comidas, en el cual hay una cantidad considerable de personas, ¿Cómo ha podido encontrarme?
–Ha sido una simple coincidencia, si prefieres puedo irme. -amenaza.
–No es necesario, sólo bromeaba. De hecho, me agrada que estés aquí, después de todo eres la única persona que conozco. -le recuerdo.
–Lo sé. -dice mientras toma asiento en frente de mí.
–Voy a sonar indiscreta, pero ¿acaso tu casa no es muy grande para una sola persona y a la vez muy costosa para alguien de tu edad?
–Sabía que lo ibas a mencionar. Las respuestas son sí y sí; aunque no vivo solo del todo, sino también con el personal encargado de mantener la casa en buenas condiciones, en cuanto al costo… tienes razón, no podría siquiera imaginar pagar un lugar así. Mi padre compró la propiedad, aunque ahora está a mi nombre legalmente. - explica.
–No tenías que responder, fui imprudente. Y lamento mucho lo que le sucedió a tu padre, si hubiera sabido sobre su fallecimiento, no habría sacado el tema. -me disculpo.
–Ojalá fuera cierto, él está bien, aunque sigue prófugo del país. Mi padre me hizo mucho daño cuando apenas empezaba a entender las cosas de la vida. Pero probablemente no te interese y no quiero abrumarte con mis traumas de la infancia, así que olvidémoslo.
–Escuché que hablar sobre tus problemas con alguien puede ayudar a cerrar el ciclo. Yo estoy dispuesta a escucharte, porque desde luego me interesas. -ahí voy yo otra vez con las cursilerías.
–Te lo agradezco, no hay muchas personas con las que pueda tratar temas tan delicados para mí. Antes pensaba que sólo sería una etapa difícil, que tomaría tiempo pero que al fin lograría sanar, pero mírame, sigo aquí recordando la muerte de mi madre y el terrible abandono consecutivo de mi padre, lo cual sucedió hace siete años. -dice cabizbajo. No puedo evitar sentir lástima, me gustaría poder hacer más para ayudarlo.
–Me apena escuchar eso… Si te sirve de consuelo, mi padre también me abandonó cuando tenía ocho años, no estoy comparando los hechos, porque desde luego fueron en diferentes circunstancias. Sólo quiero que sepas que de algún modo te entiendo y deseo estar aquí para ti si me necesitas. -le doy apoyo moral mientras extiendo el brazo sobre la mesa y tomo su mano.
Creo que jamás me había sincerado tanto con alguien fuera de mi familia, del mismo modo que tampoco nadie me había confiado algo tan íntimo e importante. Éramos dos almas rotas reunidas para por fin sanar.